Más de 130 días de huelga en la planta de Acerinox en Los Barrios (Cádiz)

Acerinox: la huelga más larga de España

Frente a las amenazas de la multinacional, los trabajadores de Acerinox resisten gracias a su unidad y a la solidaridad de sus vecinos del Campo de Gibraltar. Exigen lo elemental: un convenio justo que no les haga perder poder adquisitivo, y unos horarios y planificación que les permitan vivir.

Cuatro meses, 130 días y 130 noches. Y siguen sumando. Es lo que llevan los 1.800 trabajadores de la multinacional Acerinox -junto con otros 200 de las subcontratas- luchando contra la dirección de una empresa que tuvo el año pasado más de 53 millones de beneficios, pero que se niega a actualizar los salarios, y a rebajar los draconianos turnos de trabajo que impone a sus obreros.

Pero ellos aguantan el pulso, acampados en la fábrica. Les apoyan sus familias y una campaña de donaciones en el Campo de Gibraltar para la Caja de Resistencia.

¿Qué mueve a 2000 familias de Los Barrios, cerca de Algeciras, a mantener la huelgamás larga de todo el país en estos momentos. Dos reivindicaciones salen de la boca de sus trabajadores.

La primera es el pan. «Muchos siguen creyendo que los trabajadores industriales somos unos privilegiados. Pero si alguna vez fue así, ya no. Hace unos cuatro años el salario medio superaba los 2.000 euros. Ahora, si pasa de 1.600 al mes das saltos de alegría», afirma Antonio Torrejón, portavoz de los trabajadores y secretario de la Caja de Resistencia. «Nosotros sólo pedimos la actualización del IPC, la tenemos en el 2% desde hace más de 15 años y ya va por el 8%, es una locura que cobremos lo que cobramos con el nivel de precios que hay».

«Y estamos hablando de una multinacional que ha llegado a declarar 2.000 millones de euros de beneficios anuales y siempre dice que la factoría de Algeciras es deficitaria, que hay que ajustar turnos, salarios», apostilla. Por ejemplo, los trabajadores de Acerinox estuvieron fundiendo el metal de la cubierta del nuevo Bernabéu, unos trabajos por los que la empresa obtuvo unos 228 millones de euros de ingresos. Pero ahora sólo declara 53 millones de beneficios.

La segunda reivindicación no es menos importante: la vida. La multinacional impone unos horarios y planificación draconianos e incompatibles con la planificación familiar.

«Lo que proponen es una barbaridad, es inhumano. Que te puedan llamar para trabajar según sales del turno de noche. Que te puedan llamar en vacaciones, en los días libres. Quieren poder llamarnos en cualquier momento, a cualquier hora. Eso es cargarse la conciliación, la vida familiar. Es una esclavitud», dice Antonio.

Hay más reivindicaciones. Los obreros exigen un complemento «de calidad» por productividad equivalente al 30% del salario base, y que la multinacional reconozca un plus por «trabajo tóxico, penoso y peligroso» que cualquiera puede comprobar que se corresponde con las condiciones de la fábrica.

La dirección de Acerinox se enroca en posiciones intransigentes y lanza una batería de amenazas. «Han vuelto a decir lo de siempre, que habrá ERE, ERTE cuando la actividad vuelva, que no habrá más inversiones, que se pueden llevar la planta a Marruecos», dicen los trabajadores a coro. Una amenaza nada baladí en un Campo de Gibraltar con más de un 60% de tasa de paro.

«Dijeron lo mismo en 1977, en 2001, en 2004, y cada vez que hay una negociación. Siempre están con lo deficitario, con ajustar costes, salarios, turnos pero si tanto dinero pierden cuesta entender que la planta lleve 50 años funcionando a todo trapo aquí», apostillan los obreros.

Frente a las amenazas de la empresa, la unidad de los trabajadores, que en una votación asamblearia decidieron por 1.200 votos (el 67% de la plantilla) mantener la huelga y la acampada.

Les arropa además la solidaridad de la comarca y de los obreros de otras industrias de la zona, que se han visto en las mismas. Todos apoyan la Caja de Resistencia, imprescindible para un pulso que todavía se adivina largo.

«El primer mes, muchos resistieron mal que bien, todavía pudieron cobrar algo pero a partir del segundo, ni un euro de ingresos», dice Torrejón, presidente de esta hucha. «Al principio tuvimos que ayudar, con alimentos, a unas 17 familias. Ahora, con más de 120 días de huelga, esa cifra se ha multiplicado por cuatro o cinco».

Pero la ayuda llega. «Un local cercano nos manda pizzas cada noche. Unas compañeras organizaron un pase de modelos benéfico y recaudaron 5.000 euros, una residencia de mayores de Málaga nos ha mandado también lo que han podido recaudar». Otro particular se ofrece a repartir bombonas de butano a los que no pueden comprarlas ya.

«Nos han aportado algún dinero de la Coordinadora de Trabajadores del Metal, en la Bahía de Cádiz, y de todos los partidos políticos, hasta del Partido Popular en el Campo de Gibraltar», dicen con asombro y una sonrisa socarrona los trabajadores de Acerinox.

«Se está haciendo duro, pero después de 130 días no podemos ceder ahora y tirar todo por la borda. Vamos a resistir hasta ganar», afirman con determinación los obreros.