Tras casi año y medio desde la intervención de la economía portuguesa y de las medidas de ajuste aplicadas por el gobierno, los únicos resultados han sido una población cada vez más empobrecida y una economía en profunda depresión, siguiendo el camino de Grecia.
En este tiempo el paro ha aumentado en 300.000 personas, el salario medio se ha situado entre los 700 y 800 euros y el salario mínimo en 475 euros. A la vez, los impuestos no han dejado de subir, el IVA al 23%, el transporte público se ha disparado, ir al médico de cabecera cuesta 5 euros y 20 euros acudir a urgencias. A los recortes en el gasto público se ha sumado la reforma laboral, la eliminación de festivos, el aumento de la jornada laboral para los trabajadores del sector público, la eliminación de pagas extras a los funcionarios y pensionistas, los recortes en educación y sanidad públicas, el pago por circular por las autovías del Estado,… Y el futuro no es más alentador. Según las previsiones del FMI, la economía portuguesa se contraerá un 3% en 2012, el paro rozará el 16% y, mientras, el consumo interno cae casi un 6% anual y los ingresos el Estado están por los suelos.El sábado 15 de septiembre una marea humana de más de un millón personas, según cifras de la propia prensa portuguesa, salía a la calle en 40 ciudades en una convocatoria a través de las redes sociales, y a la que se sumaron los partidos de izquierda y los sindicatos, bajo el lema: “Que se joda la troika. Queremos nuestras vidas”. En ella, los organizadores proponían una huelga general popular que pare por completo Portugal que finalmente ha sido convocada por los sindicatos y las organizaciones populares para el próximo 24 de noviembre.En Lisboa, 500.000 personas, gritaban: “los ladrones están ahí dentro” al llegar a la sede de la Asamblea de la República y apelaban a la policía a detener a los diputados; en Oporto alrededor de 150.000 manifestantes exigían la dimisión del gobierno a la vez que se pedía una ¡Huelga Ibérica ya!, reclamando que las luchas de Portugal y España se unifiquen en un mismo frente de combate contra la Troika, el FMI y Berlín. «La lucha del pueblo portugués ha obtenido un triunfo sin paliativos» Lo mismo que ocurría en Coimbra, donde 20.000 personas gritaban que “España, Grecia, Irlanda y Portugal nuestra lucha es la misma”. Y así, decenas de miles más se manifestaban en las calles de Viseu, Braga, Setúbal, Aveiro, Guimaraes, Bragança, Évora, Vila Real… en la movilización más importante desde la caída de la dictadura y del triunfo de la Revolución de los Claveles.Una movilización histórica, tanto por su extensión y masividad como por sus consecuencias políticas, al obligar al gobierno a retroceder. Una primera e importantísima victoria del movimiento de masas contra los planes del hegemonismo, que pone de manifiesto la colosal fuerza del 90% de la población cuando se une y se moviliza en torno a un objetivo común. El comunicado hecho público tras la movilización por la Asociación de las Fuerzas Armadas portuguesas no ha hecho sino echar gasolina al fuego de la lucha popular. En él se afirma que la Asociación de Oficiales reitera la “más cordial solidaridad con todos los portugueses que sufren el peso de los terribles sacrificios que se están imponiendo”. Expresando su rechazo a que el pueblo portugués “debamos aceptar la imposición de sacrificios para conseguir una supuesta solución” que nunca llega y que siempre pagan los mismos, “mientras que al mismo tiempo, ya sea en Portugal o en otro lugar, se acumulan riquezas sin límite, evitando que otros puedan obtener salarios justos”. La lucha del pueblo portugués ha obtenido un triunfo sin paliativos. De un solo golpe, ha obligado a retroceder al gobierno, ha abierto importantes fisuras en éste, ha fortalecido la confianza en sus propias fuerzas y ha comprobado en la práctica que cuando el pueblo se une y se moviliza contra sus auténticos enemigos (la Troika y un gobierno vendepatrias), éstos no son ni todopoderosos ni imbatibles.