Eretz Nehederet (Un país maravilloso), así se titula el programa, que sale a antena cada semana en el Canal 2 de Israel con clips que ironizan sobre lo divino y humano. Pero en su último programa traspasaron la frontera del humor, para convertirse en cómplices del genocidio, las burlas más sarcásticas se dedicaron al número de palestinos muertos en los intensos bombardeos del Ejército.
El “humorista” narraba los bombardeos como si de un artido de fútbol se tratara, celebrando las explosiones como si fueran goles, y alardeando de la diferencia abismal de muertos en los dos bandos. "Ya van quinientos contra cuatro", decía en alusión a los palestinos y los israelíes muertos. El ataque mediático fue más allá, y se dirigió a la mayoría de naciones europeas, cuyos corresponsales ficticios, conectaban con el estudio informando del numero de muertos que estaba dispuesto a aceptar cada país. Las conexiones se hacían imitando las votaciones de Eurovisión y los muertos parecían los puntos que daba cada país.Los episodios negros se sucedían durante el transcurso del programa sin que nadie pusiera fin a este despreciable espectáculo. ¿En esto consiste el “derecho a defenderse” de Israel? Porque tan condenables como los propios asesinatos que lleva a cabo el ejército es la apología del terrorismo, que en clave de humor macabro realizaba la televisión israelí.Eretz Nehederet es sin duda el programa más iconoclasta de la televisión israelí. Pero nadie ha criticado que la ironía y el sarcasmo se dirijan esta vez hacia los centenares de víctimas palestinas de los bombardeos, que en su mayor parte son civiles. Sin embargo, en Israel el Holocausto es un tabú y los medios no bromean sobre ello. "El programa refleja que más del 90% de los israelíes apoyan la guerra y seguramente también respaldan estos programas. Es una sociedad de sádicos y psicópatas", afirma el doctor palestino Muhamad Yadala. La televisión, que tantas veces ha servido para alzar voces críticas y crear un amplio clima de opinión, es utilizada ahora por Israel como propaganda terrorista. Y lo que es peor, disfrazada de “inocente” humor y “saludable” sarcasmo.