Desde estas páginas llevamos cuatro años impulsando obstinadamente que se forme un Gobierno de Progreso. Por eso celebramos y apoyamos que -por fin- se haya investido un gobierno progresista de izquierdas basado en el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos.
Es la noticia que desde hace mucho tiempo viene anhelando la mayoría social progresista. Y lo es porque este gobierno -a pesar de sus límites, indecisiones, inconsecuencias o errores- ofrece muchas mejores condiciones para la realización de las exigencias de las clases populares y trabajadoras.
El acuerdo firmado entre PSOE y Unidas Podemos puede contentar o no, parecer ambicioso o tibio, a muchos progresistas, pero plantea políticas que objetivamente significan la recuperación de derechos y libertades, y la mejora de importantes aspectos de las condiciones de vida y trabajo. Plantea derogar las aristas más lesivas de la reforma laboral, subir el SMI, garantizar la revalorización de las pensiones con el IPC, revertir recortes en sanidad, educación y políticas sociales, avances en las conquistas feministas o en políticas ecológicas, o la recuperación de libertades con la derogación de la Ley Mordaza.
Por el contrario -y por esos mismos motivos- este nuevo gobierno de coalición progresista pondrá trabas, obstáculos y frenos para el avance del proyecto de saqueo contra el país y las clases populares. Un proyecto que se perpetró en los años de la crisis y que ha supuesto el empobrecimiento de la mayoría. Un proyecto impuesto desde el exterior -principalmente desde la superpotencia norteamericana, pero en el que han participado las potencias europeas y la clase dominante española- y que dista mucho de haber sido acabado.
Esos centros de poder han intentado repetidamente impedir y frustrar que se pudiera formar un gobierno de progreso, y que por el contrario se formara un ‘gobierno de los recortes’ con el Partido Popular como el partido alfa, y con fuerzas como Vox como ariete de las políticas más draconianas e impopulares.
Por eso, la derecha y los centros de poder se han lanzado a furibundos ataques y furiosas campañas. Un clima de bronca que previsiblemente -y usando el procés como principal elemento de confrontación y degradación de la vida política- va a ser «el pan nuestro de cada día» de la legislatura.
Pero el hecho es que, finalmente, esos reaccionarios centros de poder y esas fuerzas derechistas no han podido impedir que tome posesión un gobierno de coalición de izquierdas.
Y no han podido porque hay una mayoría, en el parlamento y en la sociedad, que quiere que se constituya. Se expresó rotundamente en abril y en noviembre en las urnas, se refleja en el parlamento en una mayoría plural, y existe en la calle, en cada territorio, en cada movimiento…
El gobierno más a la izquierda de toda Europa.
Hace diez años, la formación de un gobierno de coalición de izquierdas, donde no solo estuviera representado el PSOE, era impensable.
El PSOE es el partido más votado y encabeza el gobierno. Pero existen más de cinco millones de votos, que deben ser tenidos en cuenta necesariamente, más a la izquierda que la socialdemocracia.
Su peso se ha multiplicado al alza en los últimos años. Representan a amplios sectores sociales radicalizados en la lucha contra los recortes. E incluso al margen del carácter o vacilaciones de las fuerzas que van a ocupar el gobierno, tanto el PSOE como Unidas Podemos, van a hacer sentir su influencia sobre el nuevo ejecutivo.
Es ese viento popular, esa mayoría social progresista -y especialmente ese 40% de la población española que cuando les preguntan, como en una reciente encuesta, si el capitalismo es compatible con la democracia, responden un resuelto ‘No’- los que han hecho posible el gobierno más a la izquierda de toda Europa.
Aprovechemos esta oportunidad
Ahora tenemos una oportunidad, una gran ocasión, para hacer avanzar los intereses populares, para llevar adelante políticas a favor de la mayoría. Para, por ejemplo, blindar las pensiones públicas contra el peligro de privatización, o para subir salarios y combatir la precariedad…
Si la clave para que pueda haberse constituido -a pesar de todas las zancadillas- este gobierno, ha sido la lucha y la movilización de la mayoría social progresista, esa misma es la clave para que este gobierno de progreso cumpla las esperanzas que mucha gente tiene puestas en él.
Porque -y pensar lo mismo es ilusorio- las clases dominantes y los centros de poder van a intentar limitar su margen de actuación y «atarlo en corto». Poderosas fuerzas anuncian que “haremos todo lo que esté en nuestras manos para que este gobierno dure el menor tiempo posible”. Anticipando una imaginaria debacle económica si se aplican medidas progresistas… cuando han sido sus políticas de recortes las que nos han llevado al abismo.
Ahora -igual que antes- la mayoría social progresista y las clases populares debemos movilizarnos, organizarnos y luchar por nuestros intereses. Apoyando y exigiendo al nuevo gobierno, y ayudándole a que pueda vencer las trampas, los chantajes y las zancadillas que los centros de poder van a ponerle por delante.
Tenemos una gran oportunidad. Hay que celebrarla… y aprovecharla.