La USAID en Bolivia

La CIA y su aparato de intervención en Bolivia

El ministro de la presidencia boliviana, Juan Ramón Quintana, aseguró este martes que se ha ratificado «la tramposa injerencia polí­tica que ha llevado adelante la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en Bolivia», tras revelaciones que hizo la periodista Eva Golinger, sobre documentos desclasificados de la CIA.

La eriodista y abogada Eva Golinger, indicó en el programa En Vivo desde el SUR, que gracias a la Ley de Acceso a la Información, que permite desclasificar documentos, ella junto al investigador y periodista estadounidense Jeremy Bigwood, solicitaron documentación sobre las actividades de las diferentes agencias de Estados Unidos (EE.UU) en Bolivia. La periodista explicó que en el marco de ese plan, la USAID ha venido realizando un programa para «fortalecer los partidos polí­ticos», donde desde el año 2006 hasta el 2008 han dado «capacitación, entrenamiento en los procesos polí­ticos y electorales, como lo fueron la Asamblea Constituyente y los referendos ilegales, del año pasado, de autonomí­as en la zona de Media Luna».De igual manera Golinger denunció que en los documentos «hablan especí­ficamente de ciertas figuras indí­genas que quieren utilizar para luego volver a inyectarlas en las comunidades y que ellos promuevan la agenda de Estados Unidos».Ante ello, el ministro de la presidencia boliviana, Juan Ramón Quintana, manifestó que «esta denuncia que ha hecho Eva, confirma y ratifica lo que nosotros habí­amos denunciado en los últimos tres años».El Gobierno boliviano ha rechazado «la estrategia de asfixia polí­tica que impulsó USAID en Bolivia, instalándose en los departamentos de la Media Luna (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando)», dijo.De igual manera, el ministro afirmó que estas estrategias de EE.UU son una muestra de la permanente hostilidad que el Gobierno boliviano, y en definitiva, el proceso de transformaciones y de cambios liderados por el presidente Evo Morales, ha experimentado en los últimos añosPero al mismo tiempo, Quintana fue tajante al afirmar que estos hechos reafirman el compromiso del Gobierno de Bolivia con los movimientos sociales, con la ciudadaní­a.»Reafirma nuestro compromiso para llevar adelante la gran enmienda histórica en Bolivia y ese compromiso pasa no solamente por la descolonización, sino por una lucha incesante, inclaudicable, contra el imperialismo», aseveró Es por ello que, según indicó el ministro boliviano, «la denuncia que acaba de hacer Eva Golinger justifica la petición de las organizaciones sociales de la ciudad del Alto, para expulsar a USAID de esta importante ciudad, que por supuesto constituye uno de los bastiones más firmes de este proceso de transformaciones».El ministro Quintana adelantó que esta con esta documentación, presentada este martes por Golinger, «prácticamente se habrí­a concluido la fase de acumulación de pruebas» y permitirá denunciar ante la comunidad internacional «las actitudes antidemocraticas, injerencistas e imperialistas del Gobierno de los Estados Unidos».El arribo de Morales al sillón presidencial prendió los focos rojos en Washington, que incluso antes de que aquél asumiera, ya habí­a diseñado planes de desestabilización para Bolivia. Pero las acciones encubiertas recrudecieron después de que Evo nacionalizara el petróleo y el gas natural.Cuando la administración Clinton diseñó el Plan Colombia a mediados de 1999, la intención de Estados Unidos era llevar a cabo un proceso de vietnamización en el corazón de América del Sur. Desde entonces, el epicentro del plan expansionista de Estados Unidos en el área ha sido Colombia. Al intervenir en el conflicto interno colombiano, Washington buscaba un pie de playa para proyectarse,posteriormente, hacia otros paí­ses de la región.Entonces, Evo Morales, un lí­der cocalero del Chapare, todaví­a no «pintaba» para presidente de Bolivia. Pero el auge de la lucha de masas del campesinado boliviano propició la caí­da del «gringo» Sánchez de Losada y, tras un breve interregno en el Palacio Quemado, llegó al gobierno Evo Morales.El arribo de Morales al sillón presidencial prendió los focos rojos en Washington, que incluso antes de que aquél asumiera, ya habí­a diseñado planes de desestabilización para Bolivia. Pero las acciones encubiertas recrudecieron después de que Evo nacionalizara el petróleo y el gas natural.El año pasado, en la coyuntura previa al referendo revocatorio del pasado 10 de agosto, el gobierno de Morales denunció que el paí­s estaba en el «umbral» de un golpe de Estado. Según él, la ultraderecha, con apoyo de Estados Unidos, estaba llevando a cabo «una guerra económica cruel», como parte de un plan de desestabilización que, mediante la inflación y carestí­a, buscaba «tumbar al indio».En medio de los llamamientos del alcalde derechista de la ciudad de Santa Cruz, Percy Fernández, para que las Fuerzas Armadas derroquen a Evo Morales, el presidente se reunió en Palacio con el subsecretario de Estado norteamericano, Thomas Shannon.Durante 20 minutos, Evo le exhibió pruebas de la injerencia del embajador estadunidense en La Paz, Philip Goldberg y funcionarios de la Agencia de Cooperación Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).Entre las pruebas estaban algunas curiosas sugerencias del embajador Goldberg a grupos opositores de derecha. Las mismas figuraban en correos electrónicos, interceptados por la inteligencia boliviana, donde el diplomático enviaba mensajes desestabilizadores.En particular, el presidente Morales denunció que la USAID tiene «copada» buena parte del paí­s con «programitas» que podrí­an ser útiles en la preparación de una asonada. Con el cinismo habitual propio de un subsecretario de Estado para América Latina, el halcón Shannon protegió a Philip Goldberg, y dijo que era «el mejor embajador que Estados Unidos podí­a tener en La Paz».Sobre los trabajos de desestabilización de la USAID en América Latina hay acumulados cientos de metros de información. Creada por el presidente John F. Kennedy en 1961, la Agencia de Cooperación Internacional mantuvo siempre nexos estrechos con la Agencia Central de Inteligencia. Incluso, se ha llegado a calificar como el «brazo legal de la CIA».También se sabe que tiene convenios de «colaboración» con el Pentágono para diseñar programas cí­vico-militares en los paí­ses donde opera. Se trata de programas de «control civil», que «es mejor manejar», dicen los propios documentos de la USAID, desde «agencias civiles».

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