En medio de la enorme crispación y polarización social que vive Argentina, por el pedido de 12 años de prisión contra su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en un claro caso de lawfare que recuerda al sufrido por Lula en Brasil, un intento de magnicidio -cometido por un joven también brasileño- contra Kirchner ha helado la sangre al país. Escondido entre la multitud, el magnicida llegó a encañonar a la vicepresidenta a la cara y a apretar el gatillo, pero el arma falló y no pudo llevar a cabo el crimen.
Eran poco más de las nueve de la noche, y -como viene ocurriendo estos días tras la petición de cárcel para la vicepresidenta por parte de la fiscalía- una gran multitud de simpatizantes peronistas se agolpaban en vigilia en torno a la vivienda de Cristina Fernández de Kirchner, para expresarle su apoyo con cánticos como “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. Cuando Kirchner bajó de su vehículo, rodeada de su personal de seguridad, y se acercó a sus seguidores, el atacante, un joven de nacionalidad brasileña armado con una pistola cargada con cinco balas, puso el arma en la cara de la vicepresidenta y apretó el gatillo. Afortunadamente, la pistola no funcionó.
La imagen de una mano colocando la pistola frente al rostro de Kirchner fue captada por las cámaras de televisión y ha dado la vuelta al mundo en cuestión de minutos, provocando una inmediata respuesta en Argentina, en América Latina y en todo el globo.
El atacante, que fue inmediatamente detenido, ha sido identificado por la policía federal como Fernando André Sabag Montiel, brasileño de 35 años, que se autodefine como «cristiano» y ya contaba con un antecedente de portación de armas. Ya había expresado en redes sociales su rechazo a la vicepresidenta argentina y al actual gobierno de Alberto Fernández y se han hecho públicos sus tatuajes de simbología neonazi. Se trata de un perfil claramente bolsonarista.
El atentado ha crispado -aún más de lo que ya estaba- la polarizada política argentina, aunque hasta los más furibundos enemigos de Kirchner, como el expresidente Mauricio Macri -al que todos apuntan como la mano oculta del «lawfare» que busca meterla en la cárcel- han tenido que salir a condenar tajantemente el intento de magnicidio. Multitud de presidentes y líderes políticos de América Latina, especialmente los de gobiernos progresistas y antiimperialistas, se han apresurado en condenar el atentado y mandar muestras de solidaridad y cariño hacia Cristina.
En respuesta a este gravísimo hecho, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha declarado el día festivo en todo el país. Se han suspendido partidos de fútbol y otras celebraciones, y la coalición Frente de Todos ha convocado a movilizarse este viernes al mediodía en la céntrica Plaza de Mayo de Buenos Aires, epicentro de las grandes manifestaciones de Argentina, en una movilización que se espera multitudinaria.