La OMS ha declarado la enfermedad por virus Zika como una emergencia internacional. En mayo del año pasado, Brasil informó de su primer caso de la enfermedad por el virus Zika. Desde entonces, el mal se ha diseminado por todo Brasil y otros 22 países de la región.
La alarma obedece a que se relaciona directamente el virus a un supuesto “auge exponencial” de un defecto neurológico grave en recién nacidos, la microcefalia. También en adultos se le relaciona con una enfermedad neurológica paralizante, llamada síndrome de Guillem-Barré, cuyo número parece haber aumentado también.Sin embargo es imprescindible siempre mirar a las cifras para no dejarse llevar rápidamente por el “alarmismo” fácil y la otra cara de la misma moneda, el “todo controlado, no pasa nada”. Y, desde ahí, sopesar serenamente las diferentes hipótesis de trabajo que inevitablemente surgen ante acontecimientos de esta envergadura.
Alarmismo y cifrasLa OMS es conocida por haber creado una alarma mundial infundada respecto a la gripe A. Pero también por haber desoído durante meses las advertencias de Médicos Sin Fronteras sobre el brote de ébola, dejando que se extendiera hasta convertirse en un torbellino de muerte en el cuerno de África, una de las mayores zonas de la emergencia económica del continente.» Frente al pánico infundado, precaución y datos»
En una y otra ocasión, tal como lo hemos recogido en estas páginas, beneficiando a intereses tanto económicos de la gran industria farmacéutica, como geopolíticos, de la superpotencia norteamericana.
¿Estamos ante un nuevo caso de alarma infundada? Veamos.
A pocos meses de que Brasil celebre sus Juegos Olímpicos, una muestra más de la emergencia del mundo hispano, una enfermedad trivial, consistente en fiebre baja, dolores y erupción se ha convertido en el terror de las embarazadas en Brasil y en el resto de Hispanoamérica.
Se afirma en los principales medios de comunicación que hay más de 4.000 casos de microcefalia, una malformación que consiste en el subdesarrollo del cráneo y del cerebro, con una alta sospecha de ser causada por el virus zika.
Tanto es así que algunos gobiernos, como el de El Salvador, recomiendan a sus mujeres no quedarse embarazadas hasta el 2018 y alguna que otra ONG ya propone el aborto como medida drástica de contención de la nueva epidemia.
Sin embargo, dicha asociación no está ni mucho menos probada. Se sustituye, pues, la lógica precaución por un sospechoso pánico.
Una noticia de la agencia Associated Press de la última semana de enero desinflaba las cifras. Una investigación del Ministerio de Salud de Brasil sobre 4.180 casos sospechosos de microcefalia declarados desde octubre, demostraba sobre una muestra de 700 de esos casos, que sólo 270 eran realmente casos de microcefalia, y descartando el resto.
Es más, “las autoridades brasileñas dijeron que se analizó a los bebés con el defecto y a sus madres para probar si habían sido infectados con el Zika. Sólo en seis de los 270 casos confirmados de microcefalia se descubrió la existencia de virus Zika”.
Estos datos no restan importancia al aumento de casos de microcefalia (veníamos de que en 2014 se presentaron 147 casos en Brasil), lo que quitan es credibilidad es a que se trate de asociar sí o sí al virus zika. Obliga a abrir el abanico de posibilidades sobre su causa.
En realidad el virus, descubierto en Uganda hace 70 años, se ha extendido desde Sudamérica hacia Centroamérica y México. Lo que era previamente una enfermedad rara, poco frecuente, ahora se ha diseminado por 22 países, casi todo el continente americano.
¿Pánico para qué?Siempre que generan pánico, tienen prisa.
Aunque los NIH (Institutos Nacionales de Salud) y los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU), con la Organización Mundial de la Salud (OMS), han tenido que admitir la necesidad de recabar más evidencia sobre la relación entre el virus y la microcefalia, van a seguir adelante con las advertencias de emergencia a las mujeres embarazadas y promoverán una vacuna.
Se trata sin duda de una batalla compleja, que requiere de una estrategia multidisciplinar.
El mosquito en cuestión transmite enfermedades, propias de las naciones pobres, que matan a decenas de miles de personas anualmente. Nunca, sin embargo, ha atraído los recursos y atención necesarios para ser erradicados.
Combatirlo requiere de medidas entomológicas y sociales, mejorar las condiciones higiénicas para evitar los remansos de agua donde proliferan las larvas del mosquito. Se considera que buena parte de su proliferación se produce dentro mismo de los domicilios. No basta con vacunas y medicamentos.
¿Qué se quiere ocultar?Diferentes factores confluyen en la posibilidad de que hay un auge de malformaciones congénitas.De entre ellas resaltan los plaguicidas. Brasil se ha convertido en estos últimos años en el principal consumidor de pesticidas del mundo, y donde están proliferando las denuncias por las negligencias en seguridad por parte de las principales multinacionales químicas fabricantes, encabezadas por las norteamericanas (Monsanto y Du Pont) y europeas (Basf y Syngenta).
En mayo del año pasado, sin ir más lejos, fiscales brasileños exigieron indemnizaciones por más de 16 millones de dólares por las negligencias en el tratamiento de envases en un centro de almacenaje de pesticidas. La agencia Reuters informó en el pasado mes de abril que al menos cuatro fabricantes extranjeros venden pesticidas en Brasil que no se les permite vender en sus mercados nacionales”.
Según un reciente informe de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (ABRASCO) titulado ‘Una alerta de los impactos de los plaguicidas sobre la salud’, hay una relación directa entre el uso de pesticidas y problemas de salud . Uno de los estudios, publicado en Environmental Health Perspectives el 1 de julio de 2011, sobre los biomarcadores urinarios y la exposición prenatal a una de estas sustancias, la atrazina, afirma que “la presencia frente a la ausencia, de niveles cuantificables de atrazina en los plaguicidas o del metabolito específico atrazina, se asocian con restricción del crecimiento fetal…y provocan una menor circunferencia de la cabeza en los recién nacidos…la circunferencia de la cabeza también se asocia inversamente con la presencia del herbicida metolacloro”.
He ahí todo un campo a despejar.
Del mismo modo que existe una correlación sospechosa entre la administración de la vacuna Tdap (Tosferina, Difteria, Tétanos).
Un estudio publicado en la US National Library of Medicine, titulado “La tos ferina en niños pequeños: una enfermedad grave prevenible por vacunación”, relata como “…a finales de 2014, el Ministerio de Salud de Brasil anunció la introducción de la vacuna Tdap para todas las mujeres embarazadas en Brasil”.
Resulta que las compañías farmacéuticas no probaron la seguridad y efectividad de la vacuna Tdap para mujeres embarazadas antes de que las vacunas fueran autorizadas en los EE.UU. y casi no hay datos sobre las respuestas biológicas inflamatorias o de otro tipo que estas vacunas podrían provocar y sobre cómo podrían afectar los resultados al embarazo y nacimiento…
Esta vacuna, junto a la de la gripe, son consideradas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como agentes biológicos Pregnacy Category B o C, lo que significa que la prueba adecuada no se ha hecho en humanos para demostrar la seguridad para las mujeres embarazadas y no se sabe si las vacunas pueden causar daño fetal o afectar la capacidad de reproducción. Los fabricantes alegan que sólo se les deben administrar si “es claramente necesario”.
Frente al pánico infundado, precaución y datos.