Se prepara la venta de uno de los gigantes financieros del IBEX35, antaño uno de los 7 grandes bancos españoles, al capital extranjero. Saracho ha sido el chef idóneo para preparar un jugoso festín para el capital extranjero, preparando el Banco Popular para su venta a algún gigante del IBEX, de Wall Street o de Frankfurt. Un carísimo festín para el voraz apetito del capital extranjero, que se apropia de una poderosa fuente de riqueza nacional, sazonado una vez más con dinero de las arcas públicas.
El propio presidente del Banco Popular, Emilio Saracho -hombre ligado a gigantes de Wall Street como JP Morgan, Chase Manhattan Bank o Goldman Sachs- ha reconocido que la entidad necesita más capital, y que ante las dificultades para reunirlo, «no descarta una venta».
El Banco Popular era la sexta entidad financiera de nuestro país en 2016 por volumen de activos, y maneja las cuentas de 4,6 millones de clientes. Pero la entidad ha visto como sus acciones se hundían un 80% en apenas dos años y se queda, según su presidente, sin otra opción que tirar la toalla. Necesita una ampliación de unos 4.000 millones de euros de capital, pero esa ampliación, según Emilio Saracho «podría ser demasiado dilutiva, y el balance tóxico del Popular podría ahuyentar a un comprador”.
La opciones que contempla la dirección del Popular son dos: o una recapitalización interna, o bien una fusión con otra entidad financiera asistida por el Estado, en la que las arcas públicas cubran al comprador las posibles pérdidas iniciales de adquirir un banco tan grande y con un balance tan tóxico. Dicho de otra forma: primero los grandes capitales se comen al Popular, y luego un rescate con dinero público les ayuda a hacer la digestión. Diversos rotativos económicos parecen confirmar que «los mercados» están esperando que la segunda opción termine de dorarse en el horno.
En pleno hundimiento y desguace de uno de los bancos que perteneció a los 7 gigantes financieros españoles, el anterior presidente Angel Ron -defenestrado hace meses por las exigencias del principal accionista de la entidad, el financiero mexicano Antonio del Valle, que también estuvo detrás del nombramiento de Emilio Saracho como nuevo directivo- ha agravado la situación al exigir una multimillonaria indemnización por ser destituido. Ya que no va a participar en el banquete, al menos que le dejen llevarse las sobras de los entremeses.«Saracho ha sido el chef idóneo para preparar un jugoso festín para el capital extranjero, preparando el Banco Popular para su venta a algún gigante del IBEX, de Wall Street o de Frankfurt.»
El nuevo financiero al frente de la entidad, Emilio Saracho, fue hasta hace unos meses vicepresidente del JPMorgan -uno de los gigantes financieros de Wall Street- en la City de Londres, desde donde dirigió sus operaciones corporativas más importantes de los últimos años. Saracho también ha trabajado para otros grandes bancos norteamericanos como el el Chase Manhattan Bank o el Goldman Sachs, así como para el Santander, Inditex o IAG (propietaria de Iberia y British Airways). Se trata de un experto en finanzas de alto nivel que no parecía cuadrar con el perfil de una entidad comercial y conservadora del tipo del Banco Popular.
Sin embargo, los meses posteriores a su nombramiento han confirmado las sospechas. Las fluidas relaciones de Saracho con los grandes capitales atlánticos lo convertían en el chef perfecto para molturar y condimentar al Banco Popular y prepararlo para el horno. Saracho ha terminado de conducir a la entidad a un callejón sin salida para asegurar una ventajosa venta del Popular quizá a algún banco del IBEX35 (Santander, BBVA o CaixaBank), pero más probablemente a un gigante de Wall Street, Frankfurt o la City.
Un carísimo festín para el voraz apetito del capital extranjero, que se apropia de una poderosa fuente de riqueza nacional, sazonado una vez más con dinero de las arcas públicas.