Aires de bronca entre populares y Ciudadanos

El enfrentamiento entre el PP y Ciudadanos pone en tela de juicio su pacto

El clima de enfrentamiento entre el Partido Popular y Ciudadanos amenaza con romper el pacto de gobierno que ambos venían manteniendo. Los reproches mutuos entre ambos partidos vienen recrudeciéndose desde el 21D, fecha de las elecciones en Cataluña. El PP trata de atacar el ascenso naranja con acusaciones de financiación irregular, en una comisión del Senado donde solo estan ellos.

Los trapos sucios no paran de volar entre ambos partidos. En Génova llevan tiempo preocupados por el crecimiento de un partido emergente que les roba cada vez más votos por el centro. Los nervios se han disparado tras el 21-D -con la debacle de Albiol y el triunfo de Arrimadas- y con la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas de 2019, para las que falta poco más de un año.

Hartos de ver como la formación de Rivera les come la tostada, el PP decidió pasar a la ofensiva. Aprovechando el informe que el Tribunal de Cuentas publicó a finales de diciembre y en el que se afea al partido naranja la recepción de pagos en especie por valor de 14.000 euros en 2015, los conservadores decidieron utilizar la Comisión de Investigación sobre la Financiación de Partidos del Senado. Se trata de una comisión creada por el PP en la cámara alta -en clara revancha por la creación de la Comisión Bárcenas en el Congreso- y que solo cuenta con senadores populares. El resto de los partidos del Senado se retiró para no participar en la pantomima.

El mismo partido que tiene una condena en firme por la financiación ilegal de su propia sede de Génova, el partido de la Gürtel, de la Púnica o de la Lezo (casos en plena efervescencia que apuntan a las cúpulas del PP valenciano y madrileño, y cuanto menos a la complicidad de la dirección nacional) y de 60 causas más por corrupción en toda España; el partido de los sobres de Bárcenas, el que formatea ordenadores antes de que los inspeccione el juez… usa esa comisión para acusar a Ciudadanos de falsear sus cuentas. Llamando a declarar como «testigos» a los portavoces de las plataformas nacidas en el seno de la formación emergente y que son críticas con la dirección naranja. O a Carlos Delgado, autor del libro Rivera es un lagarto de V. «Queremos conseguir lo mismo que algunos quieren conseguir haciendo muchas comisiones de investigación que perjudican al PP», ha admitido el portavoz del PP, Pablo Casado. No hay más preguntas, señoría.

Desde Ciudadanos contraatacan con un tono cada vez más belicoso. «Entendemos que el PP esté nervioso por el invierno judicial que está atravesando, su mal resultado en Cataluña y su caída en las encuestas», dijeron al principio, cuando las declaraciones contra los naranjas las hacían los mamporreros habituales (Hernando, Maíllo o Casado). Ahora la cosa llega al cuerpo a cuerpo entre Rajoy y Rivera. «Si Rajoy tiene palabra, habrá pacto de investidura. Si Rajoy miente a los españoles, no continuará», dijo el líder de Ciudadanos en los pasillos del Congreso, en referencia a los casos de corrupción.

Estos aires de bronca entre PP y Ciudadanos se producen al mismo tiempo que se generan acercamientos hace poco insospechados, con la dirección de Unidos Podemos negociando con la formación naranja para lograr reformas concretas de la Ley Electoral que la doten de una mayor proporcionalidad. Se ha creado una coyuntura favorable para volver a impulsar aproximaciones entre PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, para derribar muchas medidas del PP, en la perspectiva de formar un gobierno de progreso que destierre a Rajoy de la Moncloa. Nunca es tarde para eso.

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