Elecciones autonómicas y municipales

Ante el 28M: ¡ahora toca Redistribuir la Riqueza!

El 28M se abre un nuevo ciclo electoral que culminará con las elecciones generales de diciembre. En este escenario, la redistribución de la riqueza es el elemento clave para que puedan avanzar los intereses de las clases populares

El ciclo electoral que se ha abierto en nuestro país tiene su primera cita el 28 de Mayo con la celebración de las elecciones municipales y autonómicas*; y se cerrará, salvo imprevistos, con las elecciones generales en los primeros días de diciembre.

Este ciclo será clave para configurar el tablero político en todos los niveles, local, autonómico y nacional, pero sobre todo para establecer cuál es el camino, la alternativa, para hacer frente a la crisis. Y las elecciones en la Comunidad Valenciana van a tener un interés especial.

Este proceso electoral se se va a desarrollar en medio de una crisis impuesta por los grandes grupos monopolistas, la banca y el gran capital extranjero que controlan las principales fuentes de energía (petróleo, gas y producción de electricidad), las principales cadenas de distribución mundiales y las finanzas imponiendo un auténtico atraco monopolista y financiero a la población con la inflación y la subida de los tipos de interés.

Una crisis agravada por la guerra imperialista desatada por la invasión rusa de Ucrania y ahora por la “crisis bancaria” con epicentro en Estados Unidos y sus réplicas en la cadena de países dependientes de la superpotencia, especialmente en Europa.

Estas elecciones se van a celebrar por lo tanto en una situación especialmente grave para la mayoría de la población y sobre todo para las clases trabajadoras y los sectores más débiles de la población.

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Una minoría que se enriquece a costa de empobrecer a la mayoría

La inflación y la subida de los tipos de interés nos empobrece ya que ni salarios, ni pensiones, ni las rentas de autónomos, pequeños y medios empresarios y productores del campo crecen al ritmo de la inflación, aumentando aún más las desigualdades sociales.

Una brecha que no para de crecer entre una mayoría de la población que se empobrece y una minoría que se enriquece, vinculada a los monopolios, bancos y capital extranjero que controlan los mercados de la energía, las finanzas, los servicios y las grandes cadenas de distribución de alimentos, y productos esenciales.

  • Más del 41% de la población reconoce dificultades para pagar los recibos de los servicios básicos (luz, gas, carburantes) y hacer frente a la subida de los precios de la alimentación.
  • 24 millones de trabajadores han perdido poder adquisitivo.
  • La inflación quitará a las familias entre 2022 y 2023 más de 42.000 millones € de sus rentas.
  • Desde la pandemia los salarios han perdido 2,8 puntos del PIB, 39.867 millones €, según el Banco de España.
  • Un trabajador que cobrara en 2022 el salario más frecuente, 1.300 euros al mes, ha perdido 1.000 euros de poder adquisitivo, la nómina de un mes.
  • “Los hogares de los deciles más bajos de la renta están más expuestos a la inflación porque destinan al consumo de productos básicos, energéticos y alimentos un 50% más de su renta que los hogares de las clases más altas” (OCDE).

Enfrente los beneficios de bancos, eléctricas, petroleras, grandes cadenas de distribución y multinacionales aumentan superando cada año los beneficios del anterior. En los dos últimos años:

  • Los beneficios empresariales han aumentado 2 puntos en el PIB, de representar el 41,2% al 43,2%.
  • La gran banca, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja, ha ganado casi 41.000 millones €.
  • Las seis grandes compañías energéticas (Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Cepsa y Red Eléctrica) han ganado 31.555 millones €.
  • Y las 35 grandes empresas cotizadas del Ibex 35 han acumulado en dos años de crisis un récord histórico, 114.000 millones de euros. La mitad de estos beneficios acaban en manos del gran capital extranjero.

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Sí hay una alternativa: redistribuir la riqueza

¿Cómo hacer frente al atraco monopolista y financiero, a la crisis de inflación y tipos de interés para salir de verdad de la crisis sin dejar a nadie atrás?

Solo caben dos caminos. Seguir aplicando medidas paliativas que alivien la situación de los sectores más afectados y parches, como algunos impuestos limitados y coyunturales sobre la riqueza que acumula una ínfima minoría.

O el camino de redistribuir la riqueza, con un programa de medidas estructurales para poner los inmensos recursos de la economía y la riqueza que generamos entre todos al servicio de las necesidades de la gran mayoría de los ciudadanos y del país, en vez de estar sometida a los intereses de una minoría de bancos y monopolios nacionales y extranjeros y grandes tenedores de riqueza que no dejan de aumentar sus beneficios y enriquecerse a costa de saquear al pueblo y apropiarse de las riquezas del país.

Siempre apoyaremos cualquier medida que beneficie a las clases populares, pero las medidas temporales, limitadas y paliativas, financiadas principalmente con cargo al Estado y no redistribuyendo la riqueza no acaban con el saqueo monopolista y financiero a la población.

Es necesaria una política real de Redistribución de la Riqueza, una exigencia que está cada vez más encima de la mesa.

¿Qué es redistribuir la riqueza?

Redistribuir la riqueza no es repartir entre todos las cargas para ayudar a los sectores más necesitados, ni recaudar un poco más de los más ricos o aplicar la política de las subvenciones basadas en subir el endeudamiento público cada vez más como si no hubiera otros recursos.

El abismo social no para de crecer porque mientras a la gran mayoría se nos exprime con la inflación, la subida de las hipotecas y los alquileres de la vivienda, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y rentas familiares, los recortes en la sanidad…, la oligarquía financiera y monopolista nacional y extrajera se quedan las ganancias del saqueo, engordan sus beneficios y reparten decenas de miles de millones de dividendos entre sus ricos accionistas.

Mientras que las pymes y autónomos se asfixian con los costes de producción y los impuestos, bancos, monopolios y multinacionales apenas contribuyen en relación a sus beneficios, y cuentan con suficientes privilegios y mecanismos de evasión fiscal para pagar aún menos.

No se puede hablar de una verdadera redistribución de la riqueza si no se habla al mismo tiempo de que esa oligarquía, apenas un 1% de la sociedad, devuelva una parte significativa de la riqueza que hemos generado entre todos pero de la que ellos se apropian en su gran mayoría.

Redistribuir la riqueza es aplicar políticas para transferir una parte sustancial de la riqueza que se concentra en muy pocas manos al servicio de la gran mayoría y el interés general del país y de cada una de las comunidades autónomas. Con medidas para reindustrializar creando riqueza y empleo de calidad; desarrollar las nuevas energías limpias y renovables dando cabida a las pymes en los proyectos de los fondos europeos y fuentes de riqueza y empleo en el mundo rural; limitar los precios de la electricidad o los alimentos básicos a cargo de los monopolios de la energía o las grandes cadenas de distribución; una reforma fiscal progresiva para que bancos, monopolios y multinacionales contribuyan de acuerdo a sus ingentes beneficios; o aplicando la redistribución salarial imponiendo un tope a los salarios máximos para que ningún trabajador y trabajadora cobre menos de 1.200 euros netos al mes.

Redistribuir la riqueza también es destinar recursos suficientes a resolver los problemas que afectan directamente a la calidad de vida de las personas: garantizando el derecho a la vivienda para todas las familias, prohibiendo los desahucios, la calidad de la atención en la Sanidad Pública, la Dependencia, Educación o las Pensiones.