«EEUU logra un hito en el envío de ayuda humanitaria: así lanzaron 36.800 raciones de comida desde aviones en Gaza», nos cuenta un telediario. «La US Navy instalará un puerto provisional en la costa de Gaza para garantizar la entrega de ayuda humanitaria», anuncian todos los teletipos. «La apertura de este corredor marítimo es una iniciativa conjunta entre EEUU e Israel», se apresura a aclarar el portavoz del Ejército israelí.
Tras haber desatado una orgía de muerte y crímenes sobre la Franja de Gaza, tras haber arrojado más de 70.000 toneladas de explosivos sobre dos millones de gazatíes -el equivalente a tres bombas de Hiroshima-, reduciendo las poblaciones a un amasijo de escombros… ahora los agresores se esfuerzan en sacar a relucir su lado «humanitario».
Desde que comenzó su cruenta invasión de Gaza, el apoyo militar norteamericano a Tel Aviv no sólo no se ha detenido o se ha contenido: ha aumentado con creces. En diciembre, el Departamento de Estado de la administración Biden aprobaba la venta a Israel de armas por valor de 147.500 millones de dólares, incluso pasando por alto la aprobación del Congreso. Desde el 7 de octubre, el Pentágono ha entregado a Israel miles de equipos militares, incluidas municiones, vehículos y armamento.
En diciembre, un informe del Wall Street Journal revelaba que EEUU había enviado 230 aviones de carga y 20 barcos cargados con armas y equipo militar a Israel. Las municiones entregadas incluían más de 5.400 bombas MK84 y 5.000 bombas MK82 no guiadas, junto a otras 15.000 bombas y 57.000 proyectiles.
Los proyectiles israelíes que caen sobre Gaza, las bombas que siegan las vidas de la población civil, son en su gran mayoría made in USA. Además, Washington ha entregado al Tsahal un nuevo suministro de aviones de combate F35 y F15, informó recientemente el Canal 12 israelí.
Por si esto no fuera suficiente, la administración Biden ha vetado todas y cada una de las mociones en el Consejo de Seguridad condenando a Israel o simplemente exigiendo un alto el fuego.
Pero pretenden esconder esa corresponsabilidad criminal en el mayor genocidio del siglo XXI explicándonos en detalle las raciones de comida y vitaminas lanzadas en paracaídas, o la proeza logística de construir un puerto flotante para llevar ayuda a una Gaza.
Lanzan alimentos los días pares y amparan diplomáticamente el genocidio israelí los días impares. Y todos los días hacen llover muerte y explosiones, hambre y frío sobre Gaza.
Este es el pozo moral sin fondo de la superpotencia norteamericana, la fuente última de impunidad de un Estado de Israel que lleva 75 perpetrando la guerra, el apartheid y la limpieza étnica sobre Gaza y Cisjordania.