El pasado 2 de junio Walter Lübcke, un alcalde de la CDU, el partido de Ángela Merkel, defensor de la acogida de los refugiados, aparecía asesinado en la terraza de su casa de un tiro en la cabeza. Ahora la Fiscalía federal alemana investiga el crimen como un “acto de la ultraderecha” neonazi.
El asesinato sacude Alemania y ha colocado las amenazas neonazis en el centro del debate político en Alemania.
La fiscalía alemana publicó un comunicado informando de la detención de Stephan E. bajo la “firme sospecha” de ser el autor del crimen y de que se trató de “un acto ultraderechista”.
Según los medios españoles, como El País o El Mundo, que se hacen eco de las informaciones difundidas por los principales medios alemanes, como Der Spiegel, Die Zeit y Süddeutsche Zeitung, “el caso ha puesto el foco en Alemania sobre la tupida red neonazi, que en los últimos años ha experimentado un resurgimiento y cuyas ideas son ahora legitimadas por la extrema derecha en el Parlamento, según coinciden los expertos”, dice la crónica de Ana Carbajosa en el diario El País.
Con el ascenso y llegada al parlamento de Alternativa por Alemania, AfD, que legitima las ideas nacionalsocialistas de la calle, la ultraderecha cobra una dimensión especial
El detenido tiene numerosos antecedentes y estaría en contacto con el grupo neonazi Combart 18”. Detenido en 1993 por atentar con un explosivo contra un centro de refugiados. Fichado también por participar en un ataque a una marcha sindical y en actos con el partido neonazi NPD. Una noticia de la Agencia EFE se hacía eco de que, según informaciones del Süddeutsche Zeitung, hace meses habría colgado un mensaje en las redes sociales, firmado como “Game Over” advirtiendo que “Si este gobierno no renuncia de inmediato habrá muertos».
Neonazis, una nueva dimensión
Lo que ha desatado el debate no es la existencia de grupos neonazis en Alemania. Desde los años 80 se suceden ataques, especialmente a inmigrantes extranjeros; en los últimos 25 años se contabilizan unas 169 víctimas mortales de los neonazis. Lo que hace saltar las alarmas es el nuevo contexto en que se da y que le da una dimensión especial.
Primero, el resurgimiento de la extrema derecha a raíz de la llegada de un millón de refugiados a partir de 2014/2015 y la multiplicación de multitud de pequeños grupos neonazis. Segundo, el ascenso y llegada al parlamento de Alternativa por Alemania, AfD, que obtuvo un 12,6% en las elecciones de 2017, que legitima las ideas nacionalsocialistas de la calle. Y tercero, el preocupante informe de los servicios secretos alemanes que contabilizan la existencia de 12.700 militantes de extrema derecha dispuestos a emplear la violencia.
Tanto Los Verdes como La Izquierda exigen que se tomen medidas y que se investiguen las tramas nazis, responsables del aumento de las amenazas a políticos alemanes por defender a los refugiados.
Walter Lübcke era uno de los muchos políticos alemanes que están recibiendo ese tipo de amenazas. El País cita al exalcalde de Tröglitz, Markus Nierth, un símbolo de los políticos amenazados, obligado a dimitir por el acoso neonazi, con marchas neonazis ante su casa, y el incendio y destrucción del centro para refugiados que Markus había construido. Denuncia: “La ultraderecha ha demostrado que pueden ser pacientes e impredecibles. El mensaje es “te cazaremos si queremos”.