Sordo y Álvarez han hecho hincapié en el “programa de izquierdas” que tendría que abordar el nuevo gobierno, para lo cual, “la participación de Unidas Podemos en un Gobierno estable y fuerte es fundamental».
Según las declaraciones del secretario general de UGT, Pepe Álvarez, «el momento es especialmente importante para conseguir que en este país se reparta la riqueza”. Para aprovechar la mayoría que existe en el Congreso y “desmontar las reformas del PP en materia laboral y de pensiones y de hacer una reforma fiscal que permitan acometer las inversiones productivas necesarias».
El secretario general de UGT, organización con una estrecha relación histórica con el PSOE, se ha mostrado crítico con el gobierno de Sánchez, reclamando que no se repita «una legislatura como la anterior» en la que «todo parecía a punto y no llegaba».
El de CCCOO, Unai Sordo, se manifiesta en las mismas posiciones que Álvarez. Remarcando la necesidad de derogar “los aspectos más lesivos de la reforma laboral que impuso el PP en 2012”. Así mismo acabar con la reforma de las pensiones del PP y el factor de estabilidad que limita la revalorización al 0,25%. Y poner en marcha un nuevo modelo fiscal.
Ninguno de los dos sindicalistas se pronuncian sobre la forma de gobierno que mantiene enfrentados a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y sus declaraciones tampoco parece que hayan servido para desbloquear las negociaciones entre el gobierno y Podemos.
La reunión mantenida por Pedro Sánchez e Iglesias al día siguiente de reunirse con los sindicatos no ha servido para desatascar la investidura. Desde el PSOE acusan a Podemos de tener paralizada la negociación con sus exigencias de ministerios. Y desde Podemos, Iglesias dice que el problema es que Pedro Sánchez “no ha decidido si quiere pactar con la derecha o la izquierda”.
Pero el problema es otro. Que a día de hoy ninguno pone sobre la mesa una verdadera opción de “gobierno de progreso” capaz de satisfacer las demanda populares y conjugar las políticas de recortes, la defensa progresista de la unidad del país y una política de regeneración democrática contra la corrupción y la ampliación de derechos y libertades. Tres componentes que le dan naturaleza a un “gobierno de progreso” y que solo es materialmente posible aunando un acuerdo transversal entre el Partido Socialista, la izquierda situada más allá y la fuerzas del centro derecha democrático.