En las generales de 2015 la suma de las candidaturas promovidas por Podemos e IU -hoy integradas en Unidas Podemos- superaron el millón de votos. Ahora, Por Andalucía -la confluencia en la que se integran ambas formaciones- solo ha alcanzado poco más de 280.000 votos.
Si sumamos Adelante Andalucía -que en 2018 formaba parte de Podemos- la hecatombe solo queda ligeramente amortiguada. Se contabilizarían 449.658 votos, menos de la mitad de los alcanzados en 2015.
La tendencia es irremediablemente descendente en Andalucía, si comparamos los votos obtenidos en 2022 por ambas formaciones con los 651.000 obtenidos por Unidas Podemos en Andalucía en las generales de 2019.
Y coincide con lo que ha sucedido en otros territorios. Excepto en las catalanas, en todas las elecciones celebradas tras las últimas generales, el espacio que representa Unidas Podemos se ha empequeñecido.
En Andalucía se han registrado algunos agravantes. La ruptura de Adelante Andalucía -la formación encabezada por Teresa Rodríguez- con Podemos se saldó con un agrio enfrentamiento, con demandas judiciales y acusaciones de transfuguismo. Y la “confluencia de unidad” que decía representar Por Andalucía ha ofrecido un inexplicable espectáculo de desunión.
Pero esto no puede explicarlo todo. Andalucía es una comunidad históricamente de izquierdas, que ha acusado en mayor medida que otras los recortes tras 2010 o actualmente el bocado que supone la inflación para las clases populares. Y las medidas del gobierno de coalición de izquierdas, en el que se integra Unidas Podemos, aunque han tenido efectos positivos -subida del salario mínimo, fomento del trabajo indefinido, puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital…- no han impedido que las condiciones de vida de las clases populares empeoren.
Importantes centros de poder internacionales y nacionales buscan “jibarizar” el espacio político “a la izquierda del PSOE”, reduciéndolo a la irrelevancia política e impidiendo que puedan volver a tener presencia e influencia en el gobierno.
No son una buena noticia para los intereses populares los resultados electorales en Andalucía, donde el peso de la izquierda se ha reducido.
Y el batacazo de Por Andalucía no genera buenas condiciones, más bien lo contrario, para la puesta en marcha de la plataforma encabezada por Yolanda Díaz, que va a comenzar en breve su andadura.