Las multinacionales buscan su control

Privatización de los acuí­feros

Esteban Cabal, portavoz de Los Verdes - Grupo Verde y promotor de Recortes Cero

El agua potable es un bien cada vez más escaso. En muchas regiones, los rí­os y los canales subterráneos corren peligro de desaparecer o están gravemente contaminados. Las reservas mundiales disminuyen a medida que crece la población, el calentamiento global, la desertización y la actividad industrial. Sin embargo, la demanda mundial de agua dulce se duplica cada 20 años. Antes del año 2025 la demanda de agua excederá los recursos terrestres en un 56%.

Actualmente, uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso a agua potable y uno de cada tres carece de saneamientos adecuados. Cuatro millones de niños mueren cada año por enfermedades causadas por la contaminación de las aguas. El 20% de las especies acuáticas de agua dulce han desaparecido o están al borde de la extinción.

La mega-ciudad de México, antaño tierra de bosques y lagos, se hunde irremediablemente debido a la excesiva cantidad de agua extraída de debajo de sus cimientos. En Texas, los granjeros de las altas praderas bombean el líquido de los acuíferos más rápido de lo que la lluvia tarda en rellenarlos. El rio Colorado se seca con frecuencia antes de llegar al mar. Y el acuífero más grande de los Estados Unidos, el Ogallala, se está desecando a un ritmo de 12.000 millones de metros cúbicos al año.

«Actualmente, uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso a agua potable» El lago Chad era hace tiempo el sexto lago más grande del mundo, en la actualidad ha perdido casi el 90% de su superficie y está agonizando. En África occidental, la situación es dramática. En Nigeria, la mitad de la población no tiene acceso a agua potable. Y en Sudáfrica la empresa concesionaria del suministro cerró el grifo a un 80% de los pobladores de Alexandra Township por falta de pago.

Las disputas por el control y la propiedad del agua están originando multitud de conflictos internacionales. Según un informe de las Naciones Unidas, el acceso al agua podría ser el detonante de muchas guerras durante los próximos años. Egipto ha amenazado con utilizar la fuerza para garantizar su acceso a las aguas del Nilo, río que comparte con sus vecinos de Etiopía y Sudán. Si la población de estos países continúa creciendo desmesuradamente, la competencia por el agua podría ser atroz. La construcción de represas en Turquía sobre los ríos Tigris y Eufrates constituye un foco de tensión permanente. Siria e Irak han acusado a este país de robarles el líquido y vital elemento.

El agua es el recurso más preciado en Oriente Medio, más incluso que el petróleo. Las aguas del río Jordán fueron una de las principales causas de la guerra de 1967. Los israelíes de Cisjordania consumen cuatro veces más agua que sus vecinos palestinos. Siria ha acusado a Israel de permanecer en las costas del Mar de Galilea para controlar los importantes recursos hídricos de la zona.

El agua será, sin lugar a dudas, el gran negocio del siglo XXI. De ello son plenamente conscientes las multinacionales, que ya han empezado a desplegar nuevas estrategias para asegurarse su control. En todas partes están presionando a los gobiernos para que privaticen las compañías de aguas y los recursos hídricos.

La prestigiosa escritora y ecologista Vandana Shiva ha hecho pública una denuncia contra la compañía estadounidense Bechtel, a la que acusa de “desestabilizar a comunidades locales de varios países del mundo” en su empeño por “impulsar la privatización del agua”. En el año 2000, Bechtel fue expulsada de Bolivia. Un año antes, el Banco Mundial “recomendó”, con la amenaza de no renovar créditos por importe de 25 millones de dólares, la privatización de la empresa municipal de aguas de Cochabamba, una ciudad que alberga más de medio millón de habitantes.

«Las ganancias de las multinacionales superan ya los 300.000 millones de dólares» Bechtel se benefició de la privatización y, pocos meses después, el agua costaba más de la quinta parte del salario medio mensual. Para colmo, Bechtel consiguió que se declarara ilegal recoger agua de lluvia en las propiedades privadas. Una gigantesca movilización ciudadana paralizó la ciudad durante cuatro días y la compañía se vio obligada a abandonar el país. Algo parecido ocurrió en la provincia de Tucumán, en Argentina, donde la empresa Vivendi desató la furia popular.Bechtel se ha instalado ahora en el Irak de postguerra con un contrato de 680 millones de dólares relacionado con los sistemas municipales de agua y alcantarillado, infraestructuras de irrigación y dragado y la reparación del puerto de Um Qasar.

En Montevideo el Banco Mundial y los países que integran el Mercosur se reunieron con el propósito de asegurar el control del Acuífero Guaraní, posiblemente la más importante reserva subterránea de agua dulce del mundo. Fruto de los acuerdos alcanzados, el Banco Mundial, la Agencia Internacional de Energía Atómica, la OEA y varios países europeos financian un proyecto destinado aparentemente a la protección ambiental, pero en realidad está orientado a asegurar el control sobre el acuífero por parte de estas entidades.

Desde 2001 la Organización Mundial del Comercio (OMC) presiona para convertir un derecho en un negocio. Las corporaciones multinacionales creen que el agua debe ser considerada un commodity o bien comerciable (como el trigo y el café). Si nadie lo impide, unas pocas empresas privadas como Vivendi, Suez, RWE y American Water Works controlarán, antes de que concluya esta década, el 75% de un recurso vital para la vida en el planeta.

Una de las estrategias criminales que las multinacionales están llevando a cabo consiste en degradar la calidad del agua de grifo para fomentar el consumo de agua embotellada. Mientras la población no tiene acceso a la salubridad, grandes corporaciones venden agua embotellada para subsanar el mal.

En 1970 se vendieron en el mundo mil millones de litros. En 2000, las ventas superaban ya los 84.000 millones. Ese mismo año, 160 gobiernos reunidos en La Haya, Holanda, acordaron definir el agua como una necesidad humana y no como un derecho del hombre. No es pura semántica, un derecho no se compra.

Las ganancias desde entonces siguen creciendo exponencialmente, superando ya los 300.000 millones de dólares. Nestlé es el líder mundial en agua embotellada, con no menos de 96 marcas, seguido de Pepsi-Cola, Coca-Cola y Danone. Estas compañías normalmente se limitan a extraer el agua del grifo con un sistema de filtros de «ósmosis inversa» y a añadir minerales antes de venderla como agua embotellada.

El Foro Social del Agua y las ONG consideran que el agua “es un derecho universal, un bien de la humanidad, y no sólo un recurso renovable con valor económico que puede ser tratado como una mercancía, de la forma que pretenden quienes quieren privatizarla”.

El Foro se proclamó contra toda tentativa de privatización y exportación del agua en beneficio de las empresas privadas. Debemos aplaudir su determinación para impedir que el agua se convierta en una mercancía en manos de compañías multinacionales que se lucran a costa del dolor, el hambre y la vida de millones de seres humanos inocentes.

*Este artículo está extraído del libro “Gobierno Mundial” (Editorial Mandala) de reciente aparición. Se publica con autorización del autor.

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