El terremoto provocado por los 16,5 millones de ciudadanos que el 20-D manifestaron su rotundo rechazo a los recortes sigue marcando la política española. Esta es la razón de que el Rey haya propuesto finalmente a Pedro Sánchez, y no a Rajoy, como candidato a la investidura, encomendándole la tarea de formar gobierno. Mucho más allá de la valoración sobre el carácter del PSOE, esta es una noticia que confirma la cada vez mayor influencia política del viento popular levantado contra el saqueo impuesto por la troika, y que crea mejores condiciones para que se abra paso la alternativa de un gobierno de unidad contra los recortes.
Desde el mismo día de las elecciones, se han multiplicado las presiones para intentar imponer una alternativa de gobierno enfrentada a la voluntad mayoritaria expresada en las urnas.
La Comisión Europea o la cúpula del Ibex-35, los servicios de estudios de los principales bancos norteamericanos y alemanes o los grandes medios de comunicación españoles… Todos los grandes centros de poder nacionales e internacionales han difundido que “frente a la inestabilidad política” la solución pasaba por una “gran coalición”. Es decir, un pacto entre PP y PSOE, respaldado por Ciudadanos, que ofreciera al nuevo gobierno una amplia mayoría parlamentaria para, a pesar de los resultados del 20-D, seguir ejecutando el grueso principal de los mandatos de la troika. «Debemos pasar a la ofensiva porque hay muchas mejores condiciones para que se abra paso la alternativa de un gobierno de unidad contra los recortes»
La renuncia, por dos veces, de Mariano Rajoy a presentarse como candidato a la investidura, a pesar de haber sido el partido más votado, evidencia las dificultades a que esta alternativa se enfrenta.
No se trata, como algunos afirman, de una “estrategia política” de Rajoy. Simplemente, tras los resultados de las generales, un gobierno encabezado por el PP, principal ejecutor de los recortes en los últimos cuatro años, se enfrenta a un rechazo social mayoritario.
Ha sido el avance del viento popular contra los recortes lo que ha creado una nueva correlación de fuerzas política que ha “empujado” al Rey a proponer a Pedro Sánchez, y no a Rajoy, como candidato a formar gobierno.
Lo que se puso de manifiesto en el mismo discurso con el que el el candidato del PSOE aceptaba someterse a la investidura. Anunciando su intención de formar “un gobierno de cambio, progresista y reformista”. Y proponiendo, entre otras medidas, la derogación de la reforma laboral, la defensa de “las pensiones presentes y futuras” o el rechazo a ejecutar nuevos recortes en sanidad y educación.
Sabemos que un gobierno presidido por Pedro Sánchez cumplirá con los plazos de reducción del déficit marcados por la UE, o garantizará la participación de España en las misiones ya comprometidas con la OTAN.
Pero para poder formar una mayoría de gobierno estable, Pedro Sánchez se ve obligado a recoger en su programa algunas de las demandas de la mayoría social que rechaza los recortes.
Las presiones, nacionales e internacionales, para que ese gobierno, en caso de formarse, garantice el cumplimiento de los mandatos del hegemonismo y la oligarquía van a redoblarse.
Pero quien en los hechos está marcando el terreno de juego donde la partida de la formación del nuevo gobierno debe jugarse es el avance del viento popular contra los recortes.
Estas son unas condiciones políticas inmejorables para hacer avanzar la exigencia de un gobierno de unidad contra los recortes.
El 20-D una amplia mayoría, el 70% de los votos, más de 16,5 millones, apoyaron a las fuerzas que durante la campaña se enfrentaron a los recortes ejecutados por el gobierno de Rajoy.
Lo que se traduce en una mayoría absoluta de diputados que permitiría formar un gobierno estable que represente a esa mayoría social.
Desde De Verdad hemos defendido la formación de un gobierno de amplia unidad contra los recortes, que se fundamente en un acuerdo entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, y al que puedan incorporarse otras fuerzas como IU.Ahora es el momento de defender con más fuerza un gobierno como este, que pueda ser expresión de la mayoría social que rechaza los recortes.
Conocemos el carácter de las fuerzas que necesariamente deben encabezarlo y tenemos importantes diferencias con ellas. El PSOE ha sido la “pata izquierda” del bipartidismo hegemonista y oligárquico. Ciudadanos acata las draconianas condiciones que Alemania, a través de la UE, nos impone. Y Podemos ha “recortado” su programa para remarcar que “debemos pagar la deuda”, o establecer que “la OTAN y el euro son ineludibles”.
Pero mucho más allá de eso, sus votantes y bases se posicionan claramente contra los recortes y por un cambio real. Por eso un gobierno como este generaría mejores condiciones para avanzar en la lucha contra los recortes, y sobre todo para la acumulación de fuerza en el seno del pueblo frente al saqueo que pretenden imponernos.
Quien lo impida o dificulte estará actuando contra la voluntad de sus votantes. Cuando la dirección de Podemos acusa a Ciudadanos de ser “una sucursal del PP”, impone vicepresidencias y ministerios en un futuro gobierno, o insiste en levantar como bandera “el derecho a decidir”, está en los hechos poniendo más difícil la posibilidad de formar un gobierno de unidad contra los recortes.
Es el momento de tomar la iniciativa. Para exigir un gobierno que represente a la mayoría social que el 20-D expresó su rechazo a los recortes que pretende imponernos la troika.
Y para unir en torno a una línea basada en la redistribución de la riqueza, la defensa de la soberanía nacional, la ampliación de la democracia y la unidad del conjunto del pueblo trabajador de toda España.