La dana ha provocado una catástrofe humanitaria que nos conmueve y nos llama a la acción. Lloramos a 219 víctimas mortales, y buscamos a 93 desparecidos. Decenas de miles de personas lo han perdido todo, y muchas localidades carecen todavía de servicios básicos.
La prioridad absoluta es apoyar a las víctimas para que puedan rehacer sus vidas. Hoy todavía se lucha por recuperar los cuerpos de muchas víctimas y encontrar a los desparecidos, por garantizar productos básicos a la población afectada, por despejar y limpiar zonas sumidas en la catástrofe…Esto es lo que debe estar en primer plano.
Al mismo tiempo, el panorama a medio-largo plazo es desolador. La dana ha arrasado un tejido de 54.000 empresas, lo cual compromete el futuro económico y social de toda Valencia. No basta con socorrerles en el momento de mayor necesidad. No podemos bajar los brazos hasta que las personas y las localidades afectadas recuperen sus vidas.
Ahora es el momento de la Unidad y la Solidaridad.
Es el momento de la UNIDAD, de aparcar las diferencias, de remar todos en la misma dirección.
Cuando la situación sigue siendo crítica para cientos de miles de personas, cuando la crisis no ha sido superada y queda tanto por hacer, NO ES EL MOMENTO de perder ni un ápice de energía, ni de fuerza, ni de tiempo, en el enfrentamiento político o en el cruce de acusaciones.
Cuando todavía estamos enfrentando los trágicos efectos de la dana, la división y el enfrentamiento multiplica el desasosiego. Estamos contemplando como la ultraderecha pretende instrumentalizar la indignación para generar división social en el momento en el que necesitamos estar más unidos. No es el momento del barro político.
Es el momento de la SOLIDARIDAD, de unirnos solidariamente para retirar el barro de las calles y la llegada de las ayudas.
Es totalmente legítima y justa la indignación que sienten miles de ciudadanos, y la exigencia de responsabilidades políticas por la inacción ante la catástrofe o por decisiones que han perjudicado gravemente a la población. Se deberá investigar a fondo y depurar todas las responsabilidades. Tiempo habrá para exigir que los que han gestionado la crisis rindan cuentas cuando esta catástrofe haya sido superada, y los afectados puedan volver a sus vidas.
El camino lo han señalado los miles y miles de voluntarios, muchos de ellos jóvenes, que desinteresadamente han impulsado una marea de solidaridad, por encima de las diferencias para concentrar todos los esfuerzos en ayudar a las víctimas.
No podemos permitir que un cruce de acusaciones o exigencias de dimisión genere división, desviando nuestra atención de lo principal.
Todas las administraciones, gobierno central, Generalitat y ayuntamientos, deben trabajar conjuntamente para enfrentar esta catástrofe, movilizando todos los recursos necesarios.
Ahora es el momento de la Unidad y la Solidaridad.