Chile: fin de época y giro hacia Washington

«Piñera es, antes que un polí­tico, un empresario muy acaudalado que ha sido sujeto de señalamientos por corrupción y prácticas inescrupulosas. Se le acusa de haber tenido ví­nculos familiares y empresariales con el entorno pinochetista y de haber sido uno de los beneficiarios de la privatización de empresas públicas emprendida por la tiraní­a, y fue postulado por una coalición formada por la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI) y la derechista Renovación Nacional (RN), organizaciones que fueron sostén civil de la dictadura»

El ciclo de la Concertación, ese a las ambigüedades e inconsecuencias que lo marcaron, el gobierno chileno mantuvo, en los momentos importantes, independencia, soberanía y vocación regional para la integración sudamericana. Es probable que la próxima presidencia, encabezada por Piñera, opere un retroceso en materia de relaciones internacionales y coloque a Chile en los alineamientos automáticos con Washington, un campo en el que hoy en día sólo se ubican los gobiernos de México, Colombia y, en menor medida, Perú y Costa Rica. (LA JORNADA) DEUTSCHE WELLE.- Rusia ganó en Ucrania. Esa es la impresión que quedó cuando la Comisión Electoral en Kiev dio a conocer los primeros resultados de las elecciones presidenciales. El candidato de la oposición Víktor Yanukovich, apoyado por el campamento pro-ruso, triunfó en los comicios con un 36,9 por ciento de los votos. Aunque la agenda pro-occidental de la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, fue apoyada por el 24,3% de los electores, obligando a Yanukovich a enfrentarse a su archirrival en una segunda vuelta el 7 de febrero, está claro que el país se acerca cada vez más a sus vecinos rusos. Y es que la diferencia entre los rivales de los días de la "revolución naranja" es grande, pero más pequeña de lo esperado: Timoshenko aspira a que Ucrania ingrese a la Unión Europea en 2015 sin desatender los intereses de Moscú . México. La Jornada Chile: fin de época El triunfo del empresario derechista Sebastián Piñera en la segunda vuelta de los comicios presidenciales realizada ayer en Chile, así como la derrota del candidato oficialista, el ex presidente Eduardo Frei, democristiano postulado por la gobernante Concertación, marca el fin de un ciclo político: el que siguió a la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, y que reinsertó al país austral en la democracia formal, con una sucesión de cuatro gobiernos de centro derecha y centro izquierda (Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Eduardo Frei y Michelle Bachelet). Piñera es, antes que un político, un empresario muy acaudalado que ha sido sujeto de señalamientos por corrupción y prácticas inescrupulosas. Si bien él, en lo personal, apoyó el fin de la dictadura en el plebiscito de 1988, se le acusa de haber tenido vínculos familiares y empresariales con el entorno pinochetista y de haber sido uno de los beneficiarios de la privatización de empresas públicas emprendida por la tiranía, y fue postulado por una coalición formada por la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI) y la derechista Renovación Nacional (RN), organizaciones que fueron sostén civil de la dictadura. Más allá de eso, el que se considera ya presidente electo de Chile preconiza la reducción del Estado y la promoción de la empresa privada, y rechaza la concesión de derechos a mujeres y a homosexuales. Después de dos décadas en el poder, la Concertación había experimentado un desgaste político de tal magnitud que ese solo fenómeno podría explicar la victoria del candidato opositor. Desde la otra perspectiva, los poco más de 49 por ciento de los sufragios obtenidos por Frei en la elección de ayer no necesariamente son, o no en su mayoría, adhesiones a su persona ni a su causa, sino votos de rechazo a Piñera. Es decir, el proceso sucesorio chileno estuvo más marcado por votos de castigo o de prevención que por el respaldo a plataformas que resultaran convincentes para la mayoría del electorado. Cabe señalar que en el ciclo de la Concertación, pese a las ambigüedades e inconsecuencias que lo marcaron –como la negativa de sus cuatro presidentes a tocar las bases constitucionales antidemocráticas, estrechas y conservadoras impuestas por la dictadura en sus momentos finales, o como el mantenimiento a rajatabla de una continuidad neoliberal que produjo bonanza en indicadores económicos, pero también miseria y concentración de la riqueza–, el gobierno chileno mantuvo, en los momentos importantes, independencia, soberanía y vocación regional para la integración sudamericana. Es probable que la próxima presidencia, encabezada por Piñera, opere un retroceso en materia de relaciones internacionales y coloque a Chile en los alineamientos automáticos con Washington, un campo en el que hoy en día sólo se ubican los gobiernos de México, Colombia y, en menor medida, Perú y Costa Rica. Por añadidura, está por verse si el populismo derechista de Piñera no se traduce en una vuelta al poder de antiguos personeros de la dictadura y si el empresario no lleva la política nacional a niveles bufos –y trágicos, a fin de cuentas–, como lo hicieron en sus respectivos países dos personajes que se le parecen en más de un sentido: Fernando Collor de Mello en Brasil, y Silvio Berlusconi en Italia. LA JORNADA. 18-1-2008 Alemania. Deutsche Welle Los ucranianos votaron por acercarse a Rusia Rusia ganó en Ucrania. Esa es la impresión que quedó cuando la Comisión Electoral en Kiev dio a conocer los primeros resultados de las elecciones presidenciales celebradas en la ex república soviética este domingo (17.1.2010). El candidato de la oposición Víktor Yanukovich, apoyado por el campamento pro-ruso, triunfó en los comicios con un 36,9 por ciento de los votos; 66,7 por ciento de la población en edad de elegir ejerció su derecho al sufragio. Aunque la agenda pro-occidental de la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, fue apoyada por el 24,3 por ciento de los electores, obligando a Yanukovich a enfrentarse a su archirrival en una segunda vuelta el 7 de febrero, está claro que el país se acerca cada vez más a sus vecinos rusos. Y es que la diferencia entre los rivales de los días de la "revolución naranja" es grande, pero más pequeña de lo esperado: Timoshenko aspira a que Ucrania ingrese a la Unión Europea en 2015 sin desatender los intereses de Moscú. Reñida segunda vuelta En la lucha por el poder político, los votantes desplazaron en primer lugar al actual presidente ucraniano, Víktor Yúshchenko; impopular y enemistado con Timoshenko, Yúshchenko alcanzó poco más del cinco por ciento, tal como se esperaba. Muchos de los 46 millones de ucranianos se sintieron engañados por él, tras el incumplimiento de las promesas de bienestar que les hizo en 2004, pero también quisieron darle una lección a Timoshenko, la aliada de Yúshchenko en los tiempos de la revolución, castigándola en las urnas. Aquellos que votaron por los restantes 16 candidatos tendrán que elegir entre Timoshenko y Yanukovich el próximo 7 de febrero. La segunda vuelta promete ser una dura batalla; después de todo, el país está dividido entre el occidente nacionalista y el este y sur pro-rusos y de mayor población. Rusia, de plácemes Timoshenko, cuyos compatriotas le atribuyen un "estilo político autoritario, similar al del jefe de gobierno ruso, Vladimir Putin", quiere ingresar rápidamente a la Unión Europea. Su rival Yanukovich prefiere más bien acentuar el estatus de Ucrania como "país no alineado", cancelar las negociaciones para su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), decretar nuevamente el ruso como lengua oficial –paralelamente al ucraniano– y negociar con Moscú la permanencia de la flota rusa del Mar Negro en la isla de Crimea más allá del año 2017. Tras años de política claramente antirrusa, consolidada por Yúshchenko y sus seguidores, Yanukovich dice querer estabilizar al país, sobre todo en materia de política interior y economía. Sólo un crédito multimillonario del Fondo Monetario Internacional (FMI) pudo salvar al país de la bancarrota. El FMI demandó como contrapartida el aumento en los precios del gas para la población, un recorte de los gastos sociales y del déficit presupuestario. Los retos de Yanukovich Bajo la presidencia de Yanukovich, las "guerras por el gas" entre Moscú y Kiev, que a principios de 2009 generaron problemas de suministro en Europa Occidental y del Este, podrían ser un tema del pasado. Pero el nuevo presidente de Ucrania, país que organiza la Eurocopa de 2012 junto con Polonia, deberá resolver también problemas crónicos como los de la corrupción y el nepotismo. DEUTSCHE WELLE. 18-1-2009