En respuesta al incendiario ataque israelí contra su consulado en Damasco, el pasado 1 de abril, y en una más que esperada represalia, Irán ha lanzado más de 300 drones y misiles contra Israel que sin embargo han tenido un efecto limitado, al haber sido interceptados en un 99% por la «cúpula de hierro» israelí. Todas las miradas están ahora en la previsible represalia de Netanyahu y en el papel de EEUU, en una espiral que pone todo Oriente Medio al borde de una gran conflagración de alcance imprevisible, y que pone en gravísimo peligro la Paz Mundial.
Es la primera vez que Irán lanza un ataque directo sobre suelo israelí. Pero se trata de una represalia tras seis meses de contínuas provocaciones y agresiones de Netanyahu contra Teherán. Desde el 7 de octubre, el gobierno más ultrasionista y belicista de la historia de Israel no sólo se ha lanzado a fondo a masacrar la Franja de Gaza y a sus dos millones de habitantes, asesinando a más de 33.000 personas, el 70% de ellos mujeres y niños, sino que ha lanzado contínuos ataques a sus vecinos, a las posiciones de Hezbolá en Líbano o Siria, o contra capitales como Damasco, siempra apuntando a Irán. Buscando provocar un incendio a gran escala que obligue a EEUU a intervenir con fuerza en Oriente Medio.
Pero el pasado 1 de abril, Tel Aviv decidió cruzar un rubicón en sus esfuerzos pirómanos. Un misil destruyó en Damasco la residencia del embajador iraní en la capital siria. Era el ataque más letal desde 2021,mató a destacados militares iraníes, entre ellos tres comandantes de la Guardia Revolucionaria Una ofensa que Teherán no podía obviar.
Los siguientes días el régimen de los ayatolás clamó venganza, asegurando que infligiría el “máximo daño” por al ataque en Damasco, y tanto EEUU como Israel pusieron a sus fuerzas en la región en estado de máxima alerta. Sin embargo, a pesar de las declaraciones de venganza, todo parece indicar que las autoridades iraníes han tratado de calibrar muy bien su respuesta.
Hay numerosos indicios de que Teherán informó de sus intenciones a varios vecinos de Israel -a Irak y a Jordania, por cuyo espacio aéreo han cruzado los 300 drones y misiles- para que pudieran advertir a Tel Aviv y Washington, minimizando así el riesgo de escalada. Incluso ha sido posible seguir a los proyectiles en directo durante buena parte de su trayectoria. También se ha dado a conocer por fuentes diplomáticas turcas que Irán avisó a EEUU a través del gobierno de Erdogan de que su ataque a Israel se limitaría a una represalia, y estaba tácitamente «pactado» con Washington.
Fruto de esto, la inmensa mayoría de los proyectiles iraníes han sido interceptados, causando múltiples destroizos materiales y lamentándose sólo una víctima mortal.
De hecho Irán ha declarado que «da por concluída su represalia» y Israel ha reabierto su espacio aéreo ―que cerró antes de la medianoche― y los cazabombarderos que derribaron decenas de misiles fuera de territorio israelí van volviendo a la base.
Es preciso exigir a todos los actores internacionales, especialmente a EEUU y a la UE, que impidan a Israel una nueva escalada armada que añada más pavesas al ya altamente explosivo escenario de Oriente Medio.
Todas las acciones deben estar encaminadas a imponer un alto el fuego en Gaza y la apertura de corredores humanitarios que puedan ayudar a una población civil en situación límite, así como a conseguir la distensión entre Israel y sus vecinos. Justo lo contrario de lo que parecen pretender los pirómanos de Tel Aviv… y de Washington.