Cataluña vive con los presupuestos de 2017. Uno de los efectos del “procés”, que literalmente ha cerrado el parlament o lo ha reducido a su mínima actividad, ha sido la imposibilidad de aprobar nuevos presupuestos.
La catalana es además, gracias a las políticas de Mas, Puigdemont y Torra, la comunidad que mayores recortes ha ejecutado en sanidad, educación y políticas sociales.
Aprobar unos nuevos presupuestos este año sería un balón de oxígeno político para las élites del procés. Y Catalunya En Comú está dispuesto a otorgárselo, negociando con Pere Aragonés, vicepresident económico de la Generalitat y hombre fuerte de ERC, el apoyo a los presupuestos.
El partido de Colau liga esta negociación con el apoyo de ERC a los presupuestos del ayuntamiento barcelonés, y con la posición del partido de Junqueras ante la investidura en Madrid. Pero la realidad es que, a cambio de algunas concesiones sociales menores, se está blanqueando el mantenimiento del grueso de los recortes y dando una pátina progresista a un gobierno que sigue presidido por alguien como Torra.