Dentro del horror, siempre hay un noveno círculo del infierno, uno reservado para las peores atrocidades, para las más execrables iniquidades.

En los cuarenta días de ofensiva militar sobre Gaza, el ejército israelí ha cometido una larguísima lista de flagrantes crímenes de guerra, miles de delitos de lesa humanidad contra la población civil indefensa, tan crueles y brutales como detalladamente documentados. Pero hay uno que de momento ostenta el trofeo del paroxismo, el puesto más alto de la ignominia. El bombardeo y el asalto al mayor centro sanitario de Gaza, el hospital Al-Shifa.

Decenas de bebés muriendo porque no hay electricidad para sus incubadoras. Heridos gimiendo, sin analgésicos, sin antibióticos, sin suministros básicos. Médicos en los quirófanos tratando de salvar vidas mientras se protegen de las ráfagas de disparos. Cadáveres por los pasillos y una enorme fosa común a sus puertas: tras varios días si poder darles entierro por las hostilidades en sus alrededores, y con las cámaras frigoríficas inservibles por la falta de energía, los cuerpos han tenido que ser sepultados en el recinto hospitalario.

Previamente, el Tsahal había asediado el Al-Shifa , donde se refugiaban decenas de miles de personas, convirtiéndolo en una ratonera. Los civiles habían tratado de salir, en grupos y levantando banderas blancas, del recinto hospitalario, tratando de huir de una ciudad de Gaza tomada por las tropas israelíes. Pero nada más cruzar la puerta del centro sanitario eran blanco de las ráfagas del fuego israelí.

No es ninguna excepción: la práctica totalidad de los centros hospitalarios de Gaza han sido duramente atacados por la artillería, la aviación o por los francotiradores israelíes. Mientras las tropas sionistas invadían el Al-Shifa, obligando a todos los varones a salir a la puerta con las manos en alto, desnudándolos y interrogándolos, los proyectiles del Tsahal impactaban contra el hospital de ancianos Al-Wafa, asesinando a su director e hiriendo a médicos y pacientes.

Un supuesto cuartel general de Hamás bajo el hospital.

La excusa del gobierno Netanyahu para colocar al principal centro hospitalario de Gaza en el centro de su diana es la «información de inteligencia» que ha ubicado en su subterráneo el cuartel general de Hamás. Hace semanas, cuando un primer proyectil impactó contra el hospital, matando a medio millar de personas, el portavoz del ejército israelí mostraba a los medios de comunicación una animación informática que mostraba todo un entramado de cámaras y túneles, salas de reunión y depósitos de municiones de Hamás bajo el Al Shifa.

Una recreación por ordenador que irremediablemente recordaba a aquellas infografías de supuestas «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein que el secretario de Estado de G.W.Bush, Colin Powell, mostrara en la ONU para justificar la invasión norteamericana de Irak en 2003.

Como ya ocurrió entonces, las mentiras tienen las patas muy cortas. Hasta alguien tan poco sospechoso de ser propalestino como Trey Yingst -corresponsal de la ultraconservadora y prosionista cadena Fox, empotrado con las tropas del israelíes- desmontaba la versión de Tel Aviv: «Me han enseñado armas (supuestamente de Hamás) en el edificio de radiología, pero ningún túnel». La CNN afirma: “el Ejército de Israel podría haber manipulado el armamento en el Hospital Al-Shifa”

Mucho más crítica ha sido la -tampoco nada sospechosa de ser propalestina- cadena británica BBC, cuestionando las afirmaciones sobre la procedencia de las (pocas) armas encontradas en el el hospital Al Shifa: «Israel no ha presentado evidencia de los túneles. Han permitido a BBC y Fox News grabar en el hospital, pero sólo en las localizaciones determinadas por el ejército. Israel además ha presentado un vídeo (con las supuestas evidencias de las armas encontradas) cortado y editado, con pruebas que no encajan». «Lo que hemos visto no se ajusta a la descripción de Al-Shifa como un centro operacional de Hamás», concluye la BBC.

Un flagrante crimen de guerra

«Es totalmente inaceptable. Según el derecho internacional humanitario, las instalaciones sanitarias, los trabajadores sanitarios, las ambulancias y los pacientes deben ser defendidos y protegidos de todos los actos de guerra”, ha dicho el director general de la OMS, recordando que los “principios de distinción, precaución y proporcionalidad” siguen aplicándose “incluso si las instalaciones sanitarias se utilizan con fines militares”.

En la misma línea se expresaban algunos líderes mundiales como el presidente brasileño, Lula da Silva. «Lanzar bombas donde hay niños, donde hay un hospital, con el pretexto de que un terrorista está allá, no tiene justificación. Nunca he visto una violencia tan brutal e inhumana contra inocentes», ha denunciado el mandatario carioca.

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