La derrota de Macri ha sido total y sin paliativos en las últimas elecciones celebradas en Argentina, frente al candidato peronista Alberto Fernández. Una victoria del pueblo argentino contra el hegemonismo que convertirá a Alberto Fernández en presidente si se repite el resultado en las muy próximas elecciones generales del 27 de octubre.
El domingo 11 de agosto, tuvo lugar las elecciones primarias en Argentina, las PASO. Sin grandes disputas internas sobre quién debe ser el candidato en los grandes partidos, estas elecciones han servido como un sondeo bastante leal de lo que esperar en las próximas elecciones generales dentro de dos meses. Y el resultado no puede ser más que esclarecedor.
El partido Frente de Todos, con Alberto Fernández a la cabeza, ha arrasado, con un 47’6% de los votos. La lista de Macri, Juntos por el Cambio, se ha quedado con solo el 32% de los votos escrutados. 15 puntos de ventaja y casi cuatro millones de votos de diferencia entre los dos candidatos son una clara victoria del peronismo. De trasladarse estos resultados a las elecciones generales, Alberto Fernández pasaría directamente a ser el presidente de Argentina sin necesidad de ir a segunda vuelta.
El resultado es un avance claro de las fuerzas del pueblo argentino contra el hegemonismo, representado por Macri. El actual presidente argentino llegó al poder gracias a un “golpe blando” que consiste, por parte de EEUU de promover protestas de la sociedad civil, abuso por parte de los medios de comunicación y sabotaje económico para generar una situación de crisis, que permita acabar con gobiernos independientes, y en consecuencia, hostiles al hegemonismo. Argentina fue pionera en este tipo de golpes, poniendo a la anterior presidenta peronista Cristina Kischner contra las cuerdas para ser derrotada por Macri. Luego vino Brasil con Bolsonaro, pero ha fracasado con Juan Guaidó y su intento de derrocar a Maduro en Venezuela.
Desde el primer momento, Macri ha demostrado ser un gran gestor de la oligarquía y el imperialismo norteamericano. Reduciendo impuestos a los más ricos mientras encadenaba al país a una deuda externa (con EEUU) como jamás ha conocido el país, a la vez que pasaba la factura a toda la población. Con Macri, la pobreza ha llegado al 32% de los argentinos, 14 millones de personas. Solo en el último año aumentaron en 3 millones el número de pobres.
Todas estas medidas han convertido a Macri en extremo antipopular. Los argentinos han votado por echarlo y con él, al imperialismo que los saquea. Por supuesto, EEUU no se va a quedar de brazos cruzados, nada más conocerse el resultado, el peso se devaluó un 25% ante el dólar por la “intranquilidad de los mercados”. Una demostración de que van a seguir utilizando el chantaje económico para imponer sus intereses.
Pero lo va a tener muy difícil para revertir el resultado de agosto. Y con total independencia de quien gane y como, la realidad es que estas elecciones demuestran ya que los golpes blandos tienen poco recorrido. Y que si pueden ellos tener magras victorias, al final el futuro es de los pueblos y no del imperialismo.