Agosto se ha saldado hasta ahora con siete récords históricos en la cotización del mercado mayorista de electricidad. Hoy lunes 30 de agosto, el atraco eléctrico pulveriza las anteriores marcas llegando hasta las 124,45 euros por megavatio hora (MW/h). ¿Estamos, como dice el gobierno, ante las consecuencias ineludibles de las fluctuaciones del mercado? ¿O este intolerable atraco a los bolsillos de la población tienen su causa en la voracidad monopolista? He aquí 7 medidas que -sobre la base de castigar los intereses de las grandes eléctricas, actuando sobre los mecanismos que les permiten saquear al 90%- sí podrían bajar drásticamente el precio de la luz
El precio del recibo de la luz para un usuario medio se disparó un 42% en los siete primeros días de junio con respecto a esa misma semana del año pasado, según datos de Facua-Consumidores en Acción.
En julio superó nuevamente el precio y en agosto otro récord…
La factura eléctrica es ya el doble que hace 15 años, y España es el segundo país europeo con la luz más cara alcanzando precios tan abusivos que genera serios problemas en muchos hogares y empresas para poder pagarla.
La rebaja del Iva al 10% en la factura de la luz, parece haber sido aprovechada por las eléctricas para procurarse mayor tasa de ganancia. El recibo sigue subiendo y aún se quedan mayor porcentaje del total.
Es necesario Y posible si hay voluntad política, bajar drásticamente un precio que saquea las familias y lastra comercio e industria, encareciendo todas las mercancías.
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1.- Reducción drástica del IVA.
El Gobierno habajado el iva al 10%. Perfecto. Demostración de que era posible. Pues hay que bajarlo aún más y de forma permanente.
Los impuestos indirectos, sobre el consumo, penalizan siempre a las rentas más bajas.
Una recaudación fiscal justa debe ceñirse a los impuestos sobre la renta, patrimonio y beneficios. Que pague más quien más gana, de manera proporcional.
Además la electricidad es un bien de primera necesidad. Vital para las familias y para la industria.
Debe tener un iva mínimo del 1 o 2%, lo imprescindible para que queda reflejado el consumo para las estadísticas de la Contabilidad nacional. Ni un céntimo más.
Lo que se deje de recaudar en impuestos se puede compensar con la participación del Estado (así ocurre en la mayoría de países) como accionista de las grandes empresas eléctricas, percibiendo así parte de sus beneficios.
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2.- Cambio en la ley que fija los precios de venta.
Actualmente la eléctricas compran en subastas diarias la energía producida de 5 formas: fotovoltaica, eólica, hidráulica, nuclear y combustibles fóslies (gas, petróleo, carbón). Cada una se vende a un precio, tiene un coste distinto de generación. Y la diferencia es en ocasiones hasta un 20% más barata en algunas de las renovables en época de viento o abundante sol… Pero la actual ley está redactada a medida de los monopolios y les permite vender toda la energía tomando como base el precio que les costó la más cara mas cara de estas cinco.
Obtienen así una superganancia que supera los 5.000 millones de euros anuales.
La ley debe cambiar y fijar que la base para calcular el precio de venta se establezca en proporción a lo que realmente han pagado por los diferentes lotes de energías subastados.
3.- Eliminar el pago por “déficit de tarifa”.
Este concepto se suma en la factura como un recargo por supuestos perjuicios causados en el pasado a la industria de la energía al fijar el gobierno unos límites de precios. Es evidente que aún habiendo existido tal perjuicio, están sobradamente resarcidos. Dado que llevan una década declarando beneficios multimillonarios es evidente que no ha lugar a tal subvención.
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4.- Suprimir el pago por el alquiler del contador
Con ese concepto se nos añade un gasto que amortizan sobradamente. El último cambio de contadores no fue motivado porque éstos dejaran de funcionar, sino por una modernización que les supone a las Eléctricas un coste de mano de obra en la lectura mensual al hacerla digital. Además los consumidores ya pagamos este servicio a través de los peajes en un concepto de las facturas que se denomina: “retribución a la actividad de distribución”.
Además dada la larga vida últil de los contadores, quedan sobradamente amortizados y aún se siguen cobrando.
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5.- Que el Estado entre en el accionariado de las grandes compañías
Así recuperará via dividendos, lo que deja de ingresar en impuestos por bajar el IVA sobre el consumo de electricidad. Esto es lo más habitual en el resto de naciones. Garantizan además así la supervisión de un sector estratégico para toda la nación.
Francia, Estados Unidos, Holanda, Suecia, Australia, Italia, Suiza, Japón…, cuentan con compañías eléctricas con participación pública. ¿Por qué España no?
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6.- Crear una empresa pública que compita con mejores precios.
España es el segundo país desarrollado con menor peso público en la generación de electricidad, solo tras Portugal, obligado a vender su participación en la eléctrica pública EDP por exigencias de la Troika para pagar el recate de 2010.
El Mundo gira en otra dirección en este campo: solo el 38% de la potencia eléctrica instalada o en construcción en el planeta está en manos completamente privadas.
Y 32 de las 50 mayores empresas del sector eléctrico tienen participación pública: China, Venezuela, México, Rusia, Canadá (Hydro-Quebec, 100% propiedad de ese Estado), Brasil, Italia, Suecia…..
En estas naciones el precio de la electricidad es más barato porque el factor público en competencia en el mercado hace bajar los precios.
Otro factor que rebaja el precio es que no se constituyan monopolios. En el caso de España existe un oligopolio de cinco grandes que controlan el mercado y por tanto los precios.
Un estudio de la OCDE concluye que la concentración: “Es un obstáculo para la competencia, e indirectamente también para la inversión en energía renovable. Una mayor competencia restringe el poder del mercado y evita el abuso, permitiendo la entrada de empresas que se aventuran en las tecnologías eléctricas renovables”.
En el país capitalista por excelencia, Estados Unidos, conviven cerca de 2.000 compañías eléctricas de titularidad pública con 49 millones de clientes.
Así que la propuesta de una empresa pública de energía es claramente razonable. De hecho el gigante Endesa ya era público antes de malvenderla el gobierno de Aznar. Y sigue siendo público… pero controlada desde Roma porque el primer accionista de Endesa es la Empresa Nacional de Electricidad de Italia. Sin comentarios…
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7.- Hacer accionistas a pequeños inversores.
El Estado puede reservarse un 51% del capital de una empresa pública, el resto debe venderse en participaciones a pequeños o medianos productores de renovables. También a las grandes empresas consumidoras de energía como las grandes factorías productoras de Aluminio, Acero… Y deben acceder también al accionariado de esa empresa pública las coperativas de comercialización y consumo de energía.
Esta sería la mejor garantía de que sería una fuente de ahorro y de redistribución de una riqueza que se generaría de forma rentable, nacional y al servicio de los intereses de la mayoría.