«Por lo tanto, debe producir algo más que las repetitivas profesiones habituales de estima mutua. Se debe aspirar a una definición de la relación entre los dos países que haga justicia a la promesa de una cooperación global constructiva entre ellos. Recuerdo bien la visita de Deng, puesto que era asesor de seguridad nacional en aquel momento. Se llevó a cabo en una época de expansionismo soviético, y cristalizó los esfuerzos de Estados Unidos y China para oponerse a él. También marcó el inicio de tres décadas de transformación económica de China – en parte facilitada por sus nuevos lazos diplomáticos con Estados Unidos.»
Para que la visita sea más que simbólica, los residentes Obama y Hu deben hacer un serio esfuerzo para codificar en una declaración conjunta el histórico potencial productivo de la cooperación estadounidense-china. Se deben perfilar los principios que deben guiarlo. Deben declarar su compromiso con el concepto de que la asociación estadounidense-china ha de tener una misión más amplia que el interés nacional. La declaración debe poner en marcha un proceso para definir objetivos políticos, económicos y sociales comunes. Se debe reconocer con franqueza la realidad de algunos desacuerdos, así como registrar una voluntad común de buscar formas de reducir los grados de esas discrepancias. También debe tomar nota de las posibles amenazas a la seguridad en las áreas de interés mutuo, y comprometerse ambas partes a intensificar las consultas y la colaboración para hacerles frente. (THE NEW YORK TIMES) THE WALL STREET JOURNAL.- Los líderes chinos están cortejando con cada vez más ahínco a los países europeos con problemas de caja como España, comprometiéndose a comprar sus bonos y expandir los vínculos de negocios. Los analistas advierten, sin embargo, que a pesar de la ofensiva diplomática, Beijing no salvará a la zona euro. El viceprimer ministro chino Li Keqiang llegó a Berlín el jueves en la última etapa de una gira europea que comenzó en Madrid. En España, Li, quien es considerado como el principal candidato a ser el próximo primer ministro de China, firmó una serie de acuerdos comerciales y de inversión. También prometió que China seguirá comprando deuda soberana de España, lo que fue recibido como un voto de confianza en el país. EEUU. The New York Times Cómo preservar la amistad con China Zbigniew Brzezinski La visita del Presidente de China Hu Jintao a Washington este mes será el encuentro al más alto nivel más importante entre Estados Unidos y China desde la histórica visita de Deng Xiaoping hace más de 30 años. Por lo tanto, debe producir algo más que las repetitivas profesiones habituales de estima mutua. Se debe aspirar a una definición de la relación entre los dos países que haga justicia a la promesa de una cooperación global constructiva entre ellos. Recuerdo bien la visita de Deng, puesto que era asesor de seguridad nacional en aquel momento. Se llevó a cabo en una época de expansionismo soviético, y cristalizó los esfuerzos de Estados Unidos y China para oponerse a él. También marcó el inicio de tres décadas de transformación económica de China – en parte facilitada por sus nuevos lazos diplomáticos con Estados Unidos. La visita del presidente Hu tiene lugar en un clima diferente. Cada vez hay más incertidumbre sobre el estado de la relación bilateral, así como en lo que concierne a Asia por las aspiraciones geopolíticas de largo alcance de China. Estas incertidumbres se ciernen como una sombra sobre la próxima reunión. En los últimos meses ha habido un aumento constante en la polémica entre Estados Unidos y China, con cada lado acusando al otro de la aplicación de políticas económicas que son contrarias a las normas internacionalmente aceptadas. Cada uno ha descrito al otro como egoísta. Diferencias de larga data entre los conceptos americano y chino sobre los derechos humanos se vieron agravadas por la concesión del Premio Nobel de la Paz 2010 al disidente chino. Por otra parte, cada lado ha intensificado las sospechas sobre las intenciones del otro. Las decisiones de Washington de ayudar a la India con la energía nuclear han estimulado la inquietud de China, lo que provocó un mayor apoyo chino al deseo de Pakistán para expandir su propio poder nuclear. La aparente falta de preocupación de China sobre las escaramuzas violentas de Corea del Norte contra Corea del Sur ha hecho crecer la aprehensión sobre la política china sobre la península coreana. Y así como el unilateralismo de Estados Unidos en los últimos años irritó innecesariamente a algunos de sus amigos, China debería tener en cuenta que algunas de sus recientes tomas de posición han preocupado a sus vecinos. El peor resultado para la estabilidad a largo plazo de Asia, así como para la relación estadounidense-china se deriva de la escalada de una demonización recíproca. Es más, la tentación de seguir este curso es probable que crezca ya que ambos países se enfrentan a dificultades internas. Las presiones son reales. La necesidad de Estados Unidos para su renovación nacional integral, por ejemplo, es en muchos aspectos el precio de haber asumido la carga de librar una guerra fría durante 40 años, y es en parte el precio de haber descuidado durante los últimos 20 años la creciente evidencia de su propia obsolescencia doméstica. El debilitamiento de nuestras infraestructuras no es más que un síntoma del declive del país en el siglo 20. China, por su parte, tiene dificultades para manejar una economía sobrecalentada dentro de un sistema político inflexible. Algunas declaraciones de los comentaristas chinos huelen a triunfalismo prematuro con respecto a la transformación interna, tanto de China como de su papel global. (Los líderes chinos que todavía se toman en serio a los clásicos del marxismo, harían bien en volver a leer el mensaje de Stalin de 1930 a los cuadros del partido titulado "Embriagados por el éxito", que advertía contra "un espíritu de vanidad y orgullo.") Treinta años después de iniciada su relación de colaboración, Estados Unidos y China no deben flaquear en una discusión franca de sus diferencias – pero deben emprenderla con el conocimiento que cada uno necesita del otro. No consolidar y ampliar su cooperación podría dañar no sólo a ambos países sino al mundo en su conjunto. Ninguna de las partes debería engañarse acerca de que puede evitar el daño causado por un antagonismo creciente, ambos deben entender que una crisis en un país pueden perjudicar al otro. Para que la visita sea más que simbólica, los presidentes Obama y Hu deben hacer un serio esfuerzo para codificar en una declaración conjunta el histórico potencial productivo de la cooperación estadounidense-china. Se deben perfilar los principios que deben guiarlo. Deben declarar su compromiso con el concepto de que la asociación estadounidense-china ha de tener una misión más amplia que el interés nacional. Esa asociación debe estar guiada por los imperativos morales de la interdependencia global sin precedentes del siglo XXI. La declaración debe poner en marcha un proceso para definir objetivos políticos, económicos y sociales comunes. Se debe reconocer con franqueza la realidad de algunos desacuerdos, así como registrar una voluntad común de buscar formas de reducir los grados de esas discrepancias. También debe tomar nota de las posibles amenazas a la seguridad en las áreas de interés mutuo, y comprometerse ambas partes a intensificar las consultas y la colaboración para hacerles frente. Esta carta conjunta, en efecto, constituiría el marco no sólo para evitar lo que en algunas circunstancias podría convertirse en una rivalidad hostil, sino también para expandir una colaboración real entre Estados Unidos y China. Esto haría justicia a una relación vital entre dos grandes naciones de diferentes historias, identidades y culturas – y sin embargo, llamativamente dotadas ambas de un papel de importancia histórica mundial. THE NEW YORK TIMES. 2-1-2011 EEUU. The Wall Street Journal La ofensiva de China para seducir a Europa Marcus Walke y Jason Dean Los líderes chinos están cortejando con cada vez más ahínco a los países europeos con problemas de caja como España, comprometiéndose a comprar sus bonos y expandir los vínculos de negocios. Los analistas advierten, sin embargo, que a pesar de la ofensiva diplomática, Beijing no salvará a la zona euro. El viceprimer ministro chino Li Keqiang llegó a Berlín el jueves en la última etapa de una gira europea que comenzó en Madrid. En España, Li, quien es considerado como el principal candidato a ser el próximo primer ministro de China, firmó una serie de acuerdos comerciales y de inversión. También prometió que China seguirá comprando deuda soberana de España, lo que fue recibido como un voto de confianza en el país. Sin embargo, los funcionarios chinos no se comprometieron a prestarle a España ninguna cantidad específica, a pesar de las especulaciones en los medios de comunicación locales de que Beijing podría comprar bonos españoles por 6.000 millones de euros (US$7.890 millones). Las acciones de China "a menudo se quedan cortas respecto a las expectativas que generan sus palabras", advirtió la consultora londinense Capital Economics en una nota difundida el jueves. El informe subrayó la lentitud de China en otros asuntos económicos, como la política cambiaria. La mayoría de los analistas estima que es improbable que China rescate a España si la Unión Europea (UE) no lograr reunir suficiente voluntad o dinero para salvar a España de una cesación de pagos. "Si España pierde el acceso al mercado de bonos, ¿le prestarán lo suficiente los chinos para sacarla de la crisis? Lo dudo mucho", prevé Katinka Barysch, subdirectora del Centro para la Reforma Europea, un centro de estudios londinense. "Tampoco la UE va a querer que uno de sus miembros adquiera compromisos con China", añade. La necesidad de preservar el valor de sus reservas financieras fija un límite a la cantidad de dinero que China estaría dispuesta a prestar a España o a otros países europeos en dificultades, dicen los economistas. Muchos chinos ven las reservas del país como un tesoro nacional y el gobierno ha sido fustigado en Internet por lo que se perciben como errores en sus inversiones extranjeras. Un uso a gran escala de esas reservas durante una crisis europea con un desenlace incierto no parece, por lo tanto, como una opción atractiva para Beijing. Cualquier inversión china en España, Grecia y Portugal, representará casi seguramente una parte ínfima de las reservas en moneda extranjera de China que, a fines de septiembre, totalizaban US$2,65 billones (millones de millones). Sin embargo, un generoso espaldarazo verbal y un limitado apoyo financiero a las economías europeas en aprietos encajan perfectamente con los intereses económicos y geopolíticos chinos, permitiendo estabilizar un mercado esencial para sus exportaciones y mejorar su posición diplomática a un costo relativamente bajo. Las visitas de los líderes chinos a Europa para promover los vínculos de comercio e inversión no son nada nuevo, pero en el pasado Beijing se concentró en los grandes centros de poder como Berlín, París y Londres. En los últimos meses, no obstante, los altos funcionarios chinos han hecho también visitas de alto perfil a los países castigados por la crisis de la zona euro. El primer ministro Wen Jiabao visitó Grecia en octubre y el presidente Hu Jintao estuvo en Portugal en noviembre. "Uno podría interpretar la política de China como: "tenemos que mantener estas economías en funcionamiento porque compran nuestros bienes y necesitamos proteger el valor de nuestros portafolios en euros", dijo Vanessa Rossi, investigadora en el centro de estudios Chatham House, en Londres. Europa es el principal mercado de China. Compró alrededor de US$282.000 millones de bienes del país asiático en los primeros 11 meses de 2010, casi la quinta parte de las exportaciones totales chinas. China por lo tanto necesita una economía europea saludable y un euro fuerte.China también tiene la esperanza de que su ayuda a Europa la ayude a avanzar sus peticiones. Beijing quiere que la UE designe formalmente a China como una "economía de mercado", lo que limitaría la capacidad de otros países de emprender acciones comerciales en su contra en la Organización Mundial del Comercio. La UE ha dicho que China aún no cumple con los criterios para esa designación. THE WALL STREET JOURNAL. 6-1-2011