La exigencia de un gobierno social de progreso es la demanda mayoritaria entre los catalanes que han votado a PSC, Podem, Ciudadanos… También se refleja en la elevada abstención, concentrada en los barrios más pobres y las ciudades donde hay más presencia de la clase obrera y el pueblo trabajador, como el área metropolitana de Barcelona.
Incluso en los votos de ERC, que ha sobrepasado al partido de Puigdemont acentuando sus propuestas sociales de izquierdas durante la campaña, y que ahora llama a los Comunes a integrarse en un gobierno con los independentistas donde, según Rufián, “la izquierda sea preeminente para marcar las políticas sociales”.
En Cataluña hay una amplia mayoría social de izquierdas y de centro democrático que reclama un gobierno social de progreso y de unidad, y no procesista.
Las fuerzas independentistas han perdido más de 600.000 votos y han caído 10 puntos respecto al censo, y aunque siguen conservando una mayoría parlamentaria con la que podrían formar un gobierno independentista nada está decidido. En todo caso sería en unas condiciones muy diferentes a otras ocasiones: los límites del procés se han puesto de manifiesto, y la caverna de Waterloo no podrá dirigir la Generalitat.
El escenario está completamente abierto.
Un gobierno social de progreso y unidad
Salvador Illa ya ha anunciado su intención de presentarse a la investidura, haciendo valer su condición de fuerza más votada. Mientras encallan los intentos de ERC para incorporar a los Comunes a un gobierno “cuatripartito” soberanista en el que esté JxCat. La candidata de En Comú Podem, Jéssica Albiach, declara que “no soporta la actuación de ERC y Junts” y no apoyará un gobierno donde esté el partido de Puigdemont, sino un gobierno de izquierdas.
La correlación de fuerzas parlamentarias salida del 14-F hace prácticamente imposible la opción de un gobierno de izquierdas de progreso sin procesistas. PSC y En Comú Podem no suman los apoyos necesarios. Tampoco la izquierda del PSC y los Comunes más Ciudadanos; opción dinamitada por la debacle de una fuerza que podría haber respaldado un gobierno de progreso que no dependiera del apoyo de fuerzas como ERC.
La opción de un gobierno de izquierdas encabezado por el PSC, la fuerza más votada, y los Comunes con el apoyo de ERC, dentro o desde fuera del gobierno, es la alternativa realmente posible que, en la actual correlación de fuerzas en el Parlament, se correspondería con el gobierno social y de progreso que necesita Cataluña. Juntos suman 74 escaños, 6 más de la mayoría absoluta necesaria para investir a Illa, incluso podría salir un gobierno de PSC y los Comunes con mayoría simple y la abstención de ERC. Una opción que Ciudadanos debería apoyar.
Ese es el gobierno que concuerda con la mayoría social. Sumaría más del 51% de los votos emitidos. Recogería el sentir que según todos los análisis está en el fondo de la abstención: sectores amplios de ciudadanos de los barrios con más población obrera y popular acuciados por los problemas económicos y sociales, descontentos con la gestión de la crisis asociada a la pandemia y hartos de “procesismo” inútil.
Y es el gobierno que sirve a la unidad. De entrada es la única alternativa que impediría la formación de un gobierno independentista, con los sectores procesistas más radicales marcando la agenda de ese gobierno, y aislaría aún más a Puigdemont. Y por el contrario reforzaría a los sectores y votantes de ERC que rechazan la vía unilateral y están por opciones que refuerzan la unidad.
Desde ERC descartan la unilateralidad y apuestan por “negociar con el Estado”, mientras que las encuestas, como la última del CEO (Centre d’Estudis d´Opinió), un organismo dependiente de la Generalitat, señalan que las preferencias de los votantes de ERC en la relación de Cataluña con España han cambiado, uno de cada tres elige opciones no independentistas, cuando en 2017 el 90% apoyaba un estado independiente. Ahora el 34% apoya Cataluña dentro de una España Federal y el 7% como una comunidad autónoma.
En definitiva, sería la opción para “pasar la página del procés” y concentrarse en un gobierno que haga realidad las demandas sociales para afrontar los retos sanitarios y económicos de la pandemia y la salida a la crisis en beneficio de la mayoría.