«La fecha de la huelga general podría ser fijada el 27 de mayo. También es altamente probable que la semana que viene el Gobierno decida la reforma laboral sin esperar al hoy imposible pacto social. Después vendrá la reforma de las pensiones. Ambas reformas son piezas clave del severo ajuste al que va a ser sometida la economía española para garantizar, a instancias del Directorio Europeo, la estabilidad del euro y, por consiguiente, la problemática paridad entre el dólar y el yuan. Decisivos equilibrios mundiales pasan hoy por la atribulada España»
La remura del calendario y la pauta de las elecciones sindicales sugieren que la huelga será convocada en otoño. Este es el horizonte. A corto plazo, el Gobierno, en situación de soledad extrema, no tendrá graves problemas para validar el ajuste en el Parlamento. CiU, PNV y Coalición Canaria se abstendrán. El PP duda ahora entre el no y la abstención. Y tiene serios motivos para dudar. El Directorio Europeo observará con lupa esa votación. Y el Directorio Europeo (Alemania, Francia, Benelux y norte de Italia) es hoy quien manda en España. (LA VANGUARDIA) EL PAÍS.- Desde la "desaceleración" de 2008 hasta hoy Zapatero acumula medidas a borbotones sin abordar nunca una visión de conjunto. Busca la línea de menor resistencia, funcionarios y pensionistas: ante el rechazo sindical, olvida la jubilación. Hasta ahora intocables las mayores rentas, caerán como otro parche imprescindible y para repintar la fachada progresista. Los bancos, felices en todo el proceso. ZP no piensa ni hace cuentas, decide. Queda su gran habilidad para la maniobra. También la coraza de disciplina impuesta sobre el PSOE. La intervención de Cajasur es una noticia muy negativa para la economía española, para la deuda soberana, para el Gobierno y, cómo no, para el sistema financiero. Los agoreros que vaticinaban quiebras de entidades financieras por la burbuja inmobiliaria dirán que tenían razón, que el sistema financiero español tiene más problemas de los que admite. El efecto de preferir la intervención a una fusión con Unicaja puede acarrear graves consecuencias por la tensa situación que viven los mercados internacionales: puede provocar un efecto dominó sobre el sector financiero e incluso sobre la ya de por sí complicada situación fiscal. Es previsible que la próxima semana aumenten los problemas para la deuda española. Opinión. La Vanguardia Aires de huelga general en España Enric Juliana Es falso que José Luis Rodríguez Zapatero se enterase tarde y mal de la crisis. En verano del 2007, el economista David Taguas, entonces director de la Oficina Económica de la Moncloa, advirtió al presidente de la presencia de unos nubarrones muy inquietantes en el horizonte. Zapatero escuchó a Taguas (hombre vehemente y poco dado a las ambigüedades), tomó nota y optó por el viejo arte del disimulo. Zapatero apostó por el optimismo antropológico, es decir, por la obstinada negación de la palabra crisis, por al menos cuatro razones: para evitar que el discurso negativo sobre la economía secuestrase el debate electoral en ciernes; para insuflar vida a la marca ZP (el líder sonriente que sintoniza con la bonhomía de la gente de abajo, siempre menos pesimista que las élites); para proteger a la banca y a las cajas de ahorros de una ola prematura de pánico que disparase la morosidad (el banquero Emilio Botín se lo agradeció, en septiembre del 2008, con una declaración pública de apoyo), y para mantener en pie la conjunción PSOE-UGT, columna vertebral del Gobierno de España en los últimos seis años. Esa conjunción hoy está rota. Pese a las buenas relaciones personales entre Zapatero y el líder ugetista Cándido Méndez, el sindicato socialista está entrando en ruta de colisión con el Gobierno, empujado por el malhumor social y arrastrado por Comisiones Obreras, sindicato de difíciles equilibrios internos (tres corrientes comparten su dirección) y más autónomo de la esfera política desde su emancipación del menguante Partido Comunista de España. Un dato es fundamental para entender la huelga genera que se avecina. Estamos en año de elecciones sindicales. UGT y CC.OO. se disputan la hegemonía y las cuotas de participación en el entramado institucional. Votan las fábricas. Miles de actos electorales, organizados en sucesivas oleadas, tendrán su punto álgido en otoño. Antes del ajuste de urgencia ordenado a Zapatero por el Directorio Europeo (bajo la atenta mirada de Barack Obama y del Partido Comunista Chino), UGT encabezaba el número de delegados. Desde hace una semana esta tendencia ha comenzado a variar. Un sector del sindicato socialista ya ha comunicado a Méndez que no quiere verse arrastrado al precipicio. Méndez ha tomado nota y ayer envió desde Córdoba las primeras señales: "El sindicato definirá sus propuestas, incluyendo la movilización general, ante la deriva del Gobierno con su plan de ajustes". La fecha de la huelga general podría ser fijada el 27 de mayo, día en que se reunirán los comités confederales de ambos sindicatos. También es altamente probable que la semana que viene (viernes 28), el Gobierno decida la reforma laboral –contratación con despido menos remunerado– sin esperar al hoy imposible pacto social. Después vendrá la reforma de las pensiones. Ambas reformas son piezas clave del severo ajuste al que va a ser sometida la economía española para garantizar, a instancias del Directorio Europeo, la estabilidad del euro y, por consiguiente, la problemática paridad entre el dólar y el yuan, moneda cuya cotización artificial a la baja ha convertido a la industriosa e implacable China en el principal banquero del mundo. Decisivos equilibrios mundiales pasan hoy por la atribulada España. La premura del calendario y la pauta de las elecciones sindicales sugieren que la huelga será convocada en otoño. Un otoño difícil para los socialistas: malestar en la calle, elecciones catalanas y unos presupuestos del 2011 que pueden acabar en batalla campal. Este es el horizonte. A corto plazo, el Gobierno, en situación de soledad extrema, no tendrá graves problemas para validar el ajuste en el Parlamento. CiU, PNV y Coalición Canaria se abstendrán. El PP duda ahora entre el no y la abstención. Y tiene serios motivos para dudar. El Directorio Europeo observará con lupa esa votación. Y el Directorio Europeo (Alemania, Francia, Benelux y norte de Italia) es hoy quien manda en España. LA VANGUARDIA. 22-5-2010 Opinión. El País ZP, callejón sin salida Antonio Elorza En medio del temporal no es bueno cambiar la tripulación. Pero esa advertencia no debe hacer olvidar que, fiel a sí mismo, el presidente Zapatero ha evitado todo reconocimiento de la propia responsabilidad en lo ocurrido. La asignación de la autoría del recorte al ultimátum exterior le permite afirmar que se trató de una decisión dolorosa, ajena a sus convicciones. "Le ha costado mucho", explica José Blanco. Ojeras, vestido de oscuro, gesto grave. Compasión/severidad. Obama le consuela ingresando en la Alianza de Civilizaciones. Como representación, no está mal. Solo que tal actitud resulta censurable, porque ha faltado algo fundamental: una explicación abierta a la opinión de las causas del fracaso y de las dimensiones de la actual caída de la economía española ¿Para qué está TVE? Por supuesto nadie ignora la incidencia de la crisis internacional, ni que fueron las instancias internacionales quienes forzaron el recorte. Pero resulta penoso tener que acudir a la lectura de este diario para apreciar la profundidad de nuestra sima, bordeando un "periodo especial". El discurso oficial se refugia en generalidades y en que toda Europa sufre y recorta lo mismo. Falso. Además, si hemos llegado a ese punto, y con unas dimensiones tales que la situación española se convirtió en la principal amenaza para Europa, es porque desde hace dos años el Gobierno siguió una política económica que estuvo basada en la negativa a reconocer el alcance de nuestra crisis. Confió inútilmente en que llegara el tirón europeo e ignoró la primera de las cuatro reglas al asumir un crecimiento suicida del déficit. No se trató de errores parciales, sino de impericia, agravada por la práctica de una manipulación informativa que se manifestó desde el momento en que Zapatero decreta la inexistencia de la crisis en la primavera de 2008 e impone esa inexistencia a los suyos: recuerdo aún hace dos años en televisión a un profesor de probada lealtad, hoy cargo socialista madrileño, negando con insufrible prepotencia que pudiera hablarse de crisis y menos de recesión. Argumentario manda. Un repaso a las declaraciones de Zapatero lo dice todo, desde la marcha triunfal de enero 2008 -después de la crisis del ladrillo-, cuando se vanagloriaba del sorpasso económico a Italia y esperaba alcanzar pronto a Alemania, siguiendo con la cascada de augurios optimistas, engañosos e infundados, para terminar con el coche eléctrico. Ese es ZP. Hace tiempo que le dediqué dos artículos de títulos contradictorios: La insoportable levedad de un presidente y El bulldog (apelativo made in Suso de Toro). Ambas caracterizaciones siguen siendo válidas. Elegida una opción, con frecuencia de forma poco reflexiva, Zapatero traza una línea política que sobrevuela la realidad, la justifica con palabras seguras, se niega a considerar todo elemento negativo por importante que sea, y la mantiene a toda costa, salvo que una variable externa se lo impida (intransigencia de ETA en el "proceso de paz", Merkel-Obama ahora). Del bulldog destaca el empecinamiento al aferrar la presa, también la mala vista. Encubrir es otra cosa: veremos cuánto resulta "el cinco por ciento" funcionarial. Algo anticipó José Blanco… en La noria, para desdramatizar. Siempre maniobras. Desde la "desaceleración" de 2008 hasta hoy Zapatero acumula medidas a borbotones, ahora una por semana, sin abordar nunca una visión de conjunto. Busca la línea de menor resistencia, funcionarios y pensionistas: ante el rechazo sindical, olvida la jubilación. Hasta ahora intocables las mayores rentas, caerán como otro parche imprescindible y para repintar la fachada progresista. Los bancos, felices en todo el proceso. ZP no piensa ni hace cuentas, decide. Ni socialdemocracia ni racionalización. Queda su gran habilidad para la maniobra. También la coraza de disciplina impuesta sobre el PSOE. Sustituirle será casi misión imposible. La defensa del propio liderazgo es para Zapatero un fin esencial, su fin. En el PP se habla de elecciones, ahora indeseables. Sugerencia utópica: el PSOE ha de plantearse, en cuanto amaine, el relevo en el vértice. Una gestión equilibrada de la crisis, y los intereses del partido, de la izquierda, del país, no deben ser sacrificados a la ciega confianza en sí mismo de quien tanto yerra. Así como la debilidad de Rajoy es el pilar de la supervivencia de Zapatero, la obstinación de este abre la puerta a un PP que se distancia del conservadurismo eurooccidental por su complacencia en la propia corrupción, la tosquedad y unilateralidad de sus planteamientos económicos y, en fin, por la mentalidad agresiva exhibida tanto al ejercer la oposición como en la sórdida partida de caza al juez Garzón. ¿Qué hacer? Opinión La peor noticia en el peor momento I. de Barrón La intervención de Cajasur es una noticia muy negativa para la economía española, para la deuda soberana, para el Gobierno y, cómo no, para el sistema financiero. Los agoreros que vaticinaban quiebras de entidades financieras por la burbuja inmobiliaria dirán que tenían razón, que el sistema financiero español tiene más problemas de los que admite. Sin embargo, la situación no es comparable con la que han vivido Reino Unido, EE UU, Holanda o Irlanda, donde han quebrado los bancos más importantes. Cajasur supone apenas el 0,6% de los activos del sector. Y aun así, el efecto de preferir la intervención a una fusión con Unicaja puede acarrear graves consecuencias por la tensa situación que viven los mercados internacionales: puede provocar un efecto dominó sobre el sector financiero e incluso sobre la ya de por sí complicada situación fiscal. Es previsible que la próxima semana aumenten los problemas para la deuda española. Por eso, la decisión de los sacerdotes-consejeros de pedir la intervención del Banco de España es de una irresponsabilidad mayúscula. La caja cordobesa tenía que negociar una reducción de plantilla y una rebaja de salarios porque sus trabajadores y directivos cobran más que los de Unicaja. Pero en Cajasur tienen presente que en la intervención de CCM no ha habido ni un solo despido. La diferencia es que en ese caso no hay solapamiento de oficinas con la entidad absorbente, Cajastur. La caja cordobesa ha quedado al margen de los acuerdos entre el presidente Zapatero y Mariano Rajoy sobre el sistema financiero. En aquella reunión convinieron que PP y PSOE colaborarían para acelerar las fusiones, pero Cajasur -y su estructura jerárquica- no es de este mundo. La situación de la entidad, prácticamente en bancarrota, pone de manifiesto el anacronismo que supone que la Iglesia controle una entidad de ahorro con 19.000 millones en activos y 14.500 millones en depósitos. Tras este episodio no faltarán quienes acusen al Banco de España de falta de autoridad. Lo cierto es que lo intentó todo hasta el final: Unicaja aceptó la fusión, prolongó los plazos acordados, y la entidad casi quebrada, Cajasur, se negó a firmar cuando ya parecía todo atado. Caerán palos sobre el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que cometió errores con CCM. Ahora queda lo peor: pagar los errores de gestión de Cajasur, con un agujero inmobiliario y de morosidad cercano a los 2.000 millones. El supervisor tiene la alternativa de trocear la entidad, con un mayor coste laboral: sea como sea, son pésimas noticias para Zapatero, para la banca española y tal vez incluso para el euro. EL PAÍS. 22-5-2010