La clase obrera y el pueblo trabajador nos enfrentamos a la determinación con la que la Troika, el gran capital monopolista español y el gobierno de Rajoy están dispuestos a mantener por encima de todo lo que han logrado en todos estos años de recortes y reformas laborales.
Desde el FMI a la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y la OCDE al Banco de España o la banca y los grandes grupos del IBEX-35 exigen a un gobierno sumiso del PP que “cumpla sus compromisos”, mantenga y profundice las reformas laboral y de las pensiones, los recortes salariales y la devaluación del poder adquisitivo de los pensionistas.
Solo con la unidad amplia del conjunto del pueblo trabajador es posible hacerles frente.
Necesitamos la unidad sindical que garantice la unidad de acción en todo el país, capaz de movilizar al conjunto de sectores de la clase obrera y el pueblo trabajador y unifique las luchas.
Frente a los enemigos, son más las reivindicaciones comunes que unen a todas las organizaciones sindicales que las diferencias. Las grandes centrales sindicales CCOO y UGT y los sindicatos de ámbito estatal como USO y CGT, los sindicatos sectoriales, sindicatos independientes o de profesionales se enfrentan a la reforma laboral, a la pérdida de derechos laborales y la primacía de los convenios de empresa, al empleo precario y los bajos salarios y a la pérdida del poder adquisitivo de las pensiones.
¿Qué razón hay para actuar divididos y mantener dividida la lucha del pueblo trabajador?
Necesitamos la unidad sindical y esta ha de ser una de las exigencias de este Primero de Mayo, para generar un movimiento de unidad de acción, incluso una Huelga General, capaz de lograr de inmediato:
-Subir los salarios y pensiones por encima del coste de la vida.
-Derogar la Reforma Laboral que consagra la precariedad en el empleo y los salarios.
-Recuperar derechos y el poder de los convenios superiores frente a los de empresa.
Derogación de la reforma laboral
La reforma laboral es la “madre de todas las reformas”. La que ha permitido al gran capital nacional y extranjero crear un nuevo mercado de trabajo en el que la precariedad es un factor estructural.
Un mercado laboral de bajos salarios y empleo temporal y parcial y despido libre que multiplica la explotación para los trabajadores y los superbeneficios para los bancos y monopolios.
Gracias a la reforma laboral, el despido es aún más libre y gratuito.
En el último año los trabajadores hemos pedido entre un 3.8% y un 5,4% de poder adquisitivo.
Los trabajadores “pobres”, con salarios de supervivencia, son una nueva categoría que alcanza el 15% del mercado laboral.
Los cambios en la negociación colectiva, privando los convenios de empresa frente a los de ámbito superior, han provocado una eliminación masiva de derechos laboral, y quebrado la capacidad de lucha de los sindicatos.
Mientras que se ha fortalecido el poder de la patronal de las grandes empresas, con capacidad para decidir, pácticamente sin límites, sobre todo los aspectos de las condiciones de trabajo (jornada laboral, horas extras, vacaciones, descansos, peligrosidad, etc.).
Fortalecer el papel de los sindicatos y su carácter de clase
Quebrar a los sindicatos ha sido uno de los objetivos fundamentales de la reforma laboral. ¿Dónde estaríamos sin la lucha de los sindicatos?
A pesar de los múltiples errores de las direcciones sindicales (especialmente de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT) y su “desaparición” o actuación de “baja intensidad” en momentos decisivos durante toda esta crisis, son absolutamente necesarios en la lucha por las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera y el pueblo trabajador.
Frente a los ataques de los representantes y gestores del gran capital nacional y extranjero, y a las leyes que limitan su capacidad de actuación y de lucha (como en la negociación colectiva o en el ejercicio del derecho de huelga), hay que cerrar filas, defenderlos y fortalecerlos y ampliar la afiliación sindical.
Y al mismo tiempo, frente a la burocratización, a la falta de unidad, a la falta de firmeza para hacer frente a las imposiciones y recortes a los trabajadores, hay que trabajar en el seno mismo de los sindicatos por fortalecer su carácter de clase y la firmeza en la lucha y las reivindicaciones. Profundizar la democracia, basada en las asambleas de base, que dé más capacidad de decisión a los afiliados y trabajadores en los centros de trabajo.
Trabajar por la unidad sindical y de acción.
En definitiva, desarrollar desde la unidad en el seno de los sindicatos una corriente de clase, unitaria y democrática con base en las asambleas de trabajadores.
La lucha de los estibadores frente a los intentos por imponerles la reforma laboral es un ejemplo de la fuerza que con una línea de clase se puede conseguir.
Redistribuir la riqueza
Sí es posible revertir los cambios estructurales del mercado de trabajo impuestos por las últimas reformas laborales, acabar con la rebaja salarial, la precariedad del empleo y la devaluación de las pensiones.
Para eso es necesario poner una parte sustancial de los recursos que ahora se apropia en su único beneficio el 1% más rico (bancos y monopolios y grandes fortunas de dentro y fuera de España) al servicio de los intereses generales del país y de la inmensa mayoría de los ciudadanos que la producen.
Y eso sólo es posible con la aplicación de políticas que redistribuyan la riqueza. Tales como: la imposición de un salario máximo de 10.000 euros para que nadie cobre menos de 1.000; una reforma fiscal progresiva para que bancos, monopolios y grandes fortunas paguen un Impuesto de Sociedades del 50% y hasta un 75% en el IRPF; o recuperar el dinero de los rescates bancarios y mantener una gran “Bankia” pública al servicio de la economía nacional y la creación de empleo de calidad, haciendo un Fondo Especial de Fomento del Empleo de 100.000 millones de euros.