El pasado mes de mayo, en un encuentro virtual con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente chino Xi Jingpin se comprometió a que cuando Pekín lograra una vacuna, esta sería “un bien público global”, adelantando su voluntad de compartir su patente. Ahora, China tiene cuatro vacunas en fase 3 -una de ellas patentada y en fase experimental entre los trabajadores esenciales chinos- y varias más en otras fases de desarrollo.
Desde entonces, China ha prometido acceso prioritario a sus vacunas a países como Rusia, Brasil, Filipinas e Indonesia. El primer ministro Li Kequiang se reunió en videoconferencia con los países del sudeste asiático -Vietnam, Camboya, Tailandia, Laos y Myanmar– y comprometió con ellos el acceso a un programa de vacunación específico con las vacunas chinas.