¿Sólo corrupción en el mundo del futbol?

Batalla por el fútbol

J. Blaterr erró al subestimar los intereses y el poder de EEUU.

Y si esto se remonta a 1991 ¿porqué ahora la cruzada contra la corrupción? Quizás la explicación tenga que ver con un evidente error de valoración sobre su propia dimensión expresado por el atacado expresidente del fútbol, Josepp Blaterr: «La FIFA es más influyente que cualquier paí­s del mundo y cualquier religión». Alguien parece empeñado en demostrarle que no.

Desafiar el ordeno y mando de EEUU tiene costes. En la batalla abierta desde la fiscalía de EE.UU., contra la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) no se trata sólo de disputarse el negocio que mueve el fútbol. Unos intereses más estratégicos están en juego cuando han tenido que tomar posición pública desde el jefe del FBI norteamericano, el ministro de cultura inglés, o hasta el presidente de Rusia.

Cinco países unidos en un bloque denominado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se llevan la palma en su desarrollo independiente y cuestionamiento de la hegemonia estadounidense. Pues bien, tres de ellos han visto fortalecida su relevancia internacional con la concesión de los Mundiales de Fútbol de 2010, 2014 y el próximo de 2018. Y para guinda la última candidata rechazada ha sido EEUU, en favor de Catar. Acabar con una FIFA irreverente capaz de premiar a los principales rivales mundiales de norteamérica, parece un motivo más sólido que una mera disputa mercantil, para explicar la Batalla por el fútbol.

El contrataque se inició por todo lo alto, con una rueda de prensa trasmitida para todo el mundo, en la que presentaron desde Estados Unidos, el pasado mayo, la investigación contra la corrupción en la FIFA. Un asunto que en principio parece secundario (los posibles sobornos a 14 dirigentes del Fútbol, de los que sólo 7 pertenecen a la Asamblea General, sobre un total de 209 miembros que toman las decisiones). Y sin embargo fue la mismísma fiscal general norteamericana (ministra de justicia), Loretta E. Lynch, la portavoz que presentó el caso. Y además ,acompañada nada menos que por el director del FBI, James B. Comey, y el jefe de investigaciones del Servicio Interno de Impuestos (IRS), Richard Weber. La ministra Lynch justificó su actuación porque algunos de los delitos que se investigan –lavado de dinero, pago de sobornos, transacciones financieras ilegales– se cometieron o se planearon en Estados Unidos, y utilizaron su sistema financiero.

¿Cómo es posible que la superpotencia americana le otorgue tanta relevancia a este caso, con la cantidad de gravísimos problemas que le atañen en el planeta? La respuesta inmediata más habitual y que primero viene a la cabeza es el intento de controlar un gran y creciente negocio del cual se le escapa el benefico debida a su escasa tradición en este deporte. La FIFA ingresó 5.718 millones de dólares en el peridodo 2011-2014. Una cantidad importante y con una rentabilidad estratosférica (la mitad de sus ingresos son beneficios netos); pero es evidente que hay negocios que atender mucho más suculentos y que cualquier monopolio de tamaño medio gestiona presupuestos superiores a los de la FIFA.

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volumen comparado del negocio de la FIFA

en el Mundial de Brasil (cifras en mill. de dólares)

Inversión de Adidas en patrocinio de Selecciones nacionales

3450

Ingresos de Adidas por venta de camisetas y otros

8590

Ingresos totales de FIFA por el Mundial

3980

La FIFA ingresó menos de la mitad que una sola compañía implicada en el Mundial de Fútbol (Adidas). Pese a ser un negocio rentable, no tiene rango como para explicar por sí solo el despliegue de la Justicia de EEUU.

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Y si ya es chocante el despliegue del departamento de Justicia norteamericano, aún lo es más el que presidentes y ministros de varios países lo consideren una cuestión de prioridad: la intervención norteamericana fue respaldada automáticamente por el ministro de Cultura británico («la FIFA es una organización corrupta y necesita un cambio de direccion»)y al tiempo contestada por el propio presidente ruso, Vladimir Putin, quien declaró que “no tengo duda de que esto es un complot para evitar que Blatter sea reelegido”… “Estados Unidos definitivamente no tiene nada que venir a buscar aquí. Este es un ejemplo de cómo busca ampliar su jurisdicción a otros países”.

Un negocio desafianteEl motor de las decisiones FIFA es hacer del fútbol un deporte global, que se practique y se vea en el último rincón del planeta. Que esto está acompañado del interés económico en un mercado más amplio, no está en discusión. Lo sueldos son multimillonarios y además no públicos, la tasa de beneficios por sus inversiones se acerca al 50%. De sus beneficios sólo una pequeña (aunque millonaria) parte se destina a los programas de ayuda al desarrollo. Según revela un informe titulado “Marca FIFA, la fábrica de hacer millones” Brasil 2014 superó en venta de licencias vinculadas a otros acontecimientos del deporte mundial, como los Juegos Olímpicos –de verano y de invierno-, la NBA –play offs y finales- y el Súper Bowl-la final del fútbol americano de Estados Unidos-. Así pués es un negocio atractivo de controlar. Pero donde se han creado los enemigos es porque en su empeño gobalizador desafian los límites y condiciones que impone EEUU. Que la FIFA desaira a EEUU más allá de cualquier previsón es evidente: baste citar que sólo cuatro días después de la bomba lanzada por el departamento de Justicia Norteamericano y a pesar de exigir la renuncia de Blatter, en la Asamblea General de Zurich, éste fue relegido nuevamente. Ahora bien. Sea por un desafío calculado o simplemente como consecuencia de su empeño en ampliar el mercado, lo cierto es que les ha llevado a colocar en primera plana mundial a Brasil y Sudáfrica al concederles la copa del mundo, en un momento que eran y son duramente atacados por EEUU debido a su firmeza en un camino independiente (recordemos que Brasil expulsó al Fondo Monetario Internacional de su país). Y el próximo Mundial lo organiza Rusia, a pesar de la insistente presión de Washington para que se le retire como parte de las sanciones por la guerra en Ukrania.

«Intereses más estratégicos están en juego cuando han tenido que tomar posición pública desde el jefe del FBI norteamericano, el ministro de cultura inglés, o hasta el presidente de Rusia»

Burkas y bikinis , lo que faltaba

La guinda del pastel ha sido la designación de Qatar como sede de la Copa del Mundo de 2022. Un golpe doble a EEUU, porque era el otro rival que aspiraba a ser organizador y porque la FIFA se inmiscuye de esta manera en un terreno minado. Para Norteamérica ha sido clave en las últimas décadas mantener al mundo árabe aislado del resto del planeta, sin papel autónomo y obligados a que todas sus acciones económicas y diplomáticas sean de acuerdo y através de los cauces fijados por Washington. De que el mundo árabe no tenga, por supuesto, unidad entres sus países, ni expresión política, depende el control yanqui de la zona. Llevar un mundial de fútbol. con todo lo que implica, va a poner patas arriba a una generación entrera de árabes que van a ver inevitablemnte fortalecidas sus demandas de modernidad y democracia. Que le pregunten sino a la España franquista qué poco tiempo pasó desde que el alcalde de Benidorm pidera permiso a El Pardo para que las primeras turistas pudieran lucir bikini en sus playas, hasta que que se hizo moda imparable en cada metro de litoral.