La Comisión Europea reaccionó “cordialmente” ante el anuncio del acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos, afirmando “no estar preocupada”. Pero pocos días después ha dejado claro que, con un nuevo gobierno se seguirán exigiendo los viejos recortes.
Por boca del comisario económico, Pierre Moscovici, Bruselas ha vuelto a colocar a España en el punto de mira. No se trata de garantizar la continuidad de los recortes ya ejecutados. Eso se da por descontado. Lo que la UE nos exige son nuevos “ajustes” que pueden llegar hasta casi 10.000 millones.
A pesar de la desaceleración de la economía, mayor en Europa que en otras áreas del mundo, España va a seguir creciendo por encima de la media de la UE. Y somos uno de los países que más ha avanzado en la reducción del déficit público: en 2015 se situaba en el 5,2%, mientras que 2018 se cerró con el 2,5%, menos de la mitad.
¿Nos ha felicitado Bruselas? No. Por el contrario, nos ha lanzado una severa reprimenda.
Según la Comisión Europea, las cuentas españolas señalan “un riesgo de desviación significativa”, exigiendo un “mayor esfuerzo” en la reducción del déficit y la deuda.
No es que España no esté ajustando sus cuentas para reducir el déficit. Es que la UE exige que lo hagamos a una velocidad muy superior.
¿Qué significa eso? Los “ajustes” que Bruselas exige pueden llegar a suponer un montante de hasta 9.600 millones de euros. Que deberán realizarse o bien aumentando los ingresos, o bien recortando los gastos.
Y la camisa de fuerza en que Bruselas quiere aprisionar la economía española aspira a eternizarse.
Al rebajar el déficit público por debajo del 3%, España ha salido del “procedimiento de déficit excesivo”. Pero eso no significa que desaparezca la “tutela” de Bruselas, es decir su capacidad de control sobre el presupuesto español. Ahora sobre nosotros se aplica el “procedimiento corrector”, que vigila el “déficit estructural”.
Eso significa que la Comisión Europea exige ajustes “no relacionados con el ciclo económico”, más coyunturales, sino medidas que se prolonguen en el tiempo.
¿Cuál es la medicina que nos receta Bruselas?
Para la Comisión Europea, “la prioridad de España debe ser reducir su deuda”. Hasta el punto de que “todos los ingresos adicionales deben estar destinados a ello”.
Es decir, si el nuevo gobierno aprueba subidas de impuestos que aumenten los ingresos, esos recursos no deben ser destinados a mejorar la sanidad y la educación públicas, a ayudas sociales o a inversión para reindustrializar el país y crear empleo. Todo, según la Comisión Europea, debe ir a pagar la deuda.
Bruselas considera un peligro que se pretenda elevar un 2,3% el salario de los funcionarios, o que se incremente la cuantía de las pensiones públicas. Ese es un gasto que “pone en peligro la estabilidad de las cuentas públicas”.
Y si, por la bajada de los tipos, se reduce la factura a pagar por intereses de la deuda… hay que destinar ese dinero a seguir pagando deuda.
Las recetas de Bruselas son muy selectivas. Recomienda mayor inversión pública a Alemania, para revitalizar su economía. Pero exige a España un régimen draconiano donde hay que seguir recortando inversión y gastos sociales para destinar más dinero al pago de la deuda a grandes bancos nacionales y extranjeros.
La era de los recortes no ha terminado, y Bruselas se encarga de recordárnoslo. Quieren más, necesitan aumentar el saqueo sobre España.