Que haya sido Alemania el país escogido para detener a Puigdemont no es casual. No solo es donde la legislación era más equiparable a la española, en comparación con los subterfugios que ofrece la justicia belga. Es sobre todo la primera potencia europea, y sus intereses pesan como una losa en la UE. Si, como todo parece indicar, Berlín entrega a España a Puigdemont, dará un golpe a la internacionalización del procés en Europa.
La inteligencia alemana colaboró con el CNI en la operación que condujo a Puigdemont a suelo alemán. Los jueces germanos lo han encarcelado, negándole medidas cautelares de libertad. La fiscalía alemana ha pedido que se extradite por todos los delitos de los que España le acusa, incluyendo el de rebelión. Y el gobierno de Merkel ha dado ya, en declaraciones de su portavoz, luz verde a la entrega, alegando que Puigdemont debe ser juzgado dentro de los límites marcados por la Constitución Española.
Parece que Alemania proporciona un apoyo cerrado y desinteresado a España. Pero sabemos que las grandes potencias no dan nada gratis.«Ahora debemos preguntarnos cuál es el precio que España deberá pagar por el apoyo alemán»
García Margallo, ex ministro de Exteriores, se encargó de confesar que el respaldo del gobierno norteamericano a la integridad territorial de España, tuvo que pagarse con el incremento de la presencia militar Española en las operaciones de la OTAN alrededor de las fronteras rusas.
Ahora debemos preguntarnos cuál es el precio que España deberá pagar por el apoyo alemán. Seguramente será un pago “en diferido”, que llegará más adelante, bajo una u otra forma. Pero que nadie dude que se hará efectivo.
A Alemania no le interesa desestabilizar a España, en un momento donde la UE enfrenta serios desafíos. Pero Berlín no va a renunciar a cobrarse caro el apoyo a Madrid, evidenciando como a las grandes potencias les interesa mantener abiertas las heridas contra la unidad para utilizarlas en su provecho.