La Unión Europea pretende elaborar un «código de conducta» a las ONG que realizan labores de salvamento en el Mediterráneo, a las que acusan de «favorecer o potenciar» la inmigración irregular por salvar miles de vidas en peligro en el mar.
Una hipócrita e ignominiosa actitud a la que se ha sumado el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.
«Hay que concienciar a las ONG de que se está para ayudar y no se está para favorecer o potenciar la inmigración irregular, cuando esa inmigración irregular está dando lugar a que corran peligro en el Mediterráneo», dijo Zoido para apoyar la medida que estudia la Comisión Europea, sobre la creación de un código de conducta para controlar la actuación de las organizaciones que rescatan embarcaciones de migrantes y refugiados en medio del Mediterráneo. No es la primera insidia de este tipo: las organizaciones humanitarias han sufrido los ataques verbales de Frontex -la agencia europea de control de fronteras- o de las autoridades italianas. «Algunas ONG podrían recibir financiación por parte de los traficantes y sé que hay contactos entre ellos», llegó a decir el fiscal de Catania.
Los buques de las ONG se suelen situar en el límite de las 12 millas de las aguas territoriales libias, para reducir al máximo el número de naufragados en una travesía -la del Mediterráneo Central, desde Libia hasta la isla italiana de Lampedusa- que se ha cobrado 13.000 vidas desde 2014, y 1.889 en lo que va de año. En eso se justifican los ministros de la UE para su ignominiosa acusación a las ONG de «facilitar la tarea a las mafias» y «generar un efecto llamada».
La indignación ha encendido a las organizaciones humanitarias y a amplios sectores de la opinión pública. «Las declaraciones de Zoido demuestran su ignorancia sobre lo que pasa en el Mediterráneo: estamos sacando del agua a la gente que deberían rescatar los Estados miembros», dice Paula Farias, de Médicos Sin Fronteras. «La UE no destinó los fondos que pedía Italia [el operativo Mare Nostrum] sabiendo que esto traería miles de muertos. Continuó llegando cada vez más gente», dice indignado Óscar Camps, director de la ONG catalana Pro Activa Open Arms. «Desde que hay más ONG, hay más ojos. Vemos que ocurrían muchas más muertes de las que cuentan las cifras oficiales y eso no les gusta», añade Camps. Por eso «han iniciado esta campaña en contra de nosotros, a la que se ha unido Zoido».
Las ONG denuncian que las intenciones de la UE de controlar y limitar sus actividades buscan «crean un límite para que no nos podamos acercar a la zona donde pretenden enviar a la guardia costera libia, a la que financian barcos y armas». «Los Estados miembros, con la operación Sofía, buscan devolver a estas personas a un país del que huyen», denuncia Farias. Una vez capturados y devueltos a Libia, esos mismos guardias pagados por Europa «torturan, violan, y ajustician de forma sumaria» a esas personas.
«El discurso del ‘efecto llamada’ es miserable porque pone sobre la mesa el debate de dejar que la gente se ahogue o rescatarlos. Si alguien piensa que, porque no haya una operación de salvamento, van a descender las salidas de Libia es que no entiende en absoluto la base de este problema», sostiene Farias. Para estas personas, «lanzarse al mar no es una opción». «La UE y Frontex creen que dejando morir a unos miles de refugiados generarán un efecto disuasorio sobre quienes quieren huir», añade Camps.
La respuesta de MSF a la ponzoña de Zoido ha llegado en forma de video en la que desmontan sus argumentos. «Enviamos barcos de rescate porque las personas morían al ritmo de una guerra. Si estuvieras al lado de una persona que se está ahogando, ¿qué harías?», dice el video.