Las comparecencias de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, se han convertido en una valiosa fuente de constatación de la naturaleza de la superpotencia, y concretamente de los planes, proyectos y preocupaciones del hegemonismo estadounidense sobre América Latina.
Recientemente, la generala Laura Richardson afirmó ante el Congreso de EEUU que “China continúa expandiendo su influencia” en América Latina. «Beijing continúa expandiendo su influencia económica, diplomática, tecnológica, informativa y militar en América Latina y el Caribe», dijo la oficial al exponer ante la Comisión de Defensa en una audiencia sobre los desafíos de seguridad en las Américas.
“Deberíamos estar muy preocupados por la inversión china en todo el hemisferio occidental”, señaló Richardson, dándole después la palabra al general Glen D. VanHerck, jefe del Comando Norte, quien especificó que solo en México las empresas chinas como Huawei suministran alrededor del 80% de las telecomunicaciones.
EEUU está muy preocupado por el avance de la influencia -económica, comercial, política y diplomática- de su principal enemigo geoestratégico en lo que considera «su patio trasero», el continente hispano.
Pero son aún más reveladoras unas declaraciones un poco anteriores (enero) pronunciadas por la misma boca, de Laura Richardson, en una conferencia ante el think tank Atlantic Council, sobre «Por qué a EEUU realmente le importa Latinoamérica.»
“¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile”, dijo a sus contertulios la jefa del Comando Sur.
Lo que no se atrevió a reconocer Laura Richardson es la cruda realidad para EEUU en América Latina: que la lucha de los pueblos avanza, y el dominio del imperio retrocede.
Otra razón de peso, dijo Richardson, son “las reservas de petróleo más grandes”, incluidas las de “crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año”. “Tienes los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro”, continuó la general, destacando además la importancia del Amazonas, “los pulmones del mundo”. Por otro lado, “tenemos el 31% del agua dulce del mundo en esta región”, agregó, concluyendo que a EEUU le queda “mucho por hacer” y que “esta región importa”.
“América Latina tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”, puntualizó la generala.
Por ‘nuestro juego’ hay que entender lo que viene haciendo la superpotencia norteamericana en Hispanoamérica desde el siglo XIX, con la «Doctrina Monroe»: intervenciones militares y reconducciones políticas; opresión y dominio mediante dictaduras militares o cívico-militares, o mediante gobiernos «democráticos» tutelados desde la embajada de EEUU; golpes de Estado abiertos o encubiertos, duros o blandos; y la cooptación de las élites criollas de cada país para alinearlas con sus intereses de dominio, expolio y depredación.
Pero lo que no se atrevió a reconocer Laura Richardson es la cruda realidad para EEUU en la región: que la lucha de los pueblos avanza, y el dominio del imperio retrocede. Que a través de un sinfín de luchas desde México a Chile, desde el Caribe a la Pampa, desde los Andes a las selvas, los pueblos latinoamericanos golpean sin cesar el domino de EEUU y sus títeres criollos, cambiando gobiernos proyanquis por otros que -en todo o en parte- se enfrentan a las imposiciones de Washington, buscando una senda de progreso, redistribución de la riqueza, soberanía nacional y libertad.