Atravesamos la tercera ola de la covid-19. Nuestro país se enfrenta a una gravísima crisis sanitaria, en la que está en juego la salud y la vida de los ciudadanos, y que además tiene severas repercusiones sobre las condiciones socioeconómicas de amplios sectores de la población. Ante esta situación, no cabe otra respuesta que la Unidad y la Solidaridad.
Necesitamos unidad y solidaridad para vencer al virus, para proteger la sanidad y a los trabajadores sanitarios que nos cuidan del colapso de los hospitales y las UCIs, para salvar miles de vidas. Pero también necesitamos unidad y solidaridad para proteger de la miseria a los sectores más vulnerables, a miles y miles de familias con todos sus miembros en paro, a los trabajadores pobres o en ERTE. También es imprescindible la unidad y la solidaridad para salvar de la ruina a tantas y tantas pequeñas y medianas empresas, a tantos autónomos, a la hostelería y los pequeños comercios de nuestros barrios.
No es el momento del enfrentamiento político, de la división sectaria, del politiqueo con la pandemia, con las medidas sanitarias o el ritmo de vacunación. Es normal e inevitable que hayan diferentes criterios y opiniones sobre la gestión del gobierno central, del ministerio de sanidad, de las comunidades autónomas, de los ayuntamientos, de los cargos políticos de uno y otro color. Pero debe cesar el intercambio de artillería, la bronca incesante, que en estos momentos le hace el juego a la pandemia.
Ahora es el momento de aparcar las diferencias y remar todos en la misma dirección: la de poner la salud de la gente por encima de todo, la de no dejar a nadie atrás, la de salir todos juntos de ésta.
Ahora es el momento de una actuación conjunta y coordinada contra la pandemia, que coja firmemente las recomendaciones sanitarias y científicas. Ahora es el momento que todos los partidos y cargos públicos, independientemente de su ideología y posición política; independientemente de su tamaño, distribución territorial o peso institucional, den un paso al frente y se presenten con declaraciones unitarias ante la población, impulsando medidas básicas y comunes basadas en la evidencia científica, que protejan la vida, la salud y el bienestar económico de todos.
Ahora es el momento de la unidad entre comunidades autónomas, entre regiones y nacionalidades. Ahora es el momento de unidad y cooperación entre administraciones públicas.
Ahora es el momento de la solidaridad con los más vulnerables, con los más golpeados por la pandemia o por la crisis económica y social que nos azota. Es el momento de proteger a las rentas más bajas, a los que han de elegir entre pagar el alquiler, encender un calefactor o llenar el frigorífico. Es el momento de la solidaridad con la hostelería o con la pequeña tienda de toda la vida.
Nos han dicho muchas veces que hay que elegir entre medidas enérgicas contra la pandemia y no perjudicar a la economía, entre la bolsa y la vida, pero esa dicotomía es falsa. Queremos la vida y queremos la bolsa.
La pandemia sanitaria y las consecuencias económicas y sociales están intrínsecamente relacionadas y exigen también una respuesta integral, no respuestas parciales y que cada una vaya por su lado. Si debe haber cierres, o incluso nuevos confinamientos domiciliarios por varias semanas, debe hacerse con ayudas directas a los sectores afectados.
Hay recursos para ello. España es un país con enormes fuentes de riqueza, que concentran un pequeño puñado de bancos, monopolios y grandes fortunas. Si se redistribuye de forma justa esa enorme riqueza, sí es posible esa respuesta integral que proteja la salud pública al tiempo que mantiene a salvo a los sectores vulnerables, que armonice lo sanitario y lo socioeconómico.
Con Unidad y Solidaridad, con la redistribución de la riqueza, sí es posible salir de la tercera ola, y de la triple pandemia, más fuertes y mejores como país y como sociedad. Pongámonos a conseguirlo.