Politica

PP, la amenaza fantasma

Que alguien tan avezado y conocedor de los entresijos de la derecha como Luis Marí­a Ansón califique de «bofetón de sonoridad nacional sin paliativos» a Rajoy la renuncia de Aznar a la presidencia de honor del PP, muestra a las claras la hondura de una contradicción que, contra las apariencias de estabilidad, recorre el Partido Popular.

Y aunque de momento revista unas formas educadas y amables, su desarrollo y alcance posterior son, por el momento, imprevisibles.

En este caso, bajo la forma de disensiones sobre el tratamiento de la cuestión catalana o la política fiscal, lo que parece definirse es la búsqueda de una recolocación, un realineamiento del PP ante la nueva situación internacional que se avecina tras el triunfo de Trump.

Aznar sigue siendo hoy el interlocutor privilegiado del Partido Republicano norteamericano y se dice que en su círculo de amistades hay personas con acceso muy directo a Trump.

Si a esto sumamos la histórica animadversión de Aznar a la hegemonía alemana lo que se dibuja en el horizonte es una batalla política entre un Rajoy, plegado a los intereses yanquis, sí, pero arrodillado miserablemente ante los mandatos de Merkel y Aznar que quizá está viendo la posibilidad de reintentar con Trump lo que buscó con Bush, establecer una relación privilegiada, al estilo británico, con un nuevo presidente que no va a contar precisamente con muchos amigos en el plano europeo.