Con la pandemia, hemos comprobado la onerosa factura que nos impone la jibarización de la industria.
España es el país de la UE con mayor caída del PIB durante 2020 -hasta un 10,8% menos-, y que más tardará en recuperar los índices económicos prepandemia. Está estrechamente relacionado con la mayor dependencia del turismo y el menor peso de la industria.
¿Cuáles son las perspectivas para los próximos años? Lejos de anticiparse una recuperación, algunos estudios advierten del peligro de una nueva “década negra” para la industria en España. El Observatorio de Formación Profesional de CaixaBank Dualiza y Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad anuncia que la industria podría perder en España más de 200.000 empleos hasta 2030. La población ocupada aumentaría en 1,3 millones, pero la que trabaja en los sectores industriales disminuiría en 218.000 ocupados.
Lo que se traduciría en una nueva caída del peso de la industria en el PIB. En 1980 ascendía al 25,9%… ahora se ha reducido al 12,6%, menos de la mitad.
No es una maldición global. En Alemania la industria representa el 29,1% del PIB, y la media de la UE es del 17,5%, cinco puntos más que en España.
El problema está en las imposiciones que, desde hace cuatro décadas, nos han obligado a liquidar parte de la industria nacional, o a entregar otras a precio de saldo al capital extranjero.
España necesita un plan de reindustrialización, impulsando sectores punteros, de alto valor añadido. Para construir una industria nacional que impulse un desarrollo autónomo, creando empleos fijos y con buenos salarios.
Este sería el mejor destino posible para los fondos europeos, y una inversión estratégica.