Se trata de un respaldo histórico que supera el alcanzado en enero de 2003, cuando Lula acababa de asumir la presidencia en su primer Gobierno con un 83,6 por ciento de respaldo popular en la misma encuesta.
El residente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, alcanzó un nuevo récord histórico de popularidad, al lograr una aprobación del 84 %, según una encuesta realizada en enero y divulgada hoy.Pese a las amenazas de una profunda crisis financiera y los nuevos números en baja respecto de la producción económica del gigante sudamericano, con el 84 % de su aprobación el mandatario brasileño logró el nivel más alto para un gobernante en nueve años, mientras su gestión de gobierno llegó al 72,5 % en una consulta realizada a 2000 ciudadanos en 24 de los 27 estados brasileños por la consultora Sensus.Se trata de un respaldo histórico que supera el alcanzado en enero de 2003, cuando Lula acababa de asumir la presidencia en su primer Gobierno con un 83,6 por ciento de respaldo popular en la misma encuesta.La primera batalla política del año ya ha empezado en Brasil por la presidencia del Congreso y el Senado en 2009. Pero esta batalla política va mucho más lejos que la presidencia de las cámaras: el presidente Lula da Silva, los partidos de la coalición gubernamental y los de la oposición han empezado a articular alianzas ante las presidenciales de 2010.La imagen del líder brasileño se vio golpeada en su primer mandato (2003-2006) por una ola de escándalos entre altos miembros de su gobierno y de su partido PT, aunque no lo involucraron a él personalmente. Sin embargo, logró recuperarse gracias a los éxitos económicos de su gestión. Esta tuvo dos partes bien diferenciadas: en la primera presidencia Lula puso el acento en la ortodoxia y la buena relación con los mercados internacionales. En la segunda, con el buen crédito internacional asegurado, dio más espacio a los programas sociales pero sin dejar de cuidar al sector privado.Lula tiene apoyo ampliamente mayoritario en todos los sectores de la población: ya sea por nivel de renta, por regiones, por nivel educacional o por edad. Pero en el nordeste y entre los más pobres, su apoyo es todavía más abrumador. No se sabe el techo, pero es probable que la crisis pudiera ponerlo.Luiz Inacio Lula da Silva, defenderá ante su Partido de los Trabajadores (PT) la designación de su ministra del Gabinete Civil, Dilma Rousseff, como candidata de la agrupación en los comicios presidenciales de 201Impedido constitucionalmente de una segunda reelección consecutiva, Lula, convertido en la principal figura política para los más pobres y a la vez en sinónimo de estabilidad financiera para los poderosos, quiere tener un sucesor alineado a su figura y no a su partido, el PT, devaluado en los últimos dos años por escándalos de corrupción.A pesar de tan mínima repercusión pública, Rousseff, jefa de la Casa Civil -ministra coordinadora– es la persona con mayor poder del gobierno, que rechazó, por ahora, ser candidata. Aunque está alejada del calor popular, todos los analistas y operadores políticos la ubican como «caballo negro». «Es la gran sorpresa. Estoy convencido de que ella es uno de los cuadros más extraordinarios que Brasil tiene como gerente», dijo Lula en declaraciones públicas.Pleno de optimismo a pesar de la crisis, Lula indicó que «en los meses de enero, febrero y marzo podemos tener algunos problemas, pero estoy convencido de que, si hay algún país en el mundo preparado para que la economía se recupere rápidamente, ese país es Brasil»