Crisis sanitaria

í‰bola y desguace sanitario

Más de 10 mil casos y casi 5000 muertos en África Occidental. Mientras, España ha celebrado con alivio la recuperación de Teresa Romero y el alta de sus contactos. España vuelve a ser paí­s libre de ébola, aunque el remoto riesgo de que aparezcan nuevos casos está ahí­.

Los profesionales sanitarios españoles que han atendido a Teresa merecen una condecoración y toda nuestra admiración. También la formación de un comité de profesionales contribuye a calmar los ánimos.Pero España ha estado al borde de una propagación descontrolada del virus en Madrid y su área metropolitana por la pésima gestión de la ministra y el consejero de sanidad.

El Consejo General de Enfermería y diferentes sindicatos médicos van a llevar el caso a los tribunales.Por supuesto que deberían dimitir, trataron de achacar la culpa de lo sucedido a la enferma y han evitado reconocer errores gravísimos de seguridad. Pero, sobre todo, por imponer una sanidad contra los intereses de la mayoría.

DesguaceLa primera victoria sobre el ébola en suelo español no debe esconder el desguace en que se hallaba el Carlos III, antiguo centro de referencia para las enfermedades infecto-contagiosas, camino de convertirse en un centro para enfermos crónicos.

«Fue la presión de los sanitarios, contrarios a que los misioneros repatriados fueran ingresados en La Paz, que consiguieron recuperar el Carlos III»

Fue la presión de los sanitarios, contrarios a que los misioneros repatriados fueran ingresados en La Paz, que consiguieron recuperar el Carlos III y su papel, como corresponde a un país como España, puerta y puente entre Europa y África. Aunque el centro no cumple las condiciones de nivel 4 de bioseguridad exigidas por la OMS.

El desguace es un problema estructural de la sanidad española. Desde abril de 2012 al menos 873.000 personas han perdido el derecho a la asistencia sanitaria (según el Gobierno), 2 años después del decretazo sanitario.En cinco años, la sanidad pública ha perdido 53.000 trabajadores. De 505.185 en 2012 a 476.689 en 2014. Un 5,6% menos. Se calcula en torno a un 15% los pacientes no pueden tomar la medicación porque no puede hacer frente al copago sanitario.

Los presupuestos sanitarios han perdido casi 7.200 millones de euros, traducido en cierres de plantas, quirófanos, servicios, despido de profesionales, listas de espera, copagos… para traspasar la actividad a los grandes fondos de inversión que se adueñan de los principales grupos hospitalarios del país. El ascenso de los grandes grupos sanitarios ligados a fondos de inversión, como IDC-Salud (Capio) o Ribera Salud-Centene, de la mano de las administraciones, es imparable.

Un viejo papelPor ello, a pesar de disponer muy buenos profesionales nuestro papel en la lucha contra el ébola es propio de un país de tercera fila… y para muestra dos botones.

Diana Pou, colaboradora de Médicos Sin Fronteras con experiencia en epidemias de ébola y ahora del comité científico convocado por el gobierno, afirma sin tapujos que en «en España todavía sólo recogemos datos, aquí no estamos haciendo investigación sobre el ébola, cosa que sí hacen laboratorios de EEUU». El desarrollo de terapias depende de ellos. La falta de un tejido investigador y farmacéutico autónomo es, sin duda, una de las principales debilidades para afrontar cualquier crisis de salud pública. Nos condena a ser los «recogedores de datos» para que las grandes multinacionales se apropien de las patentes.

Y el segundo ejemplo es caso del Hospital de Jerez de la Frontera. Justo unos días después de que el Gobierno autorizara el uso de las bases de Rota (muy próxima a Jerez) y Morón para la estancia de los 3.000 soldados norteamericanos destinados en Liberia, la Marina norteamericana anunció a la gerente del hospital jerezano la «visita relámpago» de una subdirectora adjunta de Asuntos Sanitarios para inspeccionarlo. Ya ni se guardan las formas de hacer una petición al gobierno y la Junta.

En definitiva, ¿para qué una sanidad de primera en un país de tercera al que no se nos deja ser más que el «balneario» de EEUU y Alemania? La lucha contra los recortes y el desguace de nuestra sanidad tiene que, sin duda, ir unida a la lucha por ser un país soberano.Nigeria, un punto de inflexiónPor el contrario, Nigeria (donde se han infectado 20 personas, ocho muertos, por el ébola) ha dado ejemplo al mundo entero de que una nación emergente como es Nigeria puede por su propio pie y canalizando la ayuda exterior, cortar de raíz el brote de ébola.

«Nigeria movilizó a más de 1.800 trabajadores sanitarios para que realizasen 18.500 entrevistas barrio a barrio»

Ante el primer caso importado desde Liberia, el Centro Operacional de Emergencia para el Ébola en Nigeria movilizó a más de 1.800 trabajadores sanitarios para que realizasen 18.500 entrevistas barrio a barrio, puerta por puerta, tomasen la temperatura y localizasen a las 900 personas que habían tenido contacto con los 20 infectados de ébola. La propagación a Lagos, con 21 millones de habitantes, hubiera producido una catástrofe sanitaria sin precedentes.

A la cabeza, el médico epidemiólogo que dirigió hace años la lucha para contener la poliomielitis en el país. Reprodujo el plan y funcionó. Se negó a cerrar fronteras o declarar zonas enteras en cuarentena para no perjudicar el comercio y se esforzó en informar sobre la enfermedad para evitar el pánico.

Pero además, el gobierno nigeriano se tuvo que enfrentar a la difícil decisión de despedir a 16.000 médicos residentes del país, miembros de la Asociación Médica Nigeriana, que mantenía una huelga en pleno brote de ébola.

El que los gobiernos locales jueguen un papel central y se les ayude con el envío de recursos materiales y humanos que permitan reconstruir los sistemas sanitarios es un camino, es el camino.

Sin embargo, lo que desembarca en el cuerno de África no son batas blancas, es una legión del imperio.

La ofensiva contra el ébola anunciada por Obama supone el desembarco de 4.000 militares de la AfriCom, el destacamento del Pentágono para África, liderado por el general Darryl Williams. No han tardado Francia e Inglaterra en colocar a sus militares en las antiguas colonias, Guinea y Sierra Leona respectivamente.

Para tratar de mantener su influencia en África, Estados Unidos creó en 2007 el AfriCom. Utilizando como cobertura las supuestas operaciones humanitarias y de lucha contra el terrorismo, esa estructura militar recluta y adiestra a fuerzas militares locales.

El cuartel de Liberia funciona a modo de «cuartel general» cuya área de influencia es todo el continente, excepto Egipto. Tendrá un puente aéreo y un centro de selección en Senegal y ejercerá el «mando y control» de la operación internacional contra el ébola.

¿A que intereses responde la misión humanitaria a golpe de boinas verdes? Los objetivos de AfriCom son proteger los intereses económicos de las corporaciones norteamericanas en la zona y, a la vez, frenar la imparable presencia e influencia de China en el continente africano. Las luchas populares (Delta del Niger, p.ej.) y el avance de las inversiones chinas, más beneficiosas que las occidentales, están cuestionando los intereses de las grandes compañías estadounidenses y europeas. En 2009 China superó a los EE.UU. como mayor socio comercial de África, y en 2013 el volumen comercial de China con los países africanos doblaba prácticamente al de los EE.UU.

«¿EEUU toma África Occidental aprovechando el ébola?»

No es casualidad que EEUU y Europa desplieguen sus intervenciones militares invocando la lucha contra el ébola, en torno a los países donde China tiene intereses comerciales, sobretodo relacionados con el petróleo y el gas, pero también otras materias primas como fosfatos, caucho, oro, diamantes, bauxita, etc.

Y, por otro lado, en Liberia, se empezará en diciembre la segunda fase de ensayos clínicos de dos vacunas contra el ébola sobre 30.000 personas, empezando por el personal sanitario. Una vacunación escoltada con rifles para la que la OMS, que ignoró la alerta dada por Médicos Sin Fronteras en marzo y tardó más de cinco meses en reconocer la gravedad del brote, ha permitido acelerar en meses los pasos (ensayos clínicos) que se dan en años.

Mientras, el despliegue humano y material reclamado por las ONG, como el que hizo Nigeria, sigue sin llegar.

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