Lo que se presentó como una mejora respecto a los resultados anteriores ha sido en realidad una criba cuidadosamente «inocente» del alumnado. Cambiar los datos para disfrazar la persistencia de un sistema educativo que impone la inmersión lingüística en catalán, es decir, en sólo una de las lenguas oficiales existentes en Cataluña, e impidiéndola en castellano, la lengua oficial en toda España, en lugar de cambiar la realidad.
En el momento de presentación de los resultados de la prueba PISA de 2009 la Generalitat destacó que Cataluña había logrado igualar la media de la OCDE y había superado al resto de España. Pero esta mejoría se había conseguido de una manera muy peculiar. Evidentemente el director del informe de la Fundación Bofill, Ferrer, a su vez catedrático de Educación Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona lo ha expresado delicadamente: «Las irregularidades afectaron la nota media de Cataluña, pero no podemos precisar en qué medida. Probablemente no se mejoró en 2009. Solo se provocaron unas condiciones especialmente favorables para obtener mejores notas».
Esta prueba PISA consiste en una serie de exámenes de comprensión lectora, matemáticas y competencia científica, que organiza la OCDE, cada tres años en 65 países, para los estudiantes de 15 años, estén en 3º o 4º de ESO. Pero la mencionada prueba PISA tuvo en Cataluña en su proceso de aplicación concreta lo que se ha calificado de tres “irregularidades” en la muestra. Veamos cuáles son y su importancia.
«La muestra tiene una representación del alumnado inmigrante menor de la realmente existente» Primero se excluyeron alumnos en casi un punto porcentual, 5,95%, por encima del 5% máximo de exclusión que fija la OCDE por razones de desconocimiento del idioma, de necesidades educativas especiales o por enfermedad. Esto redujo la muestra a 1.381 alumnos, es decir, casi 150 menos que en el año 2006, fueron 1.527 alumnos ese año.
En segundo lugar, la muestra tiene una representación del alumnado inmigrante menor de la realmente existente en el sistema escolar catalán. Sólo era de un 11,2% en la prueba frente al 17,5% escolarizado en las aulas. Esta infrarrepresentación ya existió en 2006 pero menos significativa ya que se incluyó un 9,5% de inmigrantes frente a la realidad de un 11,9% escolarizado.
Y la tercera “irregularidad” fue que el porcentaje de los no repetidores, es decir, de los que estaban cursando 4º de ESO en la prueba PISA fue del 76,7% frente al hecho de que sólo el 62,5% de los alumnos de 15 años está cursando realmente 4º de ESO en las aulas catalanas. Esta “irregularidad” existió de forma menos llamativa en la prueba de 2006 cuando la diferencia fue entre el 69,8% en la muestra y el 62,4% en la realidad escolar.
El Departamento de Enseñanza estaba dirigido en 2009 por el consejero socialista Ernest Maragall en una Generalitat formada por el tripartito (PSC, ERC e ICV) pero apoyada respecto a la política educativa por la “leal oposición” de CiU. Ahora la Generalitat que controla CiU ha tenido que responder ante la divulgación del informe diciendo que ha ordenado al Consejo Superior de Evaluación la revisión de los criterios aplicados en la selección de la muestra en la mencionada prueba PISA. Mejor sería que cambiaran el sistema de imposición educativa.