SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rajoy y Sánchez ningunean al señor Lakoff

Todos los comunicólogos y los politólogos conocen al dedillo las teorías de George Lakoff. Pero cabe dudar seriamente de que los que asesoran al PP y al PSOE hayan comprendido la importancia de sus tesis. El último barómetro del CIS que castiga a los conservadores y a los socialistas, aunque en distinta manera y dimensión, acreditaría que nuestros principales partidos se mueven frente a Podemos con instrumentos ideológicos y actitudes y comportamientos públicos rudimentarios. Tanto que Podemos ha logrado “asaltar el cielo”, lo que consiste en hacer irrompibles sus recursos electorales porque su discurso es el “marco de referencia” de la política española.

Lakoff en su libro No pienses en un elefante (el paquidermo es la mascota de los republicanos americanos) sentencia que “los marcos de referencia ni pueden verse ni oírse. Forman parte de lo que los científicos cognitivos denominan el inconsciente cognitivo –estructuras de nuestro cerebro a las que no podemos acceder conscientemente, pero que conocemos por sus consecuencias: nuestro modo de razonar y lo que se entiende por sentido común–. También conocemos los marcos a través del lenguaje. Todas las palabras se definen en relación a marcos conceptuales. Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro su marco (o su colección de marcos). Cambiar de marco es cambiar la forma que tiene la gente de ver el mundo. Es cambiar lo que se entiende por sentido común. Puesto que el lenguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje. Pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente”.

El párrafo anterior es la gran aportación de Lakoff, de la que nada han aprendido en el PP y en PSOE. No han cambiado su lenguaje tradicional sino que ambos insisten en él llevando el inconsciente colectivo a situaciones negativas, rechazadas e indeseables. Mientras tanto, Podemos ha cambiado por completo, a través de un nuevo lenguaje, los marcos de referencia. Basta con que los podemitas utilicen las palabras “casta” y “empoderamiento ciudadano” o cualquiera otro de los conceptos que verbalizan con frecuencia para que una parte de sus potenciales seguidores genere un rechazo reactivo al convencionalismo de Rajoy y de Sánchez que remite de manera sistemática a marcos anteriores, convencionales, con una reputación derruida. Y generen también adhesión acrítica al marco de referencia de los de Pablo Iglesias.

Si Rajoy insiste en las bondades económicas como razón última de su solvencia política y gestora, el inconsciente cognitivo regresa a sus promesas incumplidas y, antes aún, a su época de oposición a Zapatero. Y cuando Sánchez se opone a Rajoy con argumentos tradicionales, los votantes recuerdan la última legislatura del PSOE en la que su Gobierno hizo lo que hace ahora el de Rajoy. Los marcos referenciales del PSOE y del PP se retroalimentan con un lenguaje añoso y burocrático. Mientras, Podemos ha ido creando un marco de referencias nuevas, como Tsipras y Syriza en Grecia. El lenguaje es el instrumento para “pensar de modo diferente”. Las palabras de los líderes de Podemos no son sólo tales sino conceptualizaciones de un marco de referencia que es el que han logrado imponer.

En esta situación Podemos no necesita programa…de momento porque, como dice Lakoff, “la gente vota basándose en los valores, la capacidad de transmitir, la autenticidad, la confianza y la identidad”. Mientras, en el otro lado, ocurre lo que también el comunicólogo americano diagnostica: “las encuestas –dice– no reflejan la exacta realidad. Los verdaderos líderes no recurren a las encuestas para tomar posición: lideran a la gente hacia nuevas posiciones”. Es lo que está haciendo Podemos, mientras, PP y PSOE –y el Gobierno– siguen prontuarios del pleistoceno político, descuidando lo que para Lakoff tiene una importancia capital: “Las campañas políticas basadas en el raciocinio descuidan los aspectos simbólicos, morales y emocionales.”

No estamos aquí hablando de verdades de unos y mentiras de otros. Estamos hablando de materiales humanos. Ernesto Sábato escribió que “la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida la ilusión, la imaginación, el deseo y la esperanza, cuentan más”. Por omitir todas estas consideraciones, Rajoy y Sánchez –y tantos otros– son malos políticos aunque sean correctos gestores, administradores y burócratas.

El PIB, la deuda, el paro registrado, la Encuesta de Población Activa, la prima de riesgo, el índice bursátil…son datos que, en determinados momentos de saturación por decepción y frustración, hay que considerar solo datos pero basar en ellos el discurso por que la reparación que requiere la sociedad es moral, o ética o emocional. Y prefiere que la verdad –¿qué más verdad que el tipo de interés del bono a diez años?– se deje para la economía pero que el espíritu se nutra con la ilusión, la imaginación, el deseo y la esperanza a los que se refería Sábato. O sea, política, política, política.

Los grandes líderes la hacen manejando –no manipulando– la aspiración colectiva de un mañana que tenga algo más de épica que la comprobación de la última estadística sobre lo bueno que es Rajoy y lo malo que es Sánchez, o a la inversa. Por cierto, el libro de No pienses en un elefante de Lakoff se editó hace diez años. Y por la Editorial Complutense. Exacto: de la Universidad de la que ha salido la dirigencia de Podemos.