El principal instrumento del imperialismo para imponernos el saqueo y la intervención se resquebraja

Golpe al bipartidismo. Triunfo de los pueblos

Algunos se han atrevido a extrapolar los resultados de estas europeas a unas elecciones generales. Y el resultado seria que ""el desplome en votos de PP y PSOE dejarí­a un Congreso ingobernable".

En estas elecciones europeas las urnas se han llenado hasta rebosar de un estrepitoso rechazo a los recortes, a la «Europa alemana» y al bipartidismo que se somete a los dictados de Merkel o el FMI. Hemos ganado los pueblos, y han perdido Washington y Berlí­n. Debemos celebrar nuestra victoria y su derrota. Las condiciones para enfrentarse al saqueo y la intervención que vienen imponiéndonos en los últimos años son ahora mucho mejores. Y debemos aprovecharlas.

Las comparecencias de Soraya Saénz de Santamaria, la vicepresidenta del gobierno, o de Elena Valenciano, cabeza de lista del PSOE, tras darse a conocer los resultados, son la mejor expresión de los que han supuesto estas elecciones europeas.

Ambas eran incapaces de disimular el golpe, de esconder su sonora derrota.

Los resultados de estas elecciones europeas han supuesto un importante golpe al proyecto hegemonista de intervención y saqueo y un triunfo popular.

Las fuerzas políticas en las que se apoyan para imponer sus mandatos han sufrido una debacle histórica. Todos los grandes medios han titulado, a toda página, “golpe al bipartidismo”. «Los resultados de estas elecciones europeas han supuesto un importante golpe al proyecto hegemonista de intervención y saqueo y un triunfo popular»

Y no es para menos. La suma de PP y PSOE ha pasado de suponer en 2009 el 80,9% de los votos a significar ahora sólo el 49,06%. En solo cinco años han perdido 31,8 puntos de apoyo social, y les han abandonado 5,14 millones de votantes.

Algunos se han atrevido a extrapolar los resultados de estas europeas a unas elecciones generales. Y el resultado seria que ““el desplome en votos de PP y PSOE dejaría un Congreso ingobernable”. El PP perdería casi un tercio de los diputados, y sería incapaz de construir una mayoría de gobierno sólida.

En algunos de sus feudos históricos, donde la mayoría del PP parecía inamovible, es donde de forma más clara aparece la debacle de Rajoy.

En Valencia el PP ha perdido casi la mitad de los votos respecto a 2009. Lo mismo sucede en Madrid. Y aunque en ambas comunidades siguen siendo la primera fuerza, han pasado de disfrutar de mayoría absoluta a quedarse por debajo del 30% de los votos.

El descalabro del PSOE no ha sido menor. Pensaban que los daños estaban ya “amortizados” tras la retirada de Zapatero. Pero han vuelto a recibir una sonora bofetada por parte de sus votantes.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Rubalcaba ha anunciado su adiós, convocando un Congreso Extraordinario, ante la amenaza real de perder su condición de segunda fuerza política nacional. Algo que ya ha ocurrido en Euskadi, costándole el puesto a Patxi López.

Washington y Berlín “han hecho campaña”, a través del “desembarco” de los informes del FMI o la UE que anunciaban la “recuperación” de la economía española. En un intento desesperado por apuntalar el bipartidismo.

Pero el pueblo español no ha caído en el engaño. Un poderoso vendaval popular y patriótico ha sacudido el país. Plasmado no solo en la quiebra del bipartidismo, sino en el avance sin precedentes de todas las opciones que se enfrentaban a los recortes y a los mandatos del FMI o Merkel.

La súbita irrupción de PODEMOS, con cinco eurodiputados y más de un millón de votos,es una victoria popular de la que todos debemos felicitarnos. Situándose incluso en territorios claves, como Madrid, como tercera fuerza política.

Ha concentrando el voto de algunos de los sectores más conscientes y combativos -el 15-M y las “mareas”-, explicitando no solo el rechazo a los recortes, sino también, en parte, a la intervención hegemonista. Asi lo demuestra el discurso de su primer candidato, donde anunciaba que “no vamos a permitir que nos conviertan en una colonia alemana”.

Pero no ha sido un fenómeno aislado. Todos los partidos que se oponían a los recortes, la intervención o la división han crecido espectacularmente. UpyD cuadruplica sus eurodiputados, IU los triplica, Ciutadans irrumpe con dos europarlemtarios, Primavera Europea conquista un escaño…

La suma de todos los partidos que se oponen a los recortes, y que han obtenido eurodiputados, roza los cinco millones de votos. Casi un millón más de los que ha obtenido el PP. Y habría que sumarle el millón de votos de los partidos extraparlamentarios que también se han enfrentado a los recortes.

Por primera vez, todo el rechazo a los proyectos hegemonistas de saqueo e intervención tiene una representación política que nadie puede ocultar.

Y también por primera vez desde hace mucho tiempo la defensa de la soberanía nacional -aunque esté concentrada en el rechazo a Merkel y la “Europa alemana”- se coloca en primer plano en el debate político español.

Además, la tercera pata del “bipartidismo hegemonista” -un Artur Mas empeñado en sembrar la división y cumplir a rajatabla los recortes más draconianos- se ha visto también seriamente debilitada.

El resultado del “envite soberanista” de Artur Mas ha sido convertir -aunque sea en unas elecciones europeas- a ERC en primera fuerza política en Cataluña. Esto va a provocar inevitablemente importantes conflictos en el seno de CiU, y una reflexión entre las élites de la burguesía catalana, algo más que incómodas ante la posible perspectiva de una Generalitat dirigida no por Mas sino por Oriol Junqueras.

Si Artur Mas presentó estas elecciones europeas como un “plebiscito” para imponer la consulta soberanista el 9 de noviembre, el resultado es que sólo el 21,62% del censo -menos de uno de cada cuatro catalanes- han votado por opciones que defienden la ruptura. Mientras que casi el doble -el 31,9% del censo- lo han hecho por partidos que se enfrentaban abiertamente a los recortes impuestos por Artur Mas.

No ha sido un movimiento recluido a España. Vistos de conjunto, los resultados de las elecciones en todo el continente suponen un histórico rechazo a la “Europa alemana”, y debilitan a Merkel, virrey norteamericano que impone a los países europeos el proyecto de saqueo e intervención.

En todos los países europeos los resultados deben leerse desde el rechazo rotundo de los pueblos -e incluso de algunas clases dominantes- a la sumisión y recortes que exige Berlín.

En todos los países del Sur, azotados por el saqueo y la intervención, los pueblos se han levantado. En Grecia ha ganado por primera vez Syriza, la coalición de izquierdas que se opone al saqueo y la intervención. En Italia, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, enfrentado tanto a los recortes como al bipartidismo tradicional, ha confirmado su condición de segunda fuerza política. Y en Portugal los partidos que apoyan al gobierno y aceptan las imposiciones de la Troika, han cosechado una sonora derrota.

Incluso-aunque en un plano completamente diferente y con otro carácter muy distinto- el sorprendente triunfo de Le Pen en Francia debemos leerlo como una peligrosa consecuencia del salvaje diktat alemán.

Berlín ha intentado tratar a París como si fuera un país de segundo orden, imponiéndole un salvaje recorte valorado en 50.000 millones de euros ante el que se ha plegado el gobierno socialista de Hollande.

Le Pen ha ganado en Francia al grito de “no vamos a permitir que Alemania nos trate como a vasallos”, actuando como `portavoz de un importante sector de la burguesía francesa que ha declarado no estar dispuesta a ser tratada por Berlín como si fuera una nueva colonia.

Han sido los salvajes mandatos del FMI o de Merkel los que le han dado alas a la ultraderecha en Francia.

Pero el aspecto fundamental, y abrumadoramente mayoritario, en estas europeas no ha sido el “auge de la extrema derecha”, sino el avance de partidos que, desde una posición progresista y patriótica se enfrentan al negro futuro que nos ofrece la “Europa alemana” y los dictados del FMI.

Unificación Comunista de España hemos sido parte activa en este viento popular y patriótico, impulsando y apoyando una alternativa como la agrupación electoral Recortes Cero.

Por eso nos felicitamos del éxito que suponen los resultados de las europeas, y celebramos tanto el triunfo popular como la derrota del bipartidismo hegemonista.