El PSOE gana las elecciones, es la fuerza más votada con 120 escaños, pero se debilita perdiendo 800.000 votos respecto al 28-A pasando de 7,5 a 6,7 millones de votantes. El PP se recupera, gana 22 escaños y alcanza los 85 escaños. Vox se dispara duplicando sus escaños convirtiéndose en tercera fuerza política y superando al PP en varias provincias. Podemos cae pasando de los 42 a los 35, los morados que ya había perdido 25 escaños en mayo pierden de nuevo medio millón de votos. Cs. en caída libre, se hunde perdiendo 47 diputados y 2,5 millones de votos, desapareciendo en 13 comunidades autónomas. Se amplia el mapa político con la llegada de Mas País que irrumpe con 3 escaños y Coalición por Melilla y Teruel existe en representación de la España vaciada logran representación con un escaño y dos senadores haciendo historia.
La campaña electoral dibuja un nuevo escenario político con una recuperación del bipartidismo con un nuevo jugador Vox. A pesar del desgate las fuerzas progresistas suman 12 millones de votos .PP y Vox no suman mayoría a pesar de la polarizacion que ha supuesto la violencia en Cataluña
ERC se corona como fuerza más votada en Cataluña pero pierde dos escaños. La sentencia del procés no da la mayoría al independentismo que pierde 200.000 votos. ERC queda primero pero por un escaso margen en votos y escaños sobre el PSC que es la fuerza más votada en Barcelona
La aritmética electoral empieza hacer cálculos de posibles pactos y acuerdos que desbloqueen el país. Sin embargo no estábamos ante una segunda vuelta que persiguiese “corregir los resultados” para “romper el bloqueo y formar gobierno”. Quienes han forzado nuevas elecciones el 10-N no buscaban solo una “ligera corrección” a su favor de los resultados del 28-A. Sino dar un golpe de consecuencias estructurales en el modelo político.
Y las fuerzas que nos han llevado del 28-A al 10-N son mucho más poderosas que “una clase política irresponsable” e “incapaz de alcanzar acuerdos”.La recesión en Alemania amenaza a España con la necesidad de nuevos recortes. Anticipando que el desfase del déficit requerirá un “ajuste” que puede alcanzar los 30.000 millones. Necesitan un gobierno que asegure no solo persistir en la senda de los recortes sino llevarla más allá. Un modelo político pensado, no para facilitar la formación de gobierno, sino para permitir que se constituyan los gobiernos que los grandes centros de poder necesitan para ejecutar los recortes, frente al rechazo social que generan.