Si Luther King o Nelson Mandela levantaran la cabeza, se escandalizarían al escuchar la conferencia del actual presidente de la Generalitat. Al ver a un racista y xenófobo como Torra comparar su “causa justa” con la suya. En su ultrarreaccionario pensamiento,Torra parece un energúmeno del Ku Klux Klan, esos que la película Arde Mississippi nos presentaba persiguiendo a los activistas por la igualdad racial, pero se atreve a apropiarse de dos de las mayores referencia de la lucha contra el racismo.
Esta es solo una de las muchas mentiras, de las escandalosas subversiones, que Torra ha encadenado en una conferencia donde presentaba el programa de las élites independentistas. Tienen que utilizar necesariamente la mentira, la estafa antidemocrática, porque el carácter reaccionario de sus planes se lo exige.
De principio a fin de su conferencia, Torra se ha dedicado, durante una hora, a mentir y manipular.
Primero cuando ha declarado que “el independentismo es la corriente política principal en Cataluña, y tenemos la mayoría social, se ha demostrado en las elecciones, que nos han dado la mayoría absoluta en el parlamento”.
Miente. Quienes participaron en el referéndum del 1-O, o votaron a fuerzas independentistas el 21-D, solo representan el 38% del censo, apenas un tercio de los catalanes. Solo una antidemocrática ley electoral permite a las fuerzas independentistas tener mayoría en el parlamento a pesar de haber tenido menos votos que las no independentistas.
Torra ha superado todos los límites del disparate cuando ha presentado a su Gobierno como adalid de “una política social y progresista”, y ha llamado a “recuperar los derechos y leyes sociales que el Estado español nos ha arrebatado”.
Torra representa a los Puigdemont y Mas, los que han conseguido el dudoso honor de que Cataluña sea la comunidad que más recortes sociales ha ejecutado, superando al ultraliberal Gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid. Si la expresidenta madrileña del PP se presentara defendiendo políticas sociales nadie la creería, pero Torra pretende un disparate semejante.«Torra no tiene reparos en utilizar todas las mentiras posibles para ocultar su carácter reaccionario. Es hora de que sea denunciado como se merece»
Utilizando el rechazo a la actuación policial durante el 1-O, Torra ha intentado presentar a España como un “Estado autoritario que pisotea los derechos humanos en Cataluña”. Comparando a España… con el Marruecos de Hassan II. Pero Torra es el único presidente independentista que existe en Europa. En ningún país, ni de fuera de ni dentro de la UE, existe la libertad para que una fuerza independentista pueda existir, presentarse a unas elecciones y presidir el Gobierno.
Junto a estas subversiones, Torra se ha presentado como “defensor de un independentismo que siempre ha sido inclusivo”, que “ha sido capaz de aunar grandes consensos sociales” y que “también cuenta con los no independentistas”. Torra es la misma persona que ha escrito que los catalanes que también se sienten españoles no deberían ser considerados catalanes, o al menos buenos catalanes.
El procés nació, en los aciagos plenos del 6 y 7 de septiembre del pasado año, pisoteando los derechos de los diputados no independentistas, saltándose la legalidad catalana para convocar un referéndum por la independencia sin contar con la mayoría de dos tercios que el estatut exige para decisiones de especial importancia. Ha continuado imponiendo su proyecto de ruptura a una mayoría de la sociedad catalana que lo rechaza. Lo acaba de confirmar Lluís Pasqual, una de las grandes figuras del teatro catalán y universal, que ha sido atacado e injuriado, hasta obligarle a dimitir, por negarse a poner el Teatre Lliure al servicio del procés. Este es el “clima de llibertat” que no paraba de exigir en su conferencia.
Torra no tiene reparos en utilizar todos los disfraces progresistas, incluso usurpando figuras como Luther King o Mandela, para ocultar su carácter reaccionario. Es hora de que sea denunciado como se merece, una tarea que debe encabezar la izquierda, para fortalecer la unidad del conjunto del pueblo trabajador, en Cataluña y en toda España, para defender unos intereses comunes que son exactamente los contrarios de los que representan Torra y Puigdemont.