Cómics

Bruselas, Capital Mundial del Cómic

Bruselas y el mundo del cómic mantienen un apasionado idilio que se remonta a la primera mitad del siglo XX. Los problemas económicos o los conflictos culturales o lingüí­sticos no han podido eclipsar esta relación que convierte a la ciudad y a sus autores en referente para los amantes del género. Las autoridades regionales celebran ahora esta circunstancia convirtiendo el 2009 en el año dedicado al noveno arte, vistiendo de gala las calles para atraer aficionados de todos los rincones del planeta.

El retexto ideal para tal evento es el vigésimo aniversario de la apertura del Centro Belga del Cómic. La creación de este museo emblemático en el centro de la ciudad permitió salvar de la ruina uno de los edificios destacados del Art Nouveau, construido por el arquitecto de origen español Víctor Horta, en 1906. Las instituciones públicas han invertido alrededor de cuatro millones de euros para financiar un programa de nueve meses de actividades y al menos 45 acontecimientos. Bruselas será, más que nunca, la capital mundial del cómic. Todo empezará con un gran desfile de globos gigantescos con las efigies de los héroes del cómic que cruzará la ciudad el 28 de febrero. El actual circuito de 35 frescos murales que decora la ciudad con los más célebres personajes y escenas, se verá ampliado y revitalizado. La barroca Grand Place también se sumergirá en el mundo del cómic con la instalación en mayo de un gigantesco lienzo de 750 metros cuadrados. Entre las exposiciones programadas, destaca la picante Sexties, dedicada a los dibujantes que, como Guy Peellaert, Paul Cuvelier y Guido Crepax, introdujeron en los años 60 el erotismo en el cómic y transformaron en un producto para adultos unas creaciones que hasta entonces se consideraban reservadas exclusivamente a niños y adolescentes. Las ventas y exportaciones de cómics son la principal fuente de ingresos de las editoriales belgas francófonas. Los ingresos procedentes de los cómics crecieron el 17% en el 2007, lo que contrasta con la caída del 90% del apartado de literatura general. El país que vio nacer a Tintín tiene en la literatura gráfica un baluarte cultural esencial, infravalorado en otros países, pero que es imposible de obviar para los ciudadanos belgas, que conviven en sus calles con los personajes que han catapultado sus paisajes a las estanterías de medio mundo.