El que va a ser su disco número 29, promete ser una continuación de la explosión de vitalidad que derrocha ´Magic´. Pero el aspecto más recurrente y señalado en las pre-críticas es el del apoyo de Springsteen al ya nuevo presidente de los EEUU, como si el estado emocional de euforia por el ´fenómeno Obama´ marcara su agenda creativa.
Y esto no es una valoración del momento, más bien se corresonde a una forma de entender la carrera de este genio de la música de los últimos 30 años. Así suelen aparecer sus trabajos y su trayectoria, encadenadas al ritmo de las visicitudes de su vida o su estado de ánimo; ceguera o, cuanto mínimo, miopía musical. Bruce Springsteen es un músico con un grado de independencia y honestidad inusual en esas alturas de ´business´, y con las dificultades de tener encima a Sony Music Entertaiment. Sus cuatro primeros discos – Greetings from Asbury Park, N.J y The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle en 1973, Born to Run en 1975, y Darkness on the Edge of Town en 1978 – son piezas demoledoras de rock urbano en las que cada canción es un retazo de las clases populares norteamericanas; el anti-sueño americano. A partir de Tunnel of Love – editado en 1987 -, y habiendo ofrecido ya un ´aviso para navegantes´ en ´Nebraska´ – 1982 –, se pasa a considerar el romanticismo y el intimismo del ´solitario cowboy´ el alma de su obra más sosegada. Supongo que es comprensible después del torbellino de Born in the USA – 1984 –, un fenómeno de envergadura que significó su lanzamiento internacional. Cierto es también que éste album ha sido decisivo para que Bruce ocupe el puesto número 15 en la lista de artistas con más ventas en la historia de los EEUU, y que esté entre los 30 más vendidos del mundo en la historia de la música. De ahí, quizás, que tienda a explicarse su tránsito como un cambio emocional. Pero lo cierto es que The Boss se alimenta de la parra que entrelaza la Historia de EEUU; la formación de un país basado en la inmigración masiva, el flocklore popular de toda raíz y una profunda tradición democrática en sus clases populares que choca con la voracidad imperialista de su clase dominante. Este es el basamento de su trabajo, lo que permite entender su conexión con el público y la columna vertebral que le sostiene. El disco ´The Ghost of Tom Joad´ – 1995 – basado en el libro ´Las uvas de la ira´ de John Steinbeck es un diáfano ejemplo de la médula de su posición como artista; los desheredados de la crisis del 29 enfrentados a la formación de lo que será la mayor maquinaria estatal del planeta. Definitivamente ´Devils & Dust´ también lo es, dentro del rechazo general que se produjo con el movimiento ´No en nuestro nombre´ contra la Guerra de Irak. Aunque El Jefe ha apostado por Obama… su alma no está en venta.