El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, arribó este martes a Brasil, para reunirse con su homólogo Luiz Inácio Lula Da Silva, en donde examinará temas bilaterales con énfasis en la cooperación industrial, agrícola, habitacional, entre otros aspectos que fortalezcan la integración de ambas naciones.
La vísera, Chávez declaró a la televisión estatal venezolana, que ambos firmarán un conjunto de convenios de cooperación, entre los que destaca uno que permitirá establecer una red bancaria pública y programas de vivienda y hábitat en suelo venezolano. También se espera que ambos jefes de Estado firmen una serie de documentos para la implantación de instalaciones petroquímicas en Bahía, a través de las empresas Petroquímica de Venezuela (Pequiven) y Brasquen, de Brasil.Además indicó que suscribirán acuerdos en las áreas de agricultura familiar, porque según expresó: «me decía Lula hace poco que casi el 70 por ciento del consumo de alimentos en Brasil lo proporciona este sistema. A mi me parece de lo mejor que desarrollemos aquí algunos proyectos con Brasil, con su experiencia, su tecnología y luego expandirlo a los países del Alba y otros países amigos», explicó.Otros campos que serán incluidos en lo que a cooperación binacional se refiere son la biotecnología, la ciencia, la telemedicina y la teleeducación, además del sector de transporte turístico terrestre.Se suscribirá un documento para comenzar estudios en Venezuela, con el objeto de construir la presa Las Cuevas, lo cual forma parte del central Las Coloradas, el segundo desarrollo del gran complejo hidroeléctrico Uribante -Caparo, en la frontera entre los estados Táchira, Barinas y Mérida, ubicados al suroeste de Venezuela. Según informó el gobierno brasileño, uno de los temas centrales de la agenda de la cumbre será la resistencia del Senado brasileño en aprobar la adhesión de Venezuela al Mercosur, el bloque de integración conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.El protocolo de adhesión de Venezuela ya fue aprobado por los Congresos de Argentina y de Uruguay, pero recién entrará en vigencia después de ser ratificado por los parlamentos de los otros dos socios del bloque. El 30 de abril pasado, el canciller brasileño Celso Amorim se presentó ante los integrantes de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara Alta, para reiterar su defensa de aprobación del protocolo.Pero la propuesta enfrenta duras resistencias en la comisión, en especial por parte del ex presidente brasileño Fernando Collor de Mello, quien encabeza el movimiento contrario a la aprobación del tratado, argumentando que el gobierno de Chávez no sigue los principios básicos de la democracia.»No se puede desasociar el país y su liderazgo… Reitero que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lucha por un proyecto político propio, que va frontalmente en contra del perfil de actuación externa de Brasil, que busca la paz, la integración y el no enfrentamiento», afirmó Collor, quien gobernó Brasil entre 1990 y 1992 y fue destituido por un escándalo de corrupción.El canciller Amorim, a su vez, recordó a los senadores que, pese a los cuestionamientos en torno a la democracia en Venezuela, este país realizó desde 1998 nada menos que 12 elecciones, todas consideradas como libres por los observadores internacionales.Además, destacó que Venezuela es un país de «gran importancia», cuyo ingreso al Mercosur tiene «valor económico, estratégico y simbólico», y enfatizó que Brasil exporta más a ese país que a Francia, Italia, Rusia y el Reino Unido.Según el vocero de la Presidencia brasileña, otro tema importante de la agenda del encuentro Lula-Chávez serán las perspectivas abiertas para las relaciones entre América Latina y Estados Unidos por la asunción del nuevo gobierno de Barack Obama.Durante la V Cumbre de las Américas celebrada en abril pasado en Trinidad y Tobago, Obama anunció el inicio de una nueva fase en las relaciones con Latinoamérica y auguró progresos en el diálogo entre Washington y países como Cuba y Venezuela.Tras su encuentro en Salvador de Bahía, Lula y Chávez firmarán nuevos acuerdos bilaterales en las áreas de salud, comercio, transportes, política industrial y cooperación fronteriza.Brasil tiene condiciones, materiales y de voluntad política, para convertirse en una gran potencia emergente. Pero sólo puede hacerlo sometiendo a los países de la región a sus intereses y proyectos. Por otra parte, Venezuela por sus condiciones materiales (demográficas, territoriales, PIB, de voluntad política…) no puede, ni quiere ser potencia regional. El camino que lleva es la construcción del ALBA, un frente conformado por diferentes países iberoamericanos cuya fuerza reside en su unidad política y económica. Dejar entrar la corriente del ALBA con Venezuela a la cabeza en MERCOSUR, el área de influencia económica y política de Brasil en la región es uno de los grandes escollo que la oligarquía brasileña todavía no esta dispuesta a ceder.Brasil se está afirmando como nunca, pero de una manera que es marcadamente diferente de los otros grandes jugadores globales. Durante la última década, Brasil ha surgido como una potencia regional única. Los brasileños también se han convertido en una voz más firme de los mercados emergentes en los asuntos internacionales. El propósito explícito de esa intensa diplomacia ha sido robustecer las relaciones con otros países en vías de desarrollo. Al menos, parte de esos esfuerzos surgen de la estrategia no declarada de Brasil de frenar la influencia de Estados Unidos en la región y alejar toda expectativa de que juega un papel de apoderado de Washington mientras intenta controlar a Venezuela. Esta puede ser una política de riesgo. Pero, las apuestas van a los brasileños. Al no tener un manual que le indique cómo convertirse en potencia global, el Brasil de Lula parece estar escribiendo su propio manual.