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La política española es un verdadero ‘Juego de Tronos’

2018/6/8

El viernes 1 de junio, los españoles observaron cómo se hizo la historia. No fue solo que el primer ministro español, Mariano Rajoy, fue expulsado, perdiendo un voto de censura provocado por un escándalo de corrupción, sino que también después de 40 años de democracia fue la primera vez que el Congreso cambió la administración. Además, es la primera vez que el partido del primer ministro no tiene una mayoría, así como la primera vez que el primer ministro no tiene un asiento en el Congreso y, finalmente, también es la primera vez que hay un primer ministro que no tiene la presidencia del Congreso.

En menos de una semana, la situación política cambió 180 grados. Hoy en día, un viejo viajero no podría reconocer la nueva España. De hecho, el espectador se sentiría como si los guionistas de ‘House of Cards’ o ‘Game of Thrones’ con un bolígrafo mágico estuvieran escribiendo el ‘argumento de Game of Moncloa’. Están todos los elementos de una producción de Hollywood: el héroe y sus aliados, la banda de los malos, las personas que esperan que el héroe aparezca en la pantalla, las conspiraciones. Pero ¿qué pasa con este llamado Mr Handsome, es él el nuevo héroe? Bueno, al menos podemos estar seguros de una cosa: su biografía es tan impresionante que le quitaríamos el sombrero.

En 2015, Pedro Sánchez intentó llegar a la Moncloa y fracasó porque el líder del partido socialista no obtuvo el apoyo de los dos nuevos partidos, PODEMOS, y Cs. Debido a sus respectivos intereses políticos y electorales, los dos líderes, Pablo Iglesias y Albert Rivera, demostraron ser incompatibles a investir a Sánchez como presidente del Gobierno. Después de las elecciones generales de 2016, ya pesar de lograr el peor resultado electoral en la historia de su partido, y solo con 84 diputados socialistas, Sánchez quiso volver a intentarlo. Pero no le permitieron la mayoría de los presidentes regionales y referentes socialistas, que terminaron forzando su renuncia como secretario general en el convulsivo comité federal el 1 de octubre de 2016. Como resultado, y sin tener que facilitar con su voto la investidura de Mariano Rajoy (líder derechista) con la abstención decidida por el presidente de la gestora de su partido, Sánchez también optó por renunciar a su escaño en el Congreso.

Contra todo pronóstico, Sánchez recuperó el cargo de secretario general del partido socialista en las primarias el 21 de mayo de 2017, es decir, hace un año, cuando muchos ya lo habían tomado por muerto políticamente: «nadie daba un céntimo por mi candidatura», admitió.

El primer ministro Pedro Sánchez no es solo un fénix que se levanta de sus cenizas sino también un subproducto político de la convulsión europea. La crisis financiera mundial en 2008 trajo a Europa un nuevo escenario. Una creciente movilización social a través del continente contra la gestión de la crisis por parte de los gobiernos y sus efectos sobre los ciudadanos.

Las protestas eran comunes a casi toda Europa, pero sus ideologías, intensidad y efectos variaban en los países. En general, los países acreedores como Alemania, Holanda, las naciones escandinavas, estaban en un lado de la balanza, mientras que los países del sur de Europa e Irlanda estaban en el otro lado. Francia y el Reino Unido sufrieron la crisis pero no llegaron a un estado de bancarrota. La situación económica dio lugar a nuevos partidos con una comprensión menos convencional de las soluciones económicas y políticas, mientras que los partidos tradicionales se unieron para hacer frente a la nueva amenaza.

Específicamente, el movimiento antiausteridad en España, también conocido como el Movimiento 15-M, comenzó el 15 de mayo de 2011, cerca de las elecciones locales y regionales. Los manifestantes protestaron por los profundos recortes en el bienestar, el alto desempleo, los políticos españoles y sus prácticas corruptas, las instituciones políticas disfuncionales y su sistema bipartidista. Como resultado, la crisis en los partidos tradicionales llevó a nuevos partidos a entrar en el círculo nacional. Con Cs y PODEMOS, el sistema bipartidista se convirtió en un sistema multipartidista. La característica central de los dos partidos recién nacidos es su postura ideológica no convencional. No se definieron ni como derechistas ni como izquierdistas.Por lo tanto, los últimos acontecimientos en España no deberían sorprender a nadie, ya que el hilo de trama data de hace siete años. Además, el primer ministro Pedro Sánchez está compartiendo el enfoque con el gobierno italiano en estos días. Sin embargo, no son iguales. La institución multipartidaria de España no ha provocado un fenómeno que se asemeje al Movimiento Cinco Estrellas de Italia, y mucho menos a un partido antiinmigrante de extrema derecha similar a la Liga. El euroescepticismo tampoco es una fuerza en España. Es una medida del consenso pro-europeo en Madrid que Pedro Sánchez ha prometido abrazar el presupuesto restringido para 2018 que fue aprobado recientemente.

Muchos se preguntan qué sucederá después en España, pero nadie se atreve a adivinar. De todos modos, lo cierto es que el nuevo gobierno socialista debe actuar rápidamente. No hay tiempo para un período de transición. En algunos días, casi 1,500 personas dejarán el cargo y los recién llegados entrarán. El partido saliente seguirá una política de desgaste desde el primer día para forzar las elecciones nacionales anticipadas. El nuevo primer ministro necesita prepararse para luchar o estos siete años esperando un cambio terminarán de un vistazo.

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