Alemania, es hora de despertar

«El mundo que nos rodea está cambiando con velocidad creciente, con nuevos centros de poder polí­tico y de crecimiento económico formándose en Asia, mientras que Alemania discute en y sobre de Europa, corriendo aparentemente pero sin moverse. Sin embargo, Alemania -el mayor exportador de bienes y por lo tanto más dependiente de las tendencias mundiales del desarrollo y el crecimiento que casi cualquier otro paí­s del mundo- deberí­a tener un interés en estar a la vanguardia de este movimiento y ayudar a dar forma a estos cambios globales.»

Fuera de la arena olítica, Alemania en realidad muestra un enorme grado de innovación, que el éxito global de nuestro medianas empresas muestra claramente. En otras palabras, no es que no podamos hacerlo si queremos. Sin embargo, la sociedad alemana ha privatizado cosas tales como alcanzar los mayores objetivos posibles, la asunción de riesgos o la innovación. Nuestra economía es fácilmente capaz de mantenerse al día con la competencia global y somos campeones en la producción, pero parece que esta fortaleza del sector privado no se traslada a nuestra política, donde apenas es visible, en su actual y desesperanzador modo de ‘standby’. (DER SPIEGEL) DIARIO DEL PUEBLO.- Los Estados Unidos de América deben evitar entrar en guerra con China, pues cualquier tipo de conflicto militar sería catastrófico para ambos países y la economía mundial en su conjunto, dijo Matthew Harper, capitán de corbeta de la Marina estadounidense, en la última edición de la revista Proceedings del Instituto Naval de los Estados Unidos. Según Harper, a medida que el crecimiento del poderío chino gana la atención del mundo, más tiempo, energía y dinero serán empleados para preguntarse cómo los Estados Unidos contrarrestarán la creciente capacidad militar china. Sin embargo, advirtió que el temor acerca de la percepción de las intenciones militares chinas es “tanto exagerado como improductivo para los Estados Unidos y sus fuerzas armadas” y “concentrarse sólo en la capacidad militar china empaña el desafío crítico de evitar un conflicto sino-americano de resultados catastróficos”. Alemania. Der Spiegel Alemania, es hora de despertar Wolfgang Ischinger China está en auge, el mundo árabe está en el tumulto e Internet está cambiando fundamentalmente la forma en que vivimos – ¿y que está haciendo Alemania? En lugar de tomar un papel activo en la configuración del futuro, los políticos están en modo de espera. Peor aún, el pueblo alemán ha desarrollado una preferencia por el statu quo. ¿Qué está causando la nueva tendencia alemana de actuar en solitario, se lamentó el sociólogo Ulrich Beck de la Universidad de Munich durante una reciente visita a Berlín? ¿Por qué "la política sin una base normativa", tomando prestada una frase del filósofo Jürgen Habermas, se está transformando en un estado semi-permanente que "se distingue por la falta de perspectiva y capacidad creativa"? ¿Por qué la "Alemania europea" alabada por el ex ministro de Asuntos Exteriores Hans-Dietrich Genscher de repente ha dado lugar a rebeldes reclamaciones germanas contra el liderazgo de una Europa de influencia alemana? ¿Qué nos pasa? ¿Estamos sufriendo algún nuevo tipo de parálisis política? ¿Por qué es casi imposible para nuestros ciudadanos determinar lo que está en juego – o no hay nada en absoluto en juego más allá de ganar las próximas elecciones? ¿Marca Alemania –marca Europa–algún objetivo a sus ciudadanos con el que puedan ser capaces de identificarse, más allá de revisar las cancelaciones de los viajes o debatir la posibilidad de recortar los impuestos? Parece que no. El recientemente aprobado cierre nuclear no es percibido por la población como un objetivo nacional importante. En cambio, es visto como un movimiento hecho por miedo, en respuesta a una catástrofe distante. Se ve como una forma de evitar pérdidas en las urnas, nada más y nada menos. No hacer nada no es una opción Es extraño, la verdad. El mundo que nos rodea está cambiando con velocidad creciente, con nuevos centros de poder político y de crecimiento económico formándose en Asia, mientras que Alemania discute en y sobre de Europa, corriendo aparentemente pero sin moverse. Sin embargo, Alemania –el mayor exportador de bienes y por lo tanto más dependiente de las tendencias mundiales del desarrollo y el crecimiento que casi cualquier otro país del mundo– debería tener un interés en estar a la vanguardia de este movimiento y ayudar a dar forma a estos cambios globales. No hacer nada no es una opción. Nosotros aquí, en Europa, nos mantenemos aferrados al modelo G-7/G-8, mientras que años atrás, los Estados Unidos y Canadá tomaron la iniciativa de anunciar la transición hacia el G-20, proporcionando a la organización una mayor medida de legitimidad global. Europa se monta sobre la marcha, pero nunca en el asiento del conductor. ¿Y cómo nos fue en la Cumbre del Clima en Copenhague? ¿No se adoptaron las decisiones clave también sin la participación de Europa? El cambio climático, China, la demografía, la proliferación nuclear, la religión, la primavera árabe, la democracia directa, Facebook y la guerra cibernética – todas estas son cuestiones clave de dramáticos cambios que tienen enormes consecuencias para la seguridad y la estabilidad mundiales, así como para el crecimiento y la prosperidad. ¿Y verdaderamente Alemania no tiene nada en absoluto que decir sobre todo esto? ¿Es que honestamente creemos que las cosas están bastante mal ahora y que más cambios, probablemente, no pueden significar nada bueno? Por favor, no más aeropuertos, se dice, no al menos cerca de nuestros hogares. De hecho, preferimos no tener ningún tipo de construcción a gran escala, nada de líneas férreas del controvertido proyecto ferroviario Stuttgart 21. Nosotros ciertamente no queremos centrales nucleares, pero por favor, ¡nada de líneas de alta tensión, ni turbinas de viento, ni minas de carbón en nuestras comunidades! También preferimos no tener nada que ver con Libia, aunque decimos estar con la OTAN en Libia. Debemos descartar posibles nuevos miembros de la Unión Europea, Turquía es uno de ellos, al igual que rechazamos la ayuda financiera a actuales miembros como Grecia y renunciamos a la solidaridad con los socios de la UE que acumulan refugiados del norte de África. Perder de vista el futuro ¿Es aquí realmente donde queremos estar, el exportador más grande y el campeón de los miembros de la UE, donde ahora nos encontramos? ¿En el apego al status quo? Una cosa está clara: cuando nos centramos casi exclusivamente en mantener el status quo, perdemos de vista el futuro. Sin embargo, el documento fundacional de la República Federal de Alemania, al igual que la Constitución de los EEUU, es un documento anti-status-quo del orden más alto. La Constitución de Alemania, la Ley Fundamental, es absolutamente clara en sus objetivos, aunque muchas personas no tomaran estos objetivos –la superación de la división entre Alemania Oriental y Occidental y el establecimiento de la paz en toda Europa– muy en serio al principio. Desde que llegó la reunificación en 1990, hemos perdido el deseo normativo para cambiar por completo, y desde entonces nosotros, los alemanes, nos hemos vuelto más y más cómodos con el status quo. Esto es muy diferente de EEUU, un país cuyo espíritu anti-status-quo, primero dirigido contra el rey británico, se mantiene en la actualidad, y se expresa en las aspiraciones de John F. Kennedy que cambiaron el mundo o incluso en un George W. Bush. Los principales objetivos, las metas concretas nacionales o europeas, lo que nos puede poner, por ejemplo, en una posición de liderazgo científico y tecnológico o en la vanguardia de la política educativa – tales objetivos por lo general implica ciertos costos. Y no queremos costos, excepto cuando sea necesario para evitar una absoluta catástrofe social, pagados en forma de beneficios sociales. La falta evidente de interés ¿Qué pasaría si la Unión Europea proclamara, por ejemplo, el objetivo de ganar al menos un Premio Nobel más que los EEUU cada año para el 2025? Después de todo, 200 millones más de personas viven aquí en la UE que en los Estados Unidos. Por desgracia, el silencio monótono, la flagrante falta de interés de la mayoría de los alemanes por los proyectos del futuro –como el sistema europeo de satélites Galileo– dejan poco espacio para la esperanza de que podemos utilizar grandes objetivos para estimular el entusiasmo o incluso para ganar votos. Fuera de la arena política, Alemania en realidad muestra un enorme grado de innovación, que el éxito global de nuestro medianas empresas muestra claramente. En otras palabras, no es que no podamos hacerlo si queremos. Sin embargo, la sociedad alemana ha privatizado cosas tales como alcanzar los mayores objetivos posibles, la asunción de riesgos o la innovación. Nuestra economía es fácilmente capaz de mantenerse al día con la competencia global y somos campeones en la producción, pero parece que esta fortaleza del sector privado no se traslada a nuestra política, donde apenas es visible, en su actual y desesperanzador modo de ‘standby’. Sí, aparentemente queremos ser una nación de baja energía. Pero la cercanía de las próximas elecciones que se avecinan no puede y no debe servir como una razón para dejar de lado nuestros objetivos. Si lo hacemos, equivaldrá a infrautilizarnos a nosotros mismos y a nuestros ciudadanos. ¡La política tiene que querer algo! Tiene que querer superar la situación actual, tiene que definir los objetivos por los que vale la pena hacer un esfuerzo, tiene que explicar por qué el temor de Alemania al cambio es miope, y le debe algo importante a las generaciones venideras: perspectivas para el futuro y más allá. DER SPIEGEL. 7-7-2011 China. Diario del Pueblo EEUU debe evitar entrar en conflicto militar con China Los Estados Unidos de América deben evitar entrar en guerra con China, pues cualquier tipo de conflicto militar sería catastrófico para ambos países y la economía mundial en su conjunto, dijo Matthew Harper, capitán de corbeta de la Marina estadounidense, en la última edición de la revista Proceedings del Instituto Naval de los Estados Unidos. Según Harper, a medida que el crecimiento del poderío chino gana la atención del mundo, más tiempo, energía y dinero serán empleados para preguntarse cómo los Estados Unidos contrarrestarán la creciente capacidad militar china. Sin embargo, advirtió que el temor acerca de la percepción de las intenciones militares chinas es “tanto exagerado como improductivo para los Estados Unidos y sus fuerzas armadas” y “concentrarse sólo en la capacidad militar china empaña el desafío crítico de evitar un conflicto sino-americano de resultados catastróficos”. La gran dependencia de los Estados Unidos en cuanto a China significa que un conflicto armado tendría efectos nefastos, observó Harper. Como pocas personas tienen un entendimiento cabal de la magnitud de esa dependencia, Harper citó una lista elaborada por James Fallows, la cual da una cuenta parcial de lo que China produce. Desde computadoras, equipos de telecomunicaciones, aparatos médicos, hasta mercancías deportivas y aparatos de gimnasia, todo lo que puedas imaginar tiene la etiqueta “Hecho en China”. De hecho, cualquier anuncio de actividades militares desencadenaría una espiral descendente en los mercados de valores de todo el mundo, dijo Harper. Tanto Apple como Walmart verían desplomarse los precios de sus acciones. Debido a que aproximadamente un 50% de la población de Estados Unidos posee acciones, la caída de las bolsas haría recordar a los estadounidenses cuánto está su bienestar financiero conectado con China. Mientras tanto, el impacto en la economía global sería instantáneo, advirtió Harper. Apple, junto con otras compañías tecnológicas que dependen de China, se enfrentarían con un desastre y Walmart tampoco saldría bien parado. “Sólo pasarían unos pocos días antes de que los Estados Unidos comenzaran a ver las estanterías vacías en los comercios, y no sólo en Walmart, sino también en otras tiendas y supermercados a lo largo del país. Las empresas que cotizan en el índice de Dow Jones y dependen de las ventas y el crecimiento en China –incluyendo a Alcoa, Caterpillar, General Electric, McDonald’s, y Boeing, para nombrar algunas– registrarían enormes pérdidas. Las compañías orientadas a la tecnología y que cotizan en el NASDAQ perderían aún más valor en sus acciones.” A medida que China se convierte en un rival militar potencial, señaló Harper, la estrategia estadounidense necesita evolucionar más allá del viejo interrogante “¿cómo contrarrestar?” al problema real, que es “¿cómo evitar cualquier tipo de conflicto militar con China?” DIARIO DEL PUEBLO. 8-7-2011