Monsanto doblega a la UE

La UE ha renovado la licencia para cinco años del glifosato, el herbicida más utilizado propiedad de la multinacional norteamericana Monsanto y que ha sido denunciado por numerosas organizaciones ecologistas como Greenpeace por sus efectos tóxicos y cancerígenos.

En un principio, debió haberse aprobado el pasado 9 de noviembre, pero no se llegó a un acuerdo entonces entre los distintos países miembros. Así que se tuvo que posponer la decisión hasta el 27 de noviembre, donde sí que se aprobó la renovación, gracias al cambio de posición de Alemania, Polonia, Rumania y Bulgaria, que pasaron de la abstención a votar a favor.

La polémica vino servida por el informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que presentó a la Comisión Europea sobre el glifosato en valoración de los riesgos del herbicida.

El proceso mediante el que actúa EFSA consiste en el envío de parte de la empresa que busca la renovación de su producto de un informe con las alegaciones en favor de ese mismo producto. Un comité de expertos estudia el caso y emite su propio informe, sobre el cual se apoya la Comisión Europea para ejercer su voto en el tema.

Sin embargo, en septiembre se hizo público como el informe de EFSA tiene multitud de párrafos, algunos de una cara de extensión, copiados literalmente del informe de alegaciones que le entregó Monsanto. Trozos tan sustanciales como las partes referidas al riesgo que supone el glifosato para el ser humano y el medio ambiente.

Este hecho reveló la parcialidad descarada con la que actuó EFSA en el caso del glifosato. Pero el 15 de diciembre expiraba de la licencia del herbicida, por lo que la Comisión Europea no ha esperado a otro informe para llevar a cabo la votación de la renovación.

¿Qué es el glifosato?

El glifosato es el mayor herbicida, comercializado y utilizado desde la década de los setenta, prácticamente en todo el mundo, y propiedad estrella de Monsanto, multinacional norteamericana líder en bioquímica. Su uso es utilizado en plantas de cultivo, parques y aceras.

En el caso de los cultivos, el glifosato penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus restos acaban en los propios cultivos, que acabamos comiendo. Desde décadas, se lleva denunciando los efectos tóxicos y cancerígenos de esa sustancia en nuestros organismos. Una batalla incesante de estudios independientes que denuncian los riesgos del herbicida frente a estudios de la propia compañía que garantizan su seguridad.«En marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a clasificar como “probablemente cancerígeno” al glifosato»

En marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a clasificar como “probablemente cancerígeno” al glifosato, tras la publicación por la Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IACR) de un estudio que demostraba cómo el herbicida potenciaba la aparición de Linfoma No-Hodgkin en seres humanos, además de causar tumores en animales de laboratorio.

En EE.UU., la Justicia Federal desclasificó más de 250 páginas de correspondencia interna de Monsanto, los llamados “Papeles de Monsanto”, donde se reveló como la multinacional ocultó deliberadamente estudios críticos contra el glifosato que mostraban su toxicidad.

En junio de 2017, fueron presentadas a la CE casi dos millones de firmas recogidas por cien organizaciones ecologistas contra la renovación del glifosato. Firmas recogidas en un plazo de cinco meses, lo que la convierte en la iniciativa de más rápido crecimiento desde que la CE permitiese en 2012 la entrega de firmas.

Monsanto ha logrado una victoria, pero parcial y limitada. La renovación es sólo para cinco años (ellos la buscaban para quince) y la población está cada vez más concienciada y el rechazo aumenta. El glifosato tiene los días contados.