«Los socialistas han perdido 8 puntos de ventaja sobre el PP en un año en el cómputo total. La caída en picado del PSOE -el sondeo le augura un 38,5%- corre en paralelo con el ascenso del PP, que con el 43,6% de intención de voto logra situarse a una distancia más que respetable del partido del Gobierno. Así pues, el año empieza mal para Zapatero y bien para Rajoy, a pesar de que lo que pierden los socialistas es bastante más de lo que ganan los populares».
Existen ocas dudas sobre las causas de este desgaste. La profundidad de la crisis, el vertiginoso aumento del paro -casi cuatro millones de españoles carecen de empleo- y la incapacidad de Zapatero para tomar medidas eficaces e impulsar reformas estructurales para frenar el deterioro de la economía han acabado por pasarle factura, como no podía ser de otra manera. El año 2010 -ecuador de la legislatura- se presenta, así, como el decisivo para que Zapatero pueda perder La Moncloa. (EL MUNDO) EL PAÍS.- No por esperado es menos dramático el alza general de impuestos y diversos servicios públicos con el que han saludado las administraciones públicas al nuevo año. Sumidos en una crisis que todavía no ha tocado fondo y que ha destruido en 12 meses millón y medio de empleos, ayuntamientos, autonomías y Gobierno central, aparentemente insensibles a los problemas que aquejan a los ciudadanos, se han aprestado a elevar tasas y gravámenes muy por encima de la inflación. LA VANGUARDIA.- España saldrá algún año de la crisis económica, aunque sus constantes políticas sigan instaladas en la UVI. Tanto es así, que si los dirigentes actuales no hacen un severo acto de constricción pueden acentuar su acelerado divorcio con los ciudadanos a los que creen representar. Y todo el mundo puede intuir que cuando los gobernantes y la oposición acaban siendo más ineficientes que los gobernados, el camino hacia la catástrofe está servido Editorial. El Mundo Año decisivo para ganar o perder el poder TAL DÍA COMO HOY hace un año decíamos en estas mismas páginas que la crisis no lograba cambiar las preferencias electorales de los españoles, ya que el PSOE aventajaba al PP en 2,9 puntos en intención de voto, según la encuesta con la que comenzábamos 2009. Doce meses después, en vísperas de que la legislatura llegue a su ecuador, la situación ha dado un vuelco espectacularmente negativo para las expectativas socialistas, ya que el sondeo de EL MUNDO-Sigma Dos que inaugura este 2010 pronostica una victoria del PP sobre el PSOE por más de cinco puntos si hoy se celebrasen elecciones generales. El análisis de ambas encuestas arroja una realidad muy preocupante para Zapatero, puesto que los socialistas han perdido 8 puntos de ventaja sobre el PP en un año en el cómputo total. La caída en picado del PSOE -el sondeo le augura un 38,5%- corre en paralelo con el ascenso del PP, que con el 43,6% de intención de voto logra situarse a una distancia más que respetable del partido del Gobierno. Así pues, el año empieza mal para Zapatero y bien para Rajoy, a pesar de que lo que pierden los socialistas es bastante más de lo que ganan los populares. Existen pocas dudas sobre las causas de este desgaste. La profundidad de la crisis, el vertiginoso aumento del paro -casi cuatro millones de españoles carecen de empleo- y la incapacidad de Zapatero para tomar medidas eficaces e impulsar reformas estructurales para frenar el deterioro de la economía han acabado por pasarle factura, como no podía ser de otra manera. El año 2010 -ecuador de la legislatura- se presenta, así, como el decisivo para que Zapatero pueda perder La Moncloa. No porque existan elecciones generales a la vista, sino porque sería suficiente que perdiera otros 4 ó 5 puntos en los próximos meses para que la distancia que le separa del PP se hiciera prácticamente insuperable. No pinta bien este año para Zapatero en términos generales. Los sondeos pronostican que las únicas elecciones previstas, las autonómicas catalanas de otoño, pueden dar al traste con el tripartito liderado por el PSC y suponer la vuelta de CiU a la Generalitat con el respaldo externo de un PP muy dispuesto a apuntalar a Artur Mas en espera de su reciprocidad en Madrid. A ello hay que unir las dificultades que tendrá Zapatero para aprobar el Presupuesto, que podría verse obligado a prorrogar con el consiguiente riesgo de elecciones anticipadas en 2011. Así pues, al presidente del Gobierno sólo le queda 2010 para frenar su caída en intención de voto y en su propia valoración como líder, con la que Rajoy también acorta distancias. Intentará ganar impulso, sin duda, con los grandes fastos de la Presidencia de turno de la UE, visita de Obama a Madrid incluida, pero ello no será suficiente sin un cambio visible en la situación económica. Si en estos doce meses que tenemos por delante sólo se produce en España un repunte raquítico del crecimiento, insuficiente para crear empleo, es muy posible que su suerte esté echada. Porque ha sido el vertiginoso desgaste del Gobierno -que Zapatero agravó con la crisis de Semana Santa en la que sustituyó a Solbes por Salgado- lo que ha situado a Rajoy en cabeza, precisamente en un año bastante horribilis para su partido, golpeado por la corrupción del caso Gürtel y las divisiones internas. La gravedad de la crisis económica y las cifras de paro se imponen, así, en las preferencias de intención de voto de los españoles a otras cuestiones como la ética en la vida pública o la cohesión de los partidos. EL MUNDO. 2-1-2010 Editorial. El País Fiebre recaudatoria No por esperado es menos dramático el alza general de impuestos y diversos servicios públicos con el que han saludado las administraciones públicas al nuevo año. Sumidos en una crisis que todavía no ha tocado fondo y que ha destruido en 12 meses millón y medio de empleos, ayuntamientos, autonomías y Gobierno central, aparentemente insensibles a los problemas que aquejan a los ciudadanos, se han aprestado a elevar tasas y gravámenes muy por encima de la inflación. Tras la subida de impuestos de los carburantes y del tabaco el pasado año, en 2010 los contribuyentes perderán los 400 euros establecidos dos años atrás, una decisión que, en contra de lo prometido por Rodríguez Zapatero, castiga fundamentalmente a las rentas medias. Entra en vigor la subida de impuestos al ahorro y, a mediados de año, la del IVA. A ello se ha añadido la elevación de las tarifas ferroviarias (6% en Cercanías) y las eléctricas (2,6%), entre otras. Otras administraciones (del mismo o distinto color político) han aprovechado para tomar medidas similares. La más espectacular es la adoptada por la Comunidad de Madrid elevando en un 21,6% el billete de 10 viajes del transporte público. Es probable que algunas medidas estén justificadas. Puede ser el caso de las tarifas eléctricas, aparentemente por debajo aún de sus costes de producción. No hay unanimidad tampoco contra la subida de impuestos generalizada, si bien cabe preguntarse si ésta no es prematura, dado el calado de la crisis española. Lo que resulta evidente es que el contribuyente es el más perjudicado por las decisiones de una clase política desprestigiada (es el tercer problema que más preocupa a los españoles), que incumple promesas, apenas si se molesta en explicar las medidas que toma y que cuando lo hace incurre incluso en contradicciones. La sospecha de que detrás hay un mero afán recaudatorio está más que justificada. EL PAÍS. 3-1-2010 Opinión. La Vanguardia Decadencia política Alfredo Abián España saldrá algún año de la crisis económica, aunque sus constantes políticas sigan instaladas en la UVI. Tanto es así, que si los dirigentes actuales no hacen un severo acto de constricción pueden acentuar su acelerado divorcio con los ciudadanos a los que creen representar. Y todo el mundo puede intuir que cuando los gobernantes y la oposición acaban siendo más ineficientes que los gobernados, el camino hacia la catástrofe está servido. La encuesta que hoy publica La Vanguardia sugiere mensajes de fondo en esta línea, más allá de los recortes de distancia electoral entre los dos principales partidos. De entrada, el presidente del Gobierno parece sumido en un inexorable proceso de autodestrucción en el que, a tenor del sondeo, poco o nada tiene que ver el líder del PP. La desconfianza en José Luis Rodríguez Zapatero raya el 70%, su manera de afrontar la recesión es mayoritariamente cuestionada y, ojo, la mitad de los potenciales votantes del PSOE desea que no vuelva a repetir como candidato a la presidencia del Gobierno. Lejos de capitalizar esta decadencia, Mariano Rajoy tiene grandes problemas hasta para convencer a su propia base sociológica. Teniendo en cuenta la progresiva degradación de la especie política, más de uno rezará para que nos quedemos como estamos: un líder de la mayoría cuya camuflada fatuidad argumental pone de los nervios hasta a los suyos, y una alternativa cuya larga trayectoria es incapaz de infundir ilusión por la alternancia. Por desgracia para todos, la carrera de ambos hasta el nuevo choque electoral es tan larga que puede acabar por debilitar más la voluntariosa creencia en la política. LA VANGUARDIA. 2-1-2010